Aunque probablemente sea la atleta con mayor proyección de Segovia, Claudia Corral no se da un exceso de importancia Acude a la cita con El Día de Segovia en las pistas de atletismo Antonio Prieto vestida de calle y con el abrigo de su equipo como única concesión a la era actual en el atletismo de constante exhibición de marcas, zapatillas de última generación y 'gadgets' varios. En apariencia, Claudia es una chica de 22 años como otra cualquiera. En el primer contacto, algo tímida, pero también desprende enseguida alegría y simpatía. Su discurso acaba revelando a una atleta que acaba de estar en el Europeo de cross sub-23, la antesala de la élite.
Terminó en el puesto decimoquinto y como segunda española en una cita que se celebró en Turquía y que ya es su mejor resultado hasta el momento. «Llevábamos tiempo ya intentando ir a un Europeo, luchando por ello, así que es una buena señal de que se está trabajando bien», dice Claudia en una mañana fría pero soleada en la que brillan su sencillez y normalidad. Quiere seguir creciendo en el atletismo pero no la obsesiona. Su objetivo es disfrutar y, desde esa premisa, ir derribando barreras.
Como cuando bajó de los diez minutos en los 3.000 obstáculos, su prueba en pista y donde también aspira a estar con las mejores aunque lo compatibilice con unos estudios tan exigentes como los de Medicina. Claudia cuenta cómo se organiza sin inmutarse, quizás por la disciplina que puede haber heredado de su madre y de su padastro, militares de profesión. «Tanto en el atletismo como en la medicina necesitas un nivel de exigencia que te pones tú misma. Luego también tienes que tener mucha constancia, dedicarle muchas horas y ver que, después de cada fracaso, tienes que seguir intentándolo y seguir ahí», reflexiona.
Su idea inicial era la de realizar la especialidad de medicina deportiva pero la han suprimido, así que cree que se decantará por convertirse en urgencióloga o médica militar. Quiere salvar vidas igual porque ella también se salvó. En su caso a través del atletismo y después de una experiencia que cuenta con naturalidad y reconoce que la marcó. «En el colegio no tenía muchos amigos, se metían conmigo y mi madre decidió meterme a las escuelas de atletismo del colegio, primero, y a un club, después, para que conociera a otras personas. Ya me da un poco igual, yo creo que ya lo he superado. Estoy en otro ambiente y con otras personas y al final me ha hecho ser quien soy ahora», relata con calma.
–¿Qué consejo le daría a otros niños que estén pasando por lo mismo?
–Se pasa mal pero al final hay que encontrar el grupo con el que te sientas a gusto, que no tiene porqué ser el que está al lado. Muchas veces hay que mirar más allá.
La capacidad de adaptación es una de las cualidades de Claudia. Nacida en Almería, se mudó a Segovia junto a su familia cuando tenía ocho años. Además, es la segunda de cinco hermanos. «Mi madre también practica el atletismo y eso nos permite pasar más tiempo juntas. Aunque estamos a diferente nivel, a veces bromeo con ella y la digo que si la gano me tiene que invitar a comer», continúa esta exintegrante del Sporting Segovia, el club de atletismo más novel de la ciudad pero que se está habituando a formar a atletas prometedores.
Claudia ha volado al Playas de Castellón, que le permite participar en competiciones europeas de clubes y le sufraga su presencia en todos los campeonatos de España, un buen puñado para una atleta que hace cross, pista y el trail. En el gusto por esta última disciplina está la influencia de sus entrenadores, Víctor López y David López Castán, aunque también tienen peso otros factores. «Empezó un poco por el Cross de Getafe, que es un poco más duro de lo que suelen ser los croses y luego es que mis entrenadores hacen montaña y también me gusta mucho el ambiente de las carreras por montaña. Se trabaja de otra manera. La pista está más enfocada a los resultados, mientras que la montaña no. La gente va a disfrutar, es muy abierta, muy amigable... Es genial».
Va con su carácter, que asegura que no cambia cuando compite: «Voy un poco a mi rollo, a hacerlo lo mejor posible y a disfrutar. Y creo que fuera también». No quita para que reconozca que tiene aspectos que mejorar, como la nutrición. Sus análisis suelen arrojar carencias de hierro y ácido fólico. «No le doy mucha importancia porque tampoco he tenido ningún problema de alimentación nunca, pero sí que es verdad que es un punto que se puede mejorar porque ya estamos entrenando fuerte y al final es un poco donde puedes meter cambios», apunta en una conversación en la que no rehúye ningún tema.
Tampoco sus costumbres antes de competir, que están alejadas de las supersticiones y de las manías que muchas atletas llevan a rajatabla y que les pueden arruinar incluso su rendimiento si no las pueden llevar a cabo. «En el calentamiento me gusta ir con alguiente y también me gusta correr con trenzas y con gorra, pero si no puede ser tampoco pasa nada», resalta, al tiempo que desvela que el atletismo y sus estudios de Medicina todavía le dejan tiempo para salir con sus amigos y leer ciencia ficción y en especial a Javier Castillo, sus otras grandes aficiones.
La lectura invita a desplegar la imaginación. Cuando se la pregunta si se decantará por la pista o el trail, a Claudia le gusta pensar que podrá compaginar las dos y que en ambas podrá llegar a ser internacional absoluta. «Mis entrenadores me insisten un poco en el tema de mejorar la fuerza porque es lo que menos me gusta de todo y a lo que le dedico menos tiempo, pero sobre todo me insisten en que siga entrenando con la misma ilusión», comienza a despedirse antes de regresar a Brieva, su pueblo y donde hace la mayor parte de los rodajes. El refugio de una atleta que se salvó y quiere salvar.