Adrián Gozalo ha tenido la oportunidad de sentirse un futbolista o una Estrella de la música o del cine. Ha podido comprobar qué significa llegar a un sitio y que muchas personas se agolpen para lanzar fotografías hacia donde estás tú. A pesar de que no es famoso. Sin embargo, por su trabajo se ha puesto algunas veces en su piel. "Que se te quede todo el mundo mirándote te hace sentirte un poco como un futbolista", se ríe.
Este ingeniero mecánico segoviano de 38 años trabaja en el departamento de homologación de vehículos de McLaren y antes pasó por el de Aston Martin. "El tema de homologación y certificaciones de automóviles es el gran desconocido", apunta en conversación telefónica desde Woking (Inglaterra), donde se encuentra la fábrica de McLaren, un impresionante centro tecnológico de más de 78.000 metros cuadrados que diseñó el arquitecto Norman Foster y que fue inaugurado en 2004. Gozalo es uno de los alrededor de 4.000 empleados que trabajan allí.
Licenciado en Ingeniería Mecánica y máster en Ingeniería de Automoción, lleva ya siete años en el Reino Unido. "El máster me ayudó a encontrar trabajo en una oficina de homologación en Torrejón de Ardoz, en Madrid, pero quería progresar y vi que en España iba a ser difícil en cuanto a oportunidades y sueldo. Me costó un año lograr el cambio", relata. A través de Linkedin contactó con él Aston Martin y, tras varias entrevistas por teléfono y una presencial en Inglaterra, logró el puesto.
Homologar un coche no es homologar un balón de playa. "Hay grandes fabricantes de vehículos que a lo mejor tienen a 20 personas en homologación solo para el mercado de Estados Unidos", explica Gozalo. Para vender un coche es necesario cumplir una serie de requisitos técnicos que varían de una parte a otra del mundo. "China es muy exigente. Se asocia China con mala calidad y para nada es así. Mi experiencia con China fue bastante estresante al principio porque en McLaren no teníamos mucha experiencia hasta ese momento homologando con China y me di cuenta de que sus requisitos técnicos son iguales y muchas veces superiores a los requisitos que podemos tener en Europa. Por ejemplo, en el tema de electrificación de coches, la reglamentación europea va copiando a la china", remarca el ingeniero mecánico segoviano.
Su labor habitual exige una actualización continua de sus conocimientos: "En mi departamento tenemos que asegurarnos, cuando el vehículo se está diseñando, que va a cumplir con los requisitos el día de mañana allá donde queramos venderlo. Tenemos que estar al loro en dar soporte a los diferentes departamentos, en ayudar al diseño del vehículo, en saber las nuevas reglamentaciones que van a entrar en vigor en los diferentes mercados… Ya una vez que está el coche diseñado y fabricado, nosotros también tenemos que hacer todos los ensayos al coche físicamente en laboratorios. Y muchas veces surgen problemas que hay que solventar".
En Aston Martin, él mismo tenía que circular por las calles con espectaculares coches deportivos que ni siquiera habían salido aún al mercado. De ahí las fotos y las miradas sobre él cuando acudía a algunos sitios. "El mayor desafío para nosotros es la legislación del futuro. Tú diseñas un coche para venderlo dentro de tres o cinco años, pero tenemos que tener muy claro lo que se va a exigir dentro de tres o cinco años y muchas veces no está tan claro. Muchos problemas vienen de ahí", resalta Gozalo. La reducción de emisiones y la progresiva electrificación del parque automovilístico han supuesto una revolución, pero no ha sido la única. "Todos los fabricantes estamos sufriendo un poco con el software. Los coches cada vez son más inteligentes, cada vez tienen más sistemas, cada vez tienen más centralitas y y nosotros lo hemos pasado un poco mal con esto. Son coches muy tecnológicos, con mucha mucha informática, con mucho código detrás y muchas veces es un problema", añade.
Este ingeniero mecánico segoviano, que estudió en las Jesuitinas y en el Mariano Quintanilla y se crió en el barrio de Santo Tomás, disfruta con su trabajo. Desde niño le habían interesado los coches. Y ahora no piensa en volver a España: "No se puede decir nunca pero mi trabajo tengo complicado hacerlo en España. Lo que hago yo se tiene que hacer donde está ubicado el fabricante y en España ya no nos quedan fabricantes porque los que hay ya pertenecen a grupos grandes tipo Seat a Volkswagen. Estoy contento aquí y no tengo fecha de vuelta".
Ni el Brexit lo va a echar del Reino Unido. "Tuve que pedir como un permiso de residencia permanente pero no he tenido ningún problema. Lo que más me ha fastidiado es el tema de los envíos. Antes era muy fácil que me mandaran una caja con comida desde España, pero ahora hay que declararlo todo y sale carísimo", vuelve a reírse.