Denuncian incidentes "diarios" en la estación de autobuses

Nacho Sáez
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Empleadas que trabajan en la terminal revelan la hostilidad de los usuarios por su negativa a dar cambio para poder acceder a los baños públicos.

Denuncian incidentes "diarios" en la estación de autobuses

El día de San Frutos fue la gota que colmó el vaso. Una de las trabajadoras de la cafetería invitó a salir a la calle a una mujer que estaba causando problemas, y fue agredida. Sufrió, cuenta, un puñetazo en la cabeza y varias patadas que le dejaron una rodilla maltrecha. "Pero insultos sufrimos todos los días", asegura.

La obligatoriedad de pagar 50 céntimos por utilizar los baños de la estación de autobuses pone entre la espada y la pared a los empleados que trabajan en la estación. "Viene gente continuamente a pedirnos cambio o enfadada porque no tiene dinero suelto y no se puede pagar con tarjeta", explica uno.

Muchos viajeros no entienden que los comercios que hay en la estación no se encuentran obligados a dar cambio. "Nosotros tenemos baños propios y, si viene una persona mayor o unos padres con su hijo, les dejamos pasar aunque no consuman. Pero no podemos ir más allá porque la gente se lleva hasta las escobillas", señalan las trabajadoras de la cafetería, a las que hace unos días un hombre amenazó con orinar en medio del establecimiento.

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Como una de las causas en esta escalada de incidentes apuntan la falta de seguridad privada: "Antes la teníamos y hemos pedido al Ayuntamiento que la vuelva a poner". También reclaman una mayor implicación a la oficina de atención al viajero. "Podrían encargarse ellos de dar el cambio para los baños", remarcan.

Uno de los comerciantes de la estación, que prefiere que no figure su identidad, resta importancia a estos incidentes ("Yo no he sufrido actos violentos") y destaca el estado actual de la estación: "Ahora la limpian a diario, que es algo que antes no sucedía". Sin embargo, hay aspectos por corregir.

En las jardineras existentes junto al andén crece la maleza de manera directamente proporcional al número de días que lleva sin pasar por allí ningún operario municipal. Para una ciudad Patrimonio de la Humanidad, esa imagen de presentación deja bastante que desear para los viajeros que recalan en Segovia.