Ganar el Premio Nadal. Pérez Gellida se incorpora al olimpo donde vallisoletanos como Martín Garzo, Umbral o Delibes, u otros paisanos de la región, como Carmen Martín Gaite, Andrés Trapiello o Raúl Guerra Garrido, se distinguen con uno de los premios literarios de más prestigio en España. El Calvo pasa a otra pantalla.
Con 'Bajo tierra seca' y su protagonista, Antonia Monterroso, el autor completa unos meses de júbilo de galardones que dio comienzo con la consecución del premio Cervantes por el leonés Luis Mateo Diez, en plenitud creativa, que dice que tiene siete novelas en la recámara. Es para sentirse orgulloso de los autores de nuestra Castilla y León.
Pérez Gellida ingresó en las letras como los forasteros en la ciudad de los forajidos, abandonando una pingüe vida comercial por una otra, indeterminada, la literaria, como esos amores locos cuyo atractivo reside en el riesgo. Pero como la única forma de conseguir un sueño es persiguiéndolo, Gellida ha conseguido apresar el suyo que consiste en poder vivir de la literatura.
Y lo hace con la versión moderna del autor, multiplataforma, atrevido en las tramas, punzante como una de esas agujas hipodérmicas con las que los personajes de sus libros disponen del veneno que acaba con las vidas ajenas. Cada época impone un estilo de escritor y lo mismo que cuando Garcilaso el poeta era guerrero y con Cela, cafetinero, los «bestsellers» de ahora tuitean (o como se diga), se prodigan donde está la gente y abrazan las tendencias.
Qué bien que se sigan vendiendo libros y que la ficción siga redimiendonos de una cotidianidad baladí. Qué bien que las calles sigan alumbrando talentos literarios. Y qué bien que haya gente como Pérez Gellida que continúa la tradición de los grandes premios literarios en la ciudad que aún atesora la memoria de Cervantes por sus oscuros callejones.