Charles Dickens, en el corazón de Londres

Agencias-SPC
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El mayor museo sobre el novelista revive, 100 años después de su apertura, la obra y el lado más personal del maestro británico

Charles Dickens, en el corazón de Londres

El talento y el legado literario de Charles Dickens, más de 150 años después de su muerte, sigue estando muy vigente. Pero gran parte de su lado más personal, el que forjó al que probablemente sea el mejor autor de la época victoriana, también. Todo ello gracias a que miles de objetos, algunos de ellos nunca antes expuestos, del padre de personajes como David Copperfield o Ebenezer Scrooge se exhiben en la que fue una de sus casas en Londres, que cumple un siglo de vida como el mayor museo sobre el novelista. 

El lugar donde el genio de Portsmouth ideó las fortunas y desgracias de Nicholas Nickelby (1839) celebra su centenario con una muestra que alberga «decenas de miles de objetos, desde cartas y manuscritos hasta efectos personales», explica Cindy Sughrue, directora del lugar.

Solo habitó durante tres años, de 1837 a 1839, entre los muros de la casa adosada de época georgiana. Pero fue allí donde Dickens dio las últimas puntadas a obras como Oliver Twist, uno de los pilares de su producción literaria, y creó su primera novela publicada, Los papeles del club Pickwick (1836-1837). Aquella etapa sería el despegue de un autor de orígenes humildes, forzado a vivir una dura infancia, marcada por el encarcelamiento de su padre y por las largas horas, pese a su juventud, trabajando en una fábrica de betún.

En la actualidad, aún se conservan algunas de sus joyas. Entre ellas, un álbum de poemas escritos a los 18 años y conservados por su destinataria, Maria Beadnell, quien sería el primer amor frustrado del británico. Aún así, su recuerdo siempre estuvo presente para el del Reino Unido, pues ella serviría de inspiración para la creación del personaje de Dora en David Copperfield, sin duda una de sus publicaciones más emblemáticas y en la que probablemente más desnude sus sentimientos sobre aquella complicada etapa inicial. 

Salvada

Aquellos documentos, junto a otros que definen su agitada vida, están presentes en este espacio situado en pleno núcleo de Londres. Aunque esta vasta colección estuvo a punto de no llegar a ojos del público de no ser por la Dickens Fellowship, una asociación internacional de personas interesadas en la vida y obra del novelista fundada en 1902, entidad que se hizo con la propiedad del edificio de cuatro plantas en 1923, cuando estuvo a punto de ser derruida.

Dos años después, en 1925, se inauguró como un museo que está diseñado como si el propio escritor se acabara de marchar, con muebles de época, retratos y cientos de miles de elementos relacionados con el novelista.

En la muestra también se pueden admirar algunos documentos escritos con su puño y letra, como un fragmento original de Oliver Twist, y piezas singulares, como una copia de David Copperfield llevada a la Antártida por el capitán Robert Scott en 1910, en la que fue una de las mayores expediciones del continente helado.

La tripulación de este barco -el Terra Nova- leyó un capítulo cada noche durante 60 jornadas mientras se encontraban varados en una cueva de hielo, lo que ennegreció el libro con manchas de sus huellas dactilares.

La casa del escritor, además de convertirse en una pensión tras la salida de Dickens, también fue el hogar de Slashy Mary Richardson, una sufraguista que, a principios del siglo XX, acuchilló la Venus del espejo del pintor sevillano Diego de Velázquez, como protesta por la destitución por parte del Gobierno de la época de otra compañera.

Etapa final

La evolución de la imagen física del rostro del escritor también ocupa un papel central en la exposición, donde se puede apreciar su cambio de joven y apuesto autor a estrella mundial de la literatura con una densa barba, testigo del paso de los años. 

Unos últimos años que, al igual que su juventud, también fueron complejos. Desde su separación de Catherine Hogarth, con la que llegó a tener 10 hijos, a su discreta relación con la joven Ellen Ternan. Esta última sería testigo del fatal accidente ferroviario de Staplehurst, en el que ella y el propio Dickens salvarían la vida. Sin embargo, aquel suceso dejaría una profunda huella en el autor.

La misma que él dejaría a posteriori a través de sus publicaciones. Ahora, hasta el próximo 29 de junio, la casa museo del novelista en Londres, en el centenario de su apertura, acoge una exhibición en la que los amantes de la literatura pueden conocer en profundidad a una de las plumas más destacadas de la historia. 

 

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