El órgano de Fuentesaúco espera una intervención

Cristina Sancho
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La Asociación Cultural del Órgano de Fuentesaúco pide a las distintas Administraciones que se retome la restauración de este instrumento, que en verano entró en la Lista Roja de Patrimonio.

El órgano de Fuentesaúco espera una intervención

Escuchar música en las iglesias es cada vez menos habitual a pesar de contar en muchos casos con instrumentos como los órganos, valiosos, pero que con el paso del tiempo han caído en desuso. En ocasiones el estado del instrumento hace que no se pueda tocar, y en otros casos la falta de organistas que lo hagan funcional. Localidades como Vegafría o Cuéllar, hacen sonar sus órganos dentro la agenda cultural en agosto en el primer caso y en navidad en el segundo. Asociación Correa de Arauxo, de Amigos del Órgano de Segovia se encarga de mantener vivo este arte de tocar el órgano tanto en la capital con un ciclo anual como en distintos conciertos que han celebrado en la provincia en diferentes programas. A quienes les gustaría poder recuperar el sonido de su órgano es a los vecinos de Fuentesaúco de Fuentidueña, pero para ello es necesaria su restauración.

Este proyecto se ha considerado interesante desde distintas administraciones y el propio Obispado pero por el momento, todo son buenas palabras. Las últimas las recibieron los miembros de la Asociación Cultural del Órgano de Fuentesauco hace apenas poco más de un par de semanas en la reunión mantenida con el delegado territorial de la Junta, José Luis Sanz Merino, la responsable de Patrimonio, Ruth Llorente y con el alcalde del municipio.
Según explica el presidente de la Asociación, Antonio Santiago, Wen el ánimo de la Junta está la colaboración, porque son conscientes de que es una cosa muy valiosa, pero previsiblemente tocará empezar de cero con nuevos estudios. El Obispado también está pendiente de realizar la solicitud para la rehabilitaciónW pero mientras estos pasos llegan para hacer posible la restauración, la asociación pide que «se lo tomen más en serio».

La última acción que ha llevado a cabo el colectivo culminó a principios de verano cuando después de mucho tiempo recopilando datos consiguieron que el órgano entrara a formar parte de la denominada 'Lista Roja' del Patrimonio que impulsa la Asociación Hispania Nostra. «Entendemos que entrar en la lista sea una decepción porque certifica el estado en el que se encuentra el órgano, pero también puede ser un revulsivo y llamada de atención para que las Administraciones se sigan interesando, porque nuestro objetivo final es restaurar el órgano», afirma Santiago.

El órgano de Fuentesaúco espera una intervenciónEl órgano de Fuentesaúco espera una intervención

A este análisis se suman los que con anterioridad ya había realizado la propia Asociación con organistas y expertos en la restauración de este tipo de instrumentos. El colectivo lleva desde 2019 trabajando para lograr su objetivo, solicitándolo no solo al Ayuntamiento y al Obispado que les apoyan, pero que no cuentan con el dinero suficiente para su ejecución.

Por ello los vecinos también se pusieron manos a la obra para poner su granito de arena. «Nosotros luchamos para que se restaure debidamente y para ello conseguimos en su día que lo vieran unos organeros, nos dieron presupuesto, nos entrevistamos con personal de Patrimonio de la Junta en Valladolid y con otras administraciones y en todos los casos siempre nos ponían la obligación de que el pueblo tenía que estar sensibilizado con que es un bien que hay que cuidar, utilizar y respetar, además de aportar una cantidad a la restauración», comenta Antonio.

Desde la Asociación también acudieron Joaquín Lois que ya restauró el órgano de la Catedral de Segovia para conocer cual podría se el coste de la restauración y valorar distintas campañas para recaudar fondos. Lois es segoviano y cuenta con un taller en la localidad vallisoletana de Tordesillas y en su momento estimó el coste de la restauración en unos 110.000 euros más IVA con una garantía de 10 años.

Con el fin de poder aportar el porcentaje que les solicitaba la Administración, un 25%, la Asociación lanzó una campaña de micromecenazgo que les permitió conseguir esa cantidad. «Nosotros hemos conseguido el dinero que nos pedían para iniciar la restauración y queremos que comience cuanto antes porque se tiene que desmontar el órgano para llevarlo al taller. Cada año que pasa los presupuestos suben, porque los materiales suben y no queremos que se demore».

La Asociación no solo promueve la restauración del órgano si no también su uso. El pueblo está comprometido en darle un uso continuado y para ello cuentan con un organista de 23 años. Ernesto Arranz Bellido, es profesor de música y Antonio le califica como un entusiasta de la música barroca y de los órganos. «Estamos todos luchando para darle vida, no para que se quede de decoración», afirma. «Llevamos tres años esperando y ya se podían haber realizado varias ediciones de campamentos o semanas de estudio del órgano que el organista había preparado para jóvenes interesados en la materia o para aquellos que quieran conocer las cualidades de un órgano, conocer el tipo de teclado, estudiosos de la materia…», comenta. «Queremos que la restauración se haga bien porque se le va a dar un uso estupendo para la zona y que permitirá el aprendizaje de nuevas generaciones de organistas, además de impulsar estudios y conciertos», añade.

El órgano que data del S.XVIII fue construido en la localidad vallisoletana de Peñafiel entre 1710 y 1720 pero no se realizó para la iglesia de Fuentesaúco de Fuentidueña, sino que ésta lo adquirió en 1840 en Cuéllar a la iglesia de Santa María de la Cuesta por 1350 reales y fue el organero Francisco Sancho el encargado de desmontar, trasladar y montar de nuevo el órgano por lo que cobró 1410 reales.

Unos veinte años después de su compra, los organeros Manuel Marrodán y Mariano González realizaron una revisión y reparación de los fuelles pero el desuso en el que cayeron este tipo de instrumentos y unas obras en la iglesia lo dejaron inservible hasta la fecha en que sus vecinos siguen empeñados en que vuelva a sonar.