El milimétrico viaje de 'Santa Catalina' a Roma

C. Lladó (EFE)
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El traslado del cuadro de Caravaggio desde el museo Thyssen a la galería Barberini Corsini de la capital italiana requiere de un laborioso proceso en el que no se deja nada al azar

El restaurador Enrique Rodríguez de Tembleque ejerce de acompañante o «correo» de la obra hasta su destino. - Foto: EFE/ Mariscal

El traslado de una obra de arte empieza antes y termina después del viaje propiamente dicho. Este concienzudo proceso, considerado casi un arte en sí mismo, está medido al milímetro. Un ejemplo de este periplo comenzó hace un par de semanas en el Museo Thyssen cuando, estando aún cerrado, cuatro operarios uniformados llegaron a la sala que preside la obra Santa Catalina de Alejandría de Caravaggio, la descolgaron y, con la ayuda de un carrito almohadillado, recorrieron los pasillos hasta llegar al área de restauración.

Este era solo el primer paso del laborioso procedimiento de revisión, embalaje y envío a Roma de una de las obras maestras del pintor barroco, que será la protagonista de la muestra Caravaggio 2025.

La emblemática pintura no estará sola en la expedición, ya que comparte aventura con el Ecce Homo que exhibía el Museo del Prado -en préstamo de un particular-. 

La pintura se cubre con un cristal especial para evitar posibles daños. La pintura se cubre con un cristal especial para evitar posibles daños. - Foto: EFE/ MariscalEstos magníficos lienzos serán los principales reclamos de la muestra que se podrá visitar en la galería romana Barberini Corsini del 7 de marzo al 6 de julio, y que reúne buena parte de la creación del artista. Mientras la Santa Catalina ha sido elegida como cartel de la muestra y portada del catálogo, en el caso del Ecce Homo parte de la expectación radica en el hecho de que iba a ser subastado por 1.500 euros y, tras certificarse su autoría, fue comprado por un coleccionista británico residente en España por 36 millones de euros.

El periplo que transcurre desde que la Santa Catalina se descuelga de la pared del Thyssen hasta que se carga en el camión se prolonga dos semanas. 

Siempre custodiada

El primer traslado conduce a la pieza al área de restauración, donde le espera un equipo de seis expertos, capitaneados Enrique Rodríguez de Tembleque, que ejerce de acompañante o «correo» de la pintura hasta su destino. Él es el responsable de que el cuadro sea entregado al equipo de la Barberini Corsini -sede de la exposición- en perfecto estado y quien irá a recogerlo al término de la muestra para traerlo de vuelta a España.

En restauración, el cuadro es limpiado y analizado para garantizar su perfecto estado.

El milimétrico viaje de 'Santa Catalina' a RomaEl milimétrico viaje de 'Santa Catalina' a Roma - Foto: EFE/ MariscalLos pequeños desperfectos, pérdidas, craquelados o manchas minúsculas en lienzo y marco quedan reflejados en un informe de condición, en el que se detallan también las medidas de protección con las que cuenta, tales como un cristal especial y una caja climática por delante, y el material y protección en la parte trasera, en este caso una lámina de policarbonato para controlar la humedad y minimizar posibles daños.

Este documento se entregará a la llegada a Roma, donde los responsables de museo que lo reciban comprobarán ante el «correo» la exactitud de los datos y firmarán el papel, que será vinculante para ambos museos y servirá para comprobar que la obra regresa en el mismo estado en que se prestó.

Lo normal es que el «correo» viaje con la obra en el avión, camión o carguero y «no lo deje solo ni un momento», explica Rodríguez de Tembleque, que en esta ocasión no se subirá al camión, ya que el Prado ha enviado a su propio «correo», quien sí viajará en el transporte junto a los dos caravaggios.

Un par de días antes de la salida, el cuadro pasa a la zona de embalaje y desembalaje, junto al área de carga. Allí se guardan las cajas para los transportes, que en el caso de Santa Catalina es algo más grande que el lienzo dado que es necesario colgarlo en un contramarco para evitar que se apoye sobre su marco tallado cuando se coloque de pie, y atado al lateral del camión.

Cuando el viaje es por carretera, los vehículos suelen ir acompañados de escolta policial. El trayecto a Italia dura tres días, en los que el transporte y sus acompañantes pernoctarán en almacenes especiales de la compañía logística, dado que la seguridad es la máxima prioridad en este tipo de préstamos de obras entre museos.

Una vez en Roma, Rodríguez de Tembleque certificará su llegada indemne y se despedirá de la pieza hasta que culmine la muestra, cuando tendrá que recogerla para emprender la vuelta al Thyssen.