El Sabbat acaba la fiesta

M.Galindo
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La mítica discoteca del Paseo del Salón pone fin a más de tres décadas cara al público de la mano de José y Gabriel Cobos y a partir de julio iniciará una nueva singladura en el ocio nocturno

La discoteca cambiará de rumbo a partir de julio. - Foto: Rosa Blanco

El judaísmo tiene en el 'Shabbat' uno de sus principales y más característicos rituales, donde dedican el sábado al descanso, restringiendo todo tipo de actividad laboral a la mínima expresión para honrar el que Yahveh se tomó el séptimo día tras completar la creación del mundo.  Hace cerca de 30 años, este nombre se asocia en Segovia al descanso y al ocio en una discoteca ubicada en el Paseo del Salón que también amalgama el pasado judío de la ciudad. Fue en 1992 cuando el hostelero segoviano José Cobos, junto a otros dos socios decidió emprender una nueva aventura empresarial relacionada con el ocio nocturno con la apertura de la discoteca Florida, para cuatro años más tarde afrontarla en solitario con un nuevo proyecto que quiso llamar 'Sabbat' con el que junto a su hijo Gabriel ha conseguido mantenerse durante tres décadas como uno de los locales más conocidos y frecuentados de la ciudad.

Pero los tiempos cambian, y el Sabbat ha decidido tomar un nuevo rumbo fruto de la decisión de la familia Cobos de dejar  esta actividad y ceder el testigo a una nueva dirección que se hará cargo del local a partir del próximo mes de julio. Atrás quedan tres décadas de recuerdos, alegrías, sinsabores y sobre todo «mucho trabajo», en palabras de José Cobos.

«Por aquí han pasado muchas familias, muchos matrimonios, y varias generaciones de segovianos que han encontrado en el Sabbat un lugar en el que disfrutar y divertirse», asegura con orgullo el veterano hostelero, que con 44 años de experiencia a sus espaldas ahora prefiere centrar sus esfuerzos en nuevos proyectos relacionados con la hostelería. Así, señala que la clave del éxito de este emblemático local ha sido  la «constancia» a la hora de ofrecer siempre alternativas atractivas para conseguir fidelizar a los miles de personas que han pasado por la discoteca. «No es fácil trabajar la noche, siempre hay que devanarse la cabeza para conseguir que el público siga viniendo cuando abrimos las puertas», asegura.

Desde hace  una década, Gabriel ha tomado el relevo efectivo en la gestión del negocio, que comenzó a conocer desde la base «recogiendo vasos en las mesas y sacando la basura», asegura, y en este tiempo ha evidenciado la crisis que existe en el ocio nocturno, motivada por el cambio en los hábitos del público jóven. De este modo, pone de manifiesto que  en el Sabbat «hemos vivido la edad de oro en la noche segoviana donde se trabajó muy bien hasta los primeros años del siglo XXI», pero después la pérdida de poder adquisitivo y las nuevas formas de socializar de la juventud han ido restando clientes al suyo y al resto de negocios hosteleros.

«Ahora, un domingo a las nueve de la mañana hay mas gente en un gimnasio que un sábado a las cinco de la mañana en cualquier pub o discoteca - asegura Gabriel Cobos- y las app de citas y las redes sociales han cambiado la forma de socializar de los jóvenes, que cuando vienen a la discoteca ya llegan con los deberes hechos», comenta con humor el joven hostelero. Pese a ello, se ha esforzado en visibilizar el local a través de las redes sociales, incluyendo propuestas como música en directo, sesiones de DJ, concurso o cualquier otra iniciativa orientada a mantenerlo como referencia para la fiesta.

A la crisis económica y al cambio del paradigma de relación social se une también el descenso del público procedente de la provincia, a quienes les compensa más disfrutar de su tiempo libre en sus pueblos que afrontar una posible sanción por los controles de tráfico que los fines de semana establece la Guardia Civil. En este sentido, José Cobos asegura que «es muy importante el trabajo preventivo que realiza la Guardia Civil y hay que valorarlo como se merece, pero el hecho cierto es que la gente se corta a la hora de plantearse ir a Segovia desde los pueblos por este motivo».
Todo ello ha llevado a los Cobos a cambiar el rumbo y dejar, no sin nostalgia, un local en el que «hemos vivido grandes y malos momentos», según asegura el veterano hostelero, que asegura que en estos 30 años de historia no se han registrado incidencias importantes fruto de broncas o peleas «que las ha habido, pero de forma casual y siempre resueltas con seriedad y profesionalidad».

Este fin de semana, Sabbat ofrecerá una fiesta de despedida a amigos, trabajadores y colaboradores que han formado parte de su historia en este tiempo, donde habrá espacio para los recuerdos de un tiempo que no volverá, al menos en la misma forma que se desarrolló en el pasado. «Son otros tiempos», asegura  Gabriel Cobos, y en ellos navegará la próxima dirección de este local a partir del mes de julio.