Aunque con periodos intermitentes en los que se ha abierto muy puntualmente al culto, la Iglesia de San Esteban - considerada como uno de los más valiosos y singulares ejemplos del románico segoviano - lleva casi 25 años cerrada no solo a la actividad religiosa, sino también a la turística, lo que priva a feligreses y turistas de contemplar la belleza del templo y llevar a cabo celebraciones religiosas.
Después de años de espera, la luz comienza a verse al final de este largo túnel de proyectos con el inicio hace algunas semanas de la primera fase de lo que será el proyecto de restauración integral del templo, que ha comenzado con la reparación de las cubiertas, que llevará a cabo la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León.
Con un presupuesto de 325.165 euros, el objetivo principal de esta primera intervención es garantizar la estanqueidad de las cubiertas, cuyo estado causaba problemas de filtraciones y humedades en muchas partes del interior del templo.
Para ello, se reemplazará la cubrición de todos los faldones con teja que carecen de impermeabilizante inferior, y para ello se llevará a cabo el levantado y saneado de toda la cubrición de teja y del entablado con acopio de material en buen estado para su reposición. De igual modo, se colocará una capa impermeable y transpirable empotrada en los encuentros con los paramentos verticales, otra con placas asfálticas , otra con placas asfálticas anclada al soporte, una malla metálica galvanzada de agarre y la teja recuperada.
El proyecto, que cuenta con un plazo de ejecución de seis meses, contempla también la instalación de una estructura de zinc en los encuentros de los paramentos verticales con los faldones, y en aquellas que reciben agua de faldones se reforzará la cubrición en el encuentro del muro.
También está prevista la instalación de nuevas bajantes que recojan el agua depositándolo en el canal a instalar en el faldón inferior, o bien en la red de pluviales a ejecutar en los patios.Las obras prevén también intervenir en la estructura de madera interior del templo, reemplazando el entablado deteriorado, y llevando a cabo el tratamiento antixilófagos de toda la estructura. También se reforzarán los elementos principales de la estructura y se reemplazarán piezas puntuales cuyo estado de deterioro así lo aconseje.
Las obras concluirán presumiblemente en el mes de junio, si los plazos se cumplen, pero la secuencia lógica sería que al concluir la primera fase se abordara la segunda y definitiva para la restauración integral del templo, que por su complejidad llevaría más tiempo, por lo que «sería bueno que pudiera comenzar este mismo año», asegura el párroco responsable de la Unidad Parroquial Centro Andrés de la Calle.
Aunque inicialmente sólo es un deseo, De la Calle apela a la sensibilidad de la Junta de Castilla y León para completar un proyecto para el que ya se han realizado algunos estudios previos que hablan de una inversión muy importante pero aún no cuantificada «que sólo puede aportar la Junta», asegura el párroco.
La reforma total del presbiterio, así como el saneado y la limpieza de los muros y el solado del templo son algunos de los detalles que han de abordarse de forma inmediata, con el fin de devolverle la dignidad para el culto y su presencia a la hora de integrar la oferta turística del románico segoviano, que en la actualidad no puede contar con San Esteban en la ruta.
Pérdida de identidad Andrés de la Calle señala que son muchas las personas que se acercan a la iglesia con intención de visitarla «y a las que tenemos que decir que no es accesible por el momento», y también hay feligreses interesados en poder volver a contar con un templo en el recinto amurallado abierto al culto, pero la realidad es que no se puede abrir.
«En su actual estado es inviable poderlo abrir, porque si bien hay una capilla en la que antes se celebraban misas, el acceso tiene que hacerse a través de zonas que no ofrecen las mínimas condiciones, por lo que no podemos aceptar ningún riesgo», asegura De la Calle.
Sin decirlo de forma expresa, el párroco señala que además de su valor arquitectónico, la iglesia conserva en su interior valiosos elementos artísticos como pinturas, esculturas y ornamentos litúrgicos de cuyo estado de conservación se están ocupando tanto De la Calle como los parroquianos, y teme que puedan sufrir algún tipo de deterioro.
«En ocasiones, cuando visito el templo, salgo con una gran tristeza no sólo por su actual estado, sino también porque la falta de uso al culto hace que la gente pierda el sentido de pertenencia a la parroqua, con todo lo que ello comporta, ya que son casi 25 años en los que no se puede abrir al público con normalidad». concluye el párroco.