La ultraderecha europea cerró filas este fin de semana en torno a una receta de medidas muy vinculadas a lo que durante estos días llegan desde la Casa Blanca. El cónclave de 'Patriots' promovido por Vox en Madrid ha reunido a una serie de formaciones políticas que no esconden sus invectivas contra Bruselas y con todo lo que huele a integración, cambio climático, asilo y multilateralismo. Esta amenaza, que incluso parte de integrantes del Parlamento Europeo, y otros como AfD, que quiere asaltar el Gobierno 'semáforo' de Alemania con una ya si real y posible alianza con los socialdemócratas de la CDU, contrasta con las noticias arancelarias que lanza desde Washington el nuevo presidente estadounidense y que va a afectar de forma directa a una parte de la economía española. Los Patriotas como Marine Le Pen, Matteo Salvini o Geert Wilders son partidarios de reírles las gracias a Trump antes de que defender realmente los intereses económicos de la Unión Europea en su conjunto. En su estrategia de erosionar los valores democráticos, libertades y acuerdos de la zona euro y de la UE para alinearse con una parte de la ciudadanía europea descontenta con sus instituciones, olvidan que esa desmembración a la que apelan solo lleva a unas naciones más débiles ante los nuevos imperios a los que aspira la administración americana, Rusia y China, más en clave económica. Es en ese plano, en el arancelario, donde Trump ha comenzado a cumplir con esa presión proteccionista a todos los países, con la imposición de un 25% a las importaciones de acero y aluminio y a la que seguirán otras en los próximos días. Ese chantaje, que le ha funcionado en el albor de su mandato con Canadá y México, quiere extrapolarlo como eje de una campaña para dominar su relación con la Unión Europea. No le basta con desacreditar el multilateralismo de los organismos internacionales con propuestas extravagantes para el conflicto árabe-israelí, ni tampoco orillar a las principales capitales europeas en una solución para la invasión de Ucrania. Trump cuenta con aliados de su mismo ideario en una Europa más preocupada en su crisis interna que en dar una respuesta contundente y clara a los desafíos internacionales. España, conjuntamente con el resto de los países miembros de la UE, está llamada a reforzar el eje multilateral, la cooperación y los acuerdos bilaterales en materia económica como el de Mercosur para alejarse de la espiral trumpista, por más que muchas voces alerten de que simplemente el presidente estadounidense vaya de farol. También es el momento de que Alberto Núñez Feijóo fije su posición ante el cónclave de la ultraderecha, incluido su opinión frente a Trump, para no crear un vacío que le perjudique su ya dañada imagen de estadista.