La gente se cree que somos ricos». Luis Galindo, propietario de la Administración de Lotería número 10 de Segovia, se ha planteado venderla en vista del panorama. Ya son 17 años los que llevan estos negocios sin que Loterías y Apuestas del Estado suba las comisiones que cobran. Una parálisis que está a la cabeza de las protestas que han iniciado Galindo y loteros de toda España y que amenazan con repetir el 22 de diciembre, el día del sorteo del Gordo. La plataforma 'Loteros en la lucha', que los agrupa, ha anunciado que «no vamos a parar hasta que el último punto de España sepa la situación tan lamentable que vive nuestro gremio».
Galindo abrió en el 2000 su administración, situada en la avenida Vicente Aleixandre. El barrio de Nueva Segovia ha sido testigo del millón de euros que repartió de un quinto premio de la Lotería de Navidad o de los dos millones con los que la Bonoloto sonrió más recientemente a un cliente suyo. Hoy, sin embargo, su 'whatsapp' no está lleno de felicitaciones sino de mensajes de otros loteros con los que comparte el mismo hartazgo. «Para lo que quiere el Estado somos privados y para lo que no quiere públicos», se queja el propio Galindo, quien recuerda que no tienen permitido vender ningún otro producto: «Mientras, los bares, los quioscos o los estancos que están autorizados como puntos de venta no tienen ninguno de estos impedimentos. Hasta Loterías y Apuestas del Estado nos hace la competencia a través de su página web».
Esta sociedad estatal, apunta Loteros en la Lucha, ingresa alrededor de 2.000 millones de euros al mismo tiempo que los administradores se quedan con un cuatro por ciento de las ventas de la Lotería de Navidad y entre un cinco y un seis por ciento del resto de juegos. «En el conjunto de España, el Gordo supone de media el 37 por ciento de la facturación de todo el año pero para mí, el 47. Además estoy de alquiler, tengo una empleada, ahora está el tema de la subida de la luz, hacemos la imprenta a muchas asociaciones para Navidad para que no se vayan a otro lado...», enumera Galindo. Recuerda también que manejan elevadas cantidades de dinero. «Todos los riesgos son para nosotros y la gente se cree que vendemos muchísimo, pero de 3.000 euros, por ejemplo, no nos queda demasiado».
GASTOS. En opinión de Mercedes Senovilla, responsable de la Administración número 2 de Cuéllar, «la situación es insostenible». «Estamos trabajando con las comisiones de 2004, pero los gastos son los de 2021. Hablamos de márgenes muy bajos. Por cada euro de Primitiva vendido, nosotros percibimos cinco céntimos y en la Lotería de Navidad, nuestro producto estrella, la comisión es aún más baja. Por cada 20 euros€ que vale un décimo nos quedan 80 céntimos. Y son retribuciones en bruto. De ahí tenemos que pagar como cualquier negocio el alquiler, la luz, la seguridad social y nóminas de los empleados, los seguros… Y una cantidad muy importante en concepto de seguridad, porque desde Loterías y Apuestas del Estado nos obligan a cumplir unas condiciones muy férreas», argumenta Senovilla.
Entre los proyectos que baraja la sociedad estatal figura premiar la productividad, es decir, dar más comisiones a quienes más venden. «Esto sería un desastre absoluto porque hay unos pocos establecimientos famosos que concentran la mayor parte de las ventas del país. Supondría la muerte de las administraciones de barrio, de pueblo, de provincias pequeñas… ¿Nos quejamos de que se cierran negocios de barrio por el modelo de negocio de los gigantes tecnológicos como Amazon, y ahora el Estado quiere hacer lo mismo con la red de administraciones de loterías?», se pregunta esta lotera cuellarana.
La perenne inestabilidad de Loterías y Apuestas del Estado tampoco contribuye a resolver el conflicto. «Cada vez que hay un cambio de Gobierno cambia la presidencia y hay que empezar de cero, pero ellos sí se suben el sueldo», lamenta Senovilla. Y todo en un momento en el que se encuentran en auge las casas de apuestas. «Lo nuestro son sitios abiertos, y no cerrados como los de ellos, y nuestros premios no son tan momentáneos. Dicen que cuanto más momentáneos sean los premios, más adictivo se vuelve el juego», señala Fuencisla Maroto, de la Administración de Lotería número 1 de Segovia, también de acuerdo con las reivindicaciones de Loteros en la Lucha. «Los administradores de loterías no son ricos. Esto hay que trabajarlo», concluye.