Malestar vecinal por las heces de los estorninos

Nacho Sáez
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Los vecinos de la avenida de la Constitución se quejan de que llevan "años" con este problema. El Ayuntamiento, que cuenta con los servicios de una empresa de cetrería, no es partidario de reducir la población.

Avenida de la excreción - Foto: Rosa Blanco

El Día de Segovia lo denunció hace ahora casi tres años con un reportaje titulado 'Territorio Hitchcock', pero las imágenes son casi las mismas. Aceras y vehículos bañados en heces de aves. «La entrada al centro de la tercera edad de San José da ganas de vomitar, la avenida de la Constitución y el patio del cole… Un gusto», señala una vecina, Elena Labrador, en una de las publicaciones de este problema que han vuelto a irrumpir en Facebook en los últimos días.

Han coincidido en el tiempo al menos denuncias vecinales por este motivo. Una en la Plaza Mayor y dos en la avenida de la Constitución, donde colean desde hace años. «Los pájaros te tunean el coche. ¿El Ayuntamiento tiene algún plan al respecto», escribía Reyes Casado junto a cinco fotográfias de coches aparcados en la avenida de la Constitución «Hace unos años se podaron los árboles e incluso se les intentó ahuyentar [a las aves que ensucian esta avenida] con una empresa que simulaba a unas aves rapaces. La verdad que es una verdadera pena cómo está y para los vehículos aparcados igual. ¿Podría tener algún solución», abundaba días después Pedro Antonio Misis junto a más fotografías.

La solución es difícil y no parece que vaya a llegar a corto y medio plazo. El Ayuntamiento tiene contratados los servicios de un halconero. «Sus trabajos son disuasorios. Utiliza animales y sonidos para tratar de ahuyentarlos, pero esto es lo efectivo que es. Intenta trasladarlos fuera de la ciudad, pero vuelven. A los dos o tres días vuelven al sitio del que se les ha echado a dormir, en busca de refugio, de las islas de calor… Es un tema complicado porque no hay otro método que se pueda utilizar. Nosotros no somos partidarios de reducir el número por otros medios», explica el concejal de Barrios, Sostenibilidad Ambiental y Salud Pública, Gabriel Cobos.

Avenida de la excreciónAvenida de la excreción - Foto: Rosa Blanco

Tampoco con las palomas. En 2006 la ciudad acogía unos 12.000 ejemplares. Gracias a las sucesivas campañas de control municipales, seis años después, en 2013, la población se logró reducir a menos de la mitad. De 2007 a 2013 se llegaron a capturar casi 5.400 ejemplares. Sin embargo, el número de capturas se fue reduciendo con el paso de los años, hasta alcanzar menos de un centenar en 2013. El Ayuntamiento prescindió de empresas para el control de plagas -- encomendó la tarea a una persona voluntaria-- y entre 2014 y 2015 se produjo una explosión demográfica de la especie, según expertos consultados. Después, en un año y medio, el Ayuntamiento capturó 4.000. A las jaulas-trampa se añadió la captura directa en las 'dormideras' de palomas y el uso de la cetrería.

«El problema de las palomas es sobre todo en el casco histórico en los edificios abandonados, que es donde crían, duermen y están a gusto. Hay muchísimas palomas en esos edificios abandonados que no tienen un mantenimiento de sus propietarios, y nosotros no podemos entrar ahí», remarca el concejal de Barrios, Sostenibilidad Ambiental y Salud Pública, quien tampoco cree que la solución esté en incorporar más halconeros: «Los sitios los tenemos identificados. Los estorninos están en la parte sur de la ciudad, en la más próxima a la sierra, porque es a donde se van a comer y luego vuelven, y la zona de las palomas es el casco histórico. ¿Tener más halconeros? No solo utiliza un animal, utiliza varios animales y muchas veces va a acompañado de otra persona que le ayuda. El contrato [del Ayuntamiento] es con una persona pero él como empresa lleva a varias personas que utilizan estos métodos, sobre todo en horario nocturno próximo a la madrugada. Pero son medidas que no son efectivas al cien por cien».

El ruido de las grajillas y estorninos, que son las aves que pueblan la avenida de la Constitución, se convierte en otra de las incomodidades para los vecinos. Y no depende de la época del año porque no se trata de aves migratorias. «A lo mejor en época de reproducción tienen más movimiento y hacen más ruido y quizás en algún momento se trasladan a una zona más cercana a la sierra, pero su número no varía mucho de una época del año a otraLa poda [de árboles] no es una solución. Un árbol se poda porque una rama esté molestando a un vecino en su ventana o para evitar que el árbol enferme. Podar el árbol al cero lo mataría al final y los animales no se podrían posar pero buscarían otro sitio. Si no es en el Parque de la Dehesa, van a ir al parque de al lado. Al del Parque Infantil de Tráfico o al del Puente Hierro. Si podamos los árboles, los estaríamos maltratando», subraya Cobos.