Nació el mismo día que la Gimnástica Segoviana celebraba el 47 aniversario de su fundación y justo 12 meses antes que Ramsés Gil, una de las leyendas más importantes del club. José Luis Gómez Sánchez 'Josito' (Segovia, 28 de junio de 1975) es la Gimnástica Segoviana y la Gimnástica Segoviana es 'Josito', como lo demuestra que nadie de la entidad es tan popular como él. Ahora se cumplen 30 años desde que dio el paso que marcó su vida.
Cuando tenía 19 años y Baldomero Martín era el presidente llegó al equipo juvenil de la Segoviana. Pero no como portero, que era su intención, sino como ayudante del entrenador, Mariano Gutiérrez 'Chocolate', para muchos el mejor jugador de la Segoviana de todos los tiempos. Otro guiño del destino. Estuvo tres temporadas en los juveniles antes de dar el salto al primer equipo. Inmerso en una situación familiar compleja, Josito encontró en el fútbol y en la Segoviana un proyecto vital que allanó su integración social, laboral y económica.
«La Segoviana lo es todo para él, pero ha estado aquí en las buenas y en las malas. Desde el club se merece que le demos todo», remarca el presidente, Agustín Cuenca, uno de los que mejor lo conoce. Tras 16 años como jugador y casi nueve como máximo responsable de la entidad, guarda en la memoria decenas de anécdotas con Josito. «La mayoría no se pueden contar», se ríe. Ramsés, el actual entrenador del primer equipo y también exjugador, llegó al mismo tiempo al club. «Tenemos una relación casi paterno-filial. Es, probablemente, la única persona imprescindible en el equipo. Le quiero muchísimo», remarcó en una entrevista publicada por El Día de Segovia en 2019.
Josito se levanta todos los días sobre las seis y media de la madrugada y a las ocho ya está en La Albuera. «Dependiendo de si entrenamos allí, en el campo de las pistas o en Nueva Segovia, llevo a un sitio o a otro las siluetas -los muñecos para ensayar faltas y otros ejercicios, los chinos, los petos, los balones... Y me encargo de abrir el vestuario para que todo esté listo antes de que empiece el entrenamiento a las diez y media», cuenta. Los entrenamientos por la mañana, una de las novedades de la Segoviana esta temporada, han obligado a Josito a modificar sus rutinas.
Celebrando el ascenso de 1999. - Foto: Juan Martín/ Gimnástica SegovianaSu otra labor profesional, la de repartidor de carteles, la hace ahora por las tardes. Pega los carteles anunciadores de los partidos del club y de infinidad de eventos culturales y gastronómicos que tienen en él el mejor prescriptor. Porque tiene la costumbre de recitar al estilo de los viejos pregoneros el lugar, la fecha, el horario y lo que se va a celebrar.
Pero lo suyo es el fútbol. «Me gustaría jubilarme en la Gimnástica Segoviana. Si otro club me hiciera una oferta, no me iría porque toda mi vida la tengo en Segovia», remarca el que probablemente sea uno de los mayores sufridores en los partidos. «Si perdemos me cuesta dormirme pero no me quedo sin cenar. Ya estamos acostumbrados», se ríe mientras recuerda el agónico empate del pasado domingo contra el Getafe B. Sueña con un ascenso a Primera RFEF, que sería el quinto de su trayectoria tras los de 1999, 2011, 2017 y 2021.
Una carrera en la que ha compartido vestuario con decenas de jugadores y vestuarios. «Para mí todos han sido buenos. De los más recientes me llevaba muy bien con Szymanowski», señala. Se mojó más en el libro del periodista Javier de Andrés 'Gimnástica Segoviana. Una historia de supervivencia', en el que afirmaba que guardaba un buen recuerdo de Mediavilla, que le regaló una radio, o de Luengo, que lo llevó a las ferias para celebrar el primer ascenso.
Coordinando a los recogepelotas en un partido. - Foto: Juan Martín/ Gimnástica Segoviana«Me siento querido por los jugadores pero cuando estás al entrenamiento estás al entrenamiento y hay que dialogar lo justo», continúa. Famoso también por proteger con celo los balones para que no se pierda ninguno, empezó acercándoselos a Mariano 'Chocolate' ante la dificultad de este para agacharse cuando era el entrenador del juvenil. «Me gusta mi trabajo. ¡Cómo no me va a gustar! ¡Si llevo toda la vida!», explica, al tiempo que describe cuál es su función en los partidos: «Preparo todo en el vestuario. Primero las toallas, luego la camiseta de calentar, la sudaderas, la camiseta de jugar, el pantalón y las medias. Y después siempre hay una segunda equipación a disposición de los jugadores por si se quieren cambiar de camiseta».
El fútbol moderno ha traído una camiseta y se ha llevado otras. Ya no limpia las botas de los futbolistas. «A Quique Estebaranz, por ejemplo, teníamos que tenerle preparados siempre cinco pares de botas limpios antes de cada entrenamiento y de cada partido», desveló Josito en el libro de De Andrés que resume la historia de la Segoviana hasta 2019. «Es un trabajo muy sacrificado. Tienes que aguantar algunas tonterías de jugadores, que yo ya sé capear. No siempre sabes si te lo dicen en serio o no y a veces se acumula todo y te vienes abajo», reflexionaba el utillero en esa misma publicación.
Las dos facetas que completan su versátil labor son las de animador del vestuario -ha adaptado letras de canciones para la Segoviana- y la de vendedor de la Lotería de Navidad del club. «Josito forma parte de ese grupo de personajes sin los que no se entiende la historia de la Gimnástica. Francisco Segovia, Esteban Navares, Mariano Callejo 'Pajarín', Herreras, Jesús, Miguel o Torquemada, además de los míticos Bellota o Gramola, entre otros, están en esa lista», concluyó De Andrés en el capítulo del libro que le dedicó. «La Segoviana significa mucho para mí. Significa intentar mejorar, intentar que el equipo vaya para arriba... Ahora estamos en Segunda RFEF y tenemos que intentar subir a Primera RFEF. A ver si lo conseguimos este año. La temporada pasada nos eliminó el Recreativo de Huelva. Pero bueno, estamos ahí compitiendo», remacha Josito. El gran Josito.