La comedia siempre la buscó, de ahí que la bella y agradable actriz canaria Kira Miró se sienta muy agradecida por ello. En el caso de las de índole familiar lo hizo anteriormente, en Odio el verano o en Rivales. Ahora, la podemos contemplar en ¿Quién es Quién?, donde una familia intercambia sus cuerpos, de un día para otro, con el lío que conlleva.
Su personaje se convierte, en esta comedia de enredos, en el padre de la familia, en vez de la madre. Uno de los registros que tuvo que cambiar fue, por ejemplo, la forma de andar, pero seguro que hubo más.
La voz decidimos no modificarla a propósito, porque en este caso el padre está en un cuerpo de mujer. Lo que intenté fundamentalmente es masculinizar el cuerpo, en la manera de vestir, en los gestos o en tics como si tuviese todavía barba. También en la forma de sentarse con las piernas abiertas, muy propia de los hombres.
¿Quién es quién? Defiende, entre otras cosas, que hay que ponerse en el lugar de otro para entenderle mejor. Parece que se nos olvida .
Yo creo que esto ocurre por el ritmo de vida que llevamos tan atropellado que se nos olvida parar, mirar a la otra persona, a uno mismo, reflexionar. De esto habla la película, de no juzgar al otro y ponerse en su lugar y, posiblemente, así sepamos de donde viene y sepamos porque actúa así.
¿Qué es lo que más le ha costado?
Sin duda, salir de mi feminidad a nivel físico, masculinizarme y vestirme como nunca lo había hecho, sin maquillaje ni cuidarme el pelo. Vamos, tírame a la piscina sin pudor.
Hablando del ritmo atropellado de la vida actual. Usted es canaria y la gente de su tierra tiene fama de tranquila. ¿Tuvo que cambiar muchas cosas cuando empezó su carrera de modelo y luego de actriz?
Yo soy aparentemente tranquila pero el terremoto lo llevo por dentro. Pero es cierto que tengo una templanza que me viene de familia. Cuando llegué a Madrid, la ciudad y el ritmo te contagiaron, pero mi esencia sigue siendo la misma.
En este filme trabaja con menores, sobre todo con Sofía Otero. Pero dado cómo actúa esa niña parece toda una profesional…
Es un prodigio. Como niña tiene esa ilusión y esa energía, porque sabe estar en un set, pero en un rodaje sabe trabajar como un adulto, es una máquina. Y hemos estado juntas porque claro al intercambiarse los cuerpos, ella hace de madre y me preguntaba cosas. Ha sido un lujo.
Repite con el director Martín Cuervo, con el que ya trabajó en Todos lo hacen. ¿Es más fácil rodar con alguien con que ya conoces?
Es más fluido. Pero es cierto que con 20 años de carrera profesional a mis espaldas no siento la necesidad de llevarme bien con mi pareja en una película e intimar. Tengo suficiente bagaje para conectar solo profesionalmente y hacer un buen trabajo, y luego tener cada uno su vida. No es el caso porque Martín es mi amigo, siempre hemos conectado bien y Salva Reina es mi pareja.