La Segoviana recibe otra goleada de un filial

Gimnástica Segoviana
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4
Real Sociedad B
1
Gimnástica Segoviana
Finalizado
La expulsión de Silva en la primera parte marca otra derrota a domicilio del equipo de Ramsés.

El árbitro enseña la tarjeta roja a Silva. - Foto: Juan Martín/ Gimnástica Segoviana

La Gimnástica Segoviana cayó derrotada por 4-1 en un encuentro en el que los de Ramsés Gil lucharon contra el viento y se quedaron con un hombre menos desde la media hora de partido tras la expulsión de Silva.

La mala suerte se cebó con la Segoviana antes incluso de que comenzara el encuentro, con la lesión en el tobillo de Sergi Molina. Por ello, Ramsés se vio obligado a rehacer el centro de la defensa, colocando a De la Mata como central; así como con Astray jugando de centrocampista; y con Diego Gómez y Davo como los dos delanteros de un once inicial novedoso.

El fuerte viento de se coló en la fiesta futbolística, actuando a favor en la primera parte para los visitantes. Por ello, los azulgrana gozaron de más oportunidades en el inicio. Pero tras unos minutos de tanteo, al cuarto de hora, una falta lanzada tras el toque de Agote, con muy poco ángulo, fue rematada por Mikel Rodríguez a las mallas, en lo que supuso el 1-0 para la Real B.

El gol no afectó a una Segoviana combativa que dispuso de varios saques de esquina. En uno de estos, en segunda jugada, el balón le cayó a De la Mata de espaldas a la portería, quien lo cedió a Rubén. El lateral gimnástico, con un disparo muy bien colocado, logró batir al portero internacional sub21 de la Real Fraga.

Y cuando todo parecía estar igualado, el árbitro le sacó la segunda amarilla a Silva, en el minuto 28. Por delante, una piedra más en el camino, pero la Sego no se dejó amedrentar desde entonces hasta el descanso. Tuvo a Oliva como protagonista, parando dos acciones por bajo que pudieron dejar a los suyos con desventaja al descanso.

En la segunda parte la balanza cayó del lado txuriurdin. La Segoviana se defendía con uno menos y bajo los palos tenía a un Oliva que se hizo grande, sin dejar que ninguna ráfaga de viento hiciera que el balón entrase en sus dominio. De esta manera, el canterano desbarató tres oportunidades, pero a la cuarta y a la la quinta los vascos vieron gol, con una jugada a balón parado: y seguidamente, con un gol lejano de Rupérez, que pilló desprevenido a Oliva. Todavía quedaba un gol más, y este fue el conseguido de penalti por Goti. Así pues, un 4-1 que se antoja demasiado doloroso.