Mano izquierda para retomar el timón andaluz

Roberto Ruiz Oliva (EFE)
-

María Jesús Montero presenta su candidatura para recuperar una de las comunidades más importantes para el PSOE, donde su habilidadnegociadora y su trabajo al lado de Sánchez la respaldan

Mano izquierda para retomar el timón andaluz - Foto: RAÚL CARO (EFE)

María Jesús Montero ya es candidata al liderazgo del PSOE andaluz. En su afán por intentar revertir la situación en la política interregional, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha decidido colocar a una de sus fieles -reconocida en el seno del partido por su mano izquierda dentro y fuera de la formación por su habilidad para la negociación- para retomar el timón de una comunidad histórica. La número dos del Ejecutivo asumió este reto el pasado miércoles porque la gestión autonómica, ahora en manos del Gobierno popular de Juanma Moreno, «le duele», y siempre consideró que ha trabajado «por y para Andalucía».

De esta forma, la ministra de Hacienda inicia el camino para dirigir el partido en la región, en cuyo Gabinete autonómico -al que llegó como independiente- ya ejerció como consejera con varios presidentes.

Mano derecha de Sánchez en numerosos asuntos, Montero ha sido uno de los pilares más importantes del Gobierno de coalición, con un acentuado y enérgico perfil político, muy crítico con la oposición, y cabeza visible del Gabinete central, del que ha sido también portavoz.

Llegó incluso a sonar en los mentideros políticos para suceder al propio líder socialista durante aquellos cinco días de reflexión que se tomó el presidente para decidir si seguía o no en la Moncloa.

Avalada por su pericia negociadora y su capacidad de trabajo, los que la conocen bien dentro del PSOE subrayan que tiene ingenio y conocimiento para «soluciones inverosímiles» y, si no te convence por la razón, lo hace por agotamiento: «Es tenaz e inasequible al desaliento», aseguran fuentes del partido.

Exigente consigo misma y con su equipo, propicia un clima de trabajo que hace que su gente se implique, señalan otros que trabajaron con ella en su etapa en el Gobierno de Andalucía, al que llegó en 2002 de la mano del exconsejero de Salud, Francisco Vallejo, quien la fichó como número dos de su departamento.

Médica de profesión, ya en 2004 fue nombrada consejera de Salud bajo la presidencia de Manuel Chaves, pero no se afilió al PSOE hasta una década después, con José Antonio Griñán como presidente.Más tarde, continuó en el Ejecutivo regional con Susana Díaz al frente.

Del barrio de Triana, como la exdirigente socialista, Montero pasó a la Consejería de Hacienda en 2013 y logró sacar adelante varios Presupuestos de la comunidad, además de defender con ahínco la reforma del modelo de financiación autonómica ante el entonces ministro Cristóbal Montoro, al que reclamó 4.000 millones de euros para compensar la infrafinanciación de Andalucía, exigencia que no dejan de recordarle ahora desde el Gobierno de Juanma Moreno.

El nombre de la vicepresidenta primera ya había sonado en varias ocasiones como cabeza de cartel del PSOE para las elecciones de la comunidad sureña, una posibilidad que se fue alejando a medida que la ministra, con clara ambición nacional, escalaba en el Ejecutivo central y en el partido.

A pesar de ello, la frecuente presencia de Montero en Andalucía, al margen de su arraigo con Sevilla, llevó a muchos analistas a ver desde hace tiempo en ella la posible sustituta de Juan Espadas para liderar la federación socialista más importante de España.

Su regreso a Andalucía se enmarca en la pretensión de Pedro Sánchez de recuperar uno de los históricos bastiones socialistas, aunque también uno de los más complicados ante el asentamiento como presidente de la Junta del popular Juanma Moreno, quien gobierna con mayoría absoluta y con encuestas a su favor que revalidan ese resultado.

Una apuesta firme

Tras la victoria en la moción de censura contra Mariano Rajoy, Sánchez requirió a Montero en junio de 2018 para el Ministerio de Hacienda, un puesto desde el que consiguió cerrar en plazo tres Presupuestos consecutivos y reconducir un déficit público disparado por el gasto de la pandemia.

Con estos hitos, logrados gracias a una combinación de discurso duro con capacidad negociadora y facilidad de trato -reconocida incluso por sus adversarios-, y la total confianza del presidente, Montero escaló a la vicepresidencia general del PSOE en julio de 2022 y a la vicepresidencia primera del Gobierno en diciembre de 2023.

Sin embargo, esta pericia en la mesa de negociación ha encallado en la nueva mayoría parlamentaria surgida de las elecciones de 2023, donde los vetos cruzados de Junts y Podemos han asestado varias derrotas al Gobierno y han llegado a poner en serio peligro la reforma fiscal comprometida con Bruselas, salvada in extremis con un acuerdo a varias bandas que será difícil de cumplir.

La vuelta a Andalucía de Montero, quien hasta su ascenso en Madrid nunca fue realmente una mujer de partido y de quien se han cuestionado hasta sus ganas por regresar a su comunidad, representa en estos momentos la apuesta más fuerte del PSOE y de Sánchez por recuperar el poder en esta importante autonomía, antiguo bastión y ahora feudo del PP. La vicepresidenta debe ahora disputarse el liderazgo del partido andaluz con la otra candidatura, la de Luis Ángel Hierro.