Europa busca defenderse

SPC-Agencias
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El continente necesitaría 300.000 soldados y 250.000 millones de euros para protegerse de Rusia sin EEUU, un tema avivado por el acercamiento de Trump a Putin

Europa busca defenderse

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y su reciente acercamiento a las tesis de Vladimir Putin en detrimento de sus aliados tradicionales europeos -como está ocurriendo con la guerra de Ucrania- ha reavivado el debate sobre la necesidad de que Europa sea capaz de defenderse a sí misma frente a la amenaza que plantea Rusia en caso de no contar con el respaldo de Estados Unidos.

Con la relación transatlántica tensada después de que el líder republicano y el jefe del Kremlin decidieran iniciar las negociaciones de paz en el conflicto en Europa del Este sin contar con la presencia del resto de países de la OTAN ni de Ucrania, la pregunta ¿Qué pasaría si EEUU se desliga de la Alianza? ha vuelto a coger fuerza. 

Con el agravante del encontronazo entre Trump y el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, aún reciente, que la cuestión esté sobre la mesa ya es significativo. Sobre todo porque la hipótesis de que EEUU abandone la OTAN no surge de especulaciones, sino de comentarios de altos cargos de la Casa Blanca. De hecho, el asesor de la Presidencia, el magnate Elon Musk, abogó ayer mismo por sacar a la nación de la organización y evitar así «pagar por la defensa de Europa». También el propio Trump se quejó en diciembre de que la Alianza Atlántica está «aprovechándose de Washington» y en varias ocasiones ha instado a que los países que la conforman aumenten el gasto en Defensa, hasta alcanzar el 5 por ciento del PIB.

La clave es el peso que el territorio norteamericano tiene en la OTAN. Las estimaciones del organismo para 2024 preveían que Estados Unidos fuese el tercer país que mayor porcentaje de su PIB destinase a Defensa, un 3,4 por ciento, solo por detrás de Polonia y Estonia. Sin embargo, dado el tamaño de su economía, se calcula que este gasto representa cerca de dos tercios del total de la Alianza.

Conociendo esto, el esfuerzo que tendrían que asumir los países europeos -sumando a la UE y el Reino Unido- para defenderse de la amenaza rusa sería colosal. Concretamente, un análisis elaborado por los think-tank Bruegel e Instituto Kiel estiman que serían necesarios unos 300.000 efectivos.

Esta cifra es el resultado de quitar de la ecuación a los 100.000 soldados que Estados Unidos tiene desplegados en Europa y los 200.000 militares que estiman que Washington podría hacer llegar con rapidez al Viejo Continente en caso de que se produjera un ataque por parte de Rusia contra un miembro de la OTAN. Este incremento en el número de efectivos debería centrarse en «fuerzas mecanizadas y blindadas para reemplazar a las unidades pesadas de Estados Unidos», y se traduciría en 50 nuevas brigadas europeas.

No obstante, además de tener que reclutar y entrenar a los 300.000 soldados, estos necesitarían ser equipados, según las estimaciones, con al menos 1.400 tanques y 2.000 vehículos de infantería, muy por encima del stock actual que tienen las fuerzas terrestres de Alemania, Francia, Italia y Reino Unido juntas.

Además, Europa también necesitaría producir unas 2.000 municiones merodeadoras de largo alcance al año para poder contrarrestar las capacidades del Kremlin. Y es que el informe destaca que en 2024 Moscú incrementó en un 220 por ciento su producción de tanques, en un 150 la de vehículos blindados y en un 435 la de munición merodeadora de largo alcance.

En esta tesitura, el cálculo inicial que se desliza del documento es que habría que aumentar en el corto plazo en unos 250.000 millones de euros anuales el gasto en Defensa, pasando de alrededor del 2 por ciento del PIB actual a un 3,5.

No obstante, los autores del análisis advierten de un importante desafío: la falta de coordinación militar entre los países europeos. Mientras que llegado el caso de que se produjera una agresión rusa y Washington acudiera al rescate, con unas Fuerzas Armadas que actúan a una y de forma cohesionada, los Ejércitos del Viejo Continente actúan por separado.

De acuerdo con los datos del Instituto de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), en 2024 los países europeos -los Veintisiete más el Reino Unido- contaban con 1,47 millones de efectivos militares en sus filas. Sin embargo, según avisa el informe, no existe un mando unificado que les coordine. «Si cada país intenta defenderse por sí mismo en solitario costará más», afirma el profesor Guntran Wolff, uno de los autores del análisis.

«La seguridad individual es más cara que la colectiva», sostiene este experto, para quien «la coordinación más estrecha y la adquisición conjunta de armamento son esenciales».

Por otra parte, Wolff llama la atención sobre el hecho de que «Rusia podría contar con el potencial militar para atacar a los estados de la UE en los próximos tres a 10 años». «Debemos clasificar esto como un peligro real», esgrime este analista, para quien este es un motivo más para que Europa trate de «evitar una victoria rusa en Ucrania, lo que podría impulsar aún más la agresión por parte del Kremlin».

Ambicioso plan

Pese a que el escenario en el que Estados Unidos abandone la OTAN no deja de ser hipotético, la Unión Europea ha decidido tomar cartas en el asunto y ya ha anunciado medidas para blindarse.

Por ello, el pasado jueves los principales líderes europeos se reunieron en Bruselas para sellar un plan de rearme que destinará 800.000 millones de euros en Defensa a la UE durante la próxima década, donde escenificaron su total apoyo a Ucrania en la guerra contra Rusia.

La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, anunció que el proyecto incluye un nuevo instrumento que proporcionará 150.000 millones en préstamos a los Estados miembros. «Se trata básicamente de gastar mejor y juntos», expuso hace días. No obstante, la política germana considera que aún hay mucho trabajo por delante. «Tenemos que hacer los deberes, tenemos que cumplir con nuestras responsabilidades y cargarlas sobre nuestros hombros» para elevar masivamente el gasto en Defensa, sentenció ayer la política germana, durante una intervención con motivo de los primeros 100 días de su mandato.

«El mundo está cambiando a la velocidad de la luz. Los cambios geopolíticos están haciendo tambalear alianzas. Certezas de hace décadas se están desmoronando. Y aún tenemos una brutal guerra en nuestras fronteras», resumió. Y es que toda precaución es necesaria en un momento en que el Viejo Continente debe hacer frente a las repercusiones del nuevo orden mundial.