Abel - nombre que oculta su identidad real - lleva dando tumbos desde hace varios años fruto de una mala relación familiar, destruida por su adicción a las drogas. Conoce bien cómo es dormir en un parking público o debajo de un puente junto con otros compañeros en capitales tan dispares como Madrid, Valladolid o Segovia. Tiempo atrás, recurrió al programa de Personas Sin Hogar (PSH) de Cáritas Segovia como tabla de salvación a la que agarrarse, y esa decisión marcó el inicio de lo que espera que sea un cambio definitivo a mejor en su vida. El ejemplo de Abel prueba el resultado positivo que consiguen trabajadores y voluntarios de Cáritas Segovia con los participantes en este programa, cuyo único objetivo es facilitar los mimbres oportunos para construir el cesto en el quemeter todo lo necesario para conseguir una nueva oportunidad.
Cerca de 200 personas han participado en lo que va de año en el programa PSH, donde se ofrece una atención individualizada en cada caso, con arreglo a las circunstancias de cada persona. La falta de vivienda digna es el problema más común que llega al programa a través del servicio de Atención Primaria o a través de los servicios sociales municipales. Álvaro Pérez, tecnico del programa señala que el fenómeno del sinhogarismo «va más allá de aquellas personas que no disponen de un alojamiento propio, sino también de las que duermen o descansan en espacios que no cumplen unos requisitos mínimos de habitabilidad como pueden ser vehículos o infraviviendas».
El protocolo de actuación viene marcado por cada caso, de manera que no hay dos intervenciones iguales. Pérez asegura que los requerimientos de ayuda llegan no solo de los propios participantes, o la Policía Local, sino también de vecinos o ciudadanos que detectan estas situaciones. De esta manera, los técnicos se desplazan a estos lugares para tener así una visión real del problema y ofrecer los recursos necesarios para su solución.
Una vez inscrito en el programa, se realiza una evaluación de la situación del participante con el fin de poder adecuar los recursos disponibles a sus necesidades, que pueden ir desde la gestión de acceso al comedor social o una pensión en la que pernoctar durante algunos días hasta otros más complejos como puede ser el acceso a la atención en salud mental.
En este sentido, Álvaro Pérez señala que el trabajo que se realiza con los participantes tiene como objetivo final «dotar de la mayor autonomía posible a las personas, de manera que en un momento dado puedan llegar a desvincularse del programa al haber obtenido los recursos necesarios para ello».
Pero este tipo de intervenciones no tienen una exactitud científica en el modelo de atención, por lo que a la hora de abordar un caso «no nos ponemos plazos», asegura Pérez. «La duración del acompañamiento va siempre en función de cada persona, hay gente a la que le cuesta más y otra a la que le cuesta menos, es un camino de muchas etapas en el que la meta final la pone el propio caminante, y nosotros sólo ejercemos el acompañamiento necesario para que sea él mismo quien determine la meta».
Este simil del camino es el que centra la Campaña de Personas Sin Hogar que Cáritas celebrará la próxima semana con el objetivo de sensibilizar a la sociedad sobre un problema latente en la sociedad para el que aún no se ha encontrado una respuesta definitiva. Bajo el lema 'Caminemos Juntos', Cáritas elige como ejemplo el Camino de Santiago para significar las señales e inconvenientes que las personas sin hogar se encuentran a lo largo de su vida, así como la importancia de abordar este problema con la dignidad de las personas como eje conductor.
Cáritas Segovia ha visto mejorados sus recursos de ayuda y acompañamiento con la apertura del Espacio para las Personas Sin Hogar en la sede de la calle Desamparados, que cumple ya su primer año abierto con un éxito significativo en lo que se refiere a la acogida de los participantes. En este sentido, Álvaro Martín asegura que para Segovia «es muy importante contar con un recurso de estas características, porque ofrece un lugar para el descanso y la convivencia a aquellas personas que viven en la calle, donde pueden compartir un café o simplemente refugiarse durante unas horas de las inclemencias del tiempo.
Aunque no hay un registro oficial sobre el número de personas que han empleado este espacio, el récnico de Cáritas asegura que desde su apertura hasta la fecha «hemos tenido que ir ampliando paulatinamente el número de días y de horas abierto, porque de esta manera podemos empoderar a las personas para que lo usen sin necesidad de que estén sin la asistencia de ningún voluntario»