Cocina del siglo XV

Agencias-SPC
-

El recetario español más antiguo, considerado un ejemplo de «'marketing medieval'», se exhibe por primera vez al público

El ‘Libre de Sent Sovi’, todo un compendio culinario de los siglos XIV y XV. - Foto: Rober Solsona

Platos muy alejados en muchos casos de los gustos culinarios actuales, algunos de ellos con mucho azúcar y con hasta 15 especias, pero también otros que siguen vigentes como las natillas o los buñuelos de queso, integran el recetario más antiguo de España y uno de los más antiguos de Europa. Toda una joya de la cultura culinaria que ahora, gracias a la Universidad de Valencia, podrá ser contemplada por expertos y profanos, de la mano de la exposición Gastronomía Medieval. El Llibre de Sent Soví y la cocina en los siglos XIV y XV, que acaba de abrir sus puertas en el Centre Cultural La Nau y que exhibe por primera vez al público el mencionado Llibre de Sent Soví.

El manuscrito, escrito en valenciano, data de principios del siglo XV (aunque se cree que su versión original fue redactada en 1324) y contaba con un prólogo que podría considerarse en la actualidad como parte de una estrategia comercial para aportarle más valor.

En este apartado se atribuye la  redacción de la obra a un encargo de un «misterioso y legendario rey inglés», un dato que, según los historiadores, es improbable y podría haber sido una estrategia de «marketing medieval» para dotar de prestigio al recetario, tal y como explica Ester Alba Pagán, vicerrectora de Cultura y Sociedad de la Universidad de Valencia.

 La muestra incluye numerosas piezas de cerámica, utensilios propios de la época medieval en la que se ambienta la obra. La muestra incluye numerosas piezas de cerámica, utensilios propios de la época medieval en la que se ambienta la obra. - Foto: Rober SolsonaEl libro contiene una amplia variedad de recetas, señala Pagán, quien resalta que el volumen refleja el uso abundante de azúcar en preparaciones saladas, como la carne, lo que evidencia un «alarde culinario», ya que tanto este ingrediente como las especias eran productos de lujo entonces.

Una de las elaboraciones más llamativas es el pollo con azúcar, que, en palabras de la vicerrectora, puede recordar a la combinación de sabores de la mostaza y la miel, presente en la gastronomía actual.

De todos estos elementos se extrae que se trataba de un recetario destinado a la nobleza, con platos sofisticados y muy complejos de ejecutar, que no formaban parte de la alimentación popular.

Entre los elementos más curiosos de la exposición figura un huevo de hace 600 años.Entre los elementos más curiosos de la exposición figura un huevo de hace 600 años. - Foto: Rober SolsonaPagán asevera que, además de su contenido culinario, el propio libro era un «objeto de prestigio», concebido no solo como una recopilación de recetas, sino también como un símbolo de estatus que circulaba entre las élites aristocráticas y, por tanto, su distribución respondía a la estructura jerárquica de la época, en la que la gastronomía era un reflejo del poder y la distinción social.

La muestra se organiza en tres secciones -Cocina para leer. Los recetarios y sus ingredientes; Fogones medievales. La cocina como espacio de trabajo y creación; y Comer juntos en la Edad Media. El universo de la mesa- y reúne piezas procedentes de 23 museos y archivos de España y Europa, incluyendo utensilios de cocina, cerámica dorada, libros de cuentas de banquetes y restos de alimentos medievales.

Ese es precisamente el caso de uno de los elementos más llamativos del montaje: un huevo de gallina del siglo XV, procedente de una excavación. Unos obreros que cerraron la bóveda de la Basílica de Alicante se lo dejaron mientras comían allí. «Lo agujerearon por la parte de abajo, se lo bebieron y lo tiraron, con la gran suerte de que cuando se cerró no se había roto y estaba la cáscara entera», destaca el comisario de la exposición y catedrático de Historia Medieval, Juan Vicente García Marsilla.

El ritual de la comida

La exhibición también demuestra que comer era «un auténtico ritual» no exento de diferencias entre clases sociales. «En la Edad Media, convertían la comida en una liturgia que demostraba la riqueza y que se veía incluso fuera, porque daban las sobras a las clases más pobres», relata este experto. 

Además, la población de esos siglos se empezó a preocupar por la importancia de «con quién hablas» durante una comida: «Es una especie de microcosmos que retrata a toda la sociedad, pero sentada en una misma mesa», sentencia.