El adoquín que exportó Cuéllar

Cristina Sancho
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La villa da nombre a un tipo de adoquin para mejorar el pavimento del centro histórico cuyo uso ya se ha extendido en municipios de toda España

La Plaza Mayor luce desde hace año el característico adoquinado - Foto: C.S.

¿Alguna vez ha jugado a ir contando los adoquines que pisa según va caminando por una calle? En Cuéllar perdería la cuenta de la cantidad que son. Parece que son una moda que llegó para quedarse y que se extiende como las malas hiervas, pero de una manera más bonita por el casco histórico de Cuéllar. Pero pocos saben que los adoquines que hace unos 30 años empezaron a colocarse en las calles de la villa y que con el tiempo se extendieron por multitud de municipios de toda la geografía española, se crearon en Cuéllar.

Para los cuellaranos es un elemento más del pueblo como lo es el mudéjar, salvando las distancias históricas. Incluso a lo largo de los años de su utilización y dependiendo del volumen de obras que cada equipo de gobierno ha venido realizando, ha llevado a que el político de turno en algún momento se llevara el sobrenombre de 'adoquín'. Según recuerda el arquitecto del Ayuntamiento, Gonzalo Bobillo, la idea surgió en torno a 1993. Por aquel entonces el adoquín tradicional de granito como el que se encuentra en la avenida Padre Claret o la Cuesta de los Hoyos en la capital segoviana y se encontraba en la calle Nueva de Cuéllar era muy caro.

Desde el área de Urbanismo de la localidad pensaron en la manera de conseguir un material mas barato pero que se adecuara a una imagen correcta para mejorar el pavimento del casco histórico. Recuerda Bobillo que fueron ellos mismos quienes realizaron el diseño y hablaron con una empresa de prefabricados de hormigón de La Bañeza quien les hizo el modelo que inicialmente no gustó mucho y que fueron mejorando hasta dar con el modelo de tres piezas que se lleva utilizando casi treinta años. «Aquella empresa que se llama Páramo, suministraba el material a las empresas constructoras que licitaban las obras. Se trata de un adoquín de tres piezas diferentes, una rectangular, otra cuadrada y otra más pequeña que se colocan de forma aleatoria», explica.

Otro de los requisitos que buscaban a la hora de dar con el material adecuado es que fuera un elemento versátil. «Queríamos algo que pudiéramos colocar en cualquier superficie, grande o pequeña y que sobre todo admitiera una buena imagen urbana después de las posibles reparaciones», comenta. En el caso de asfaltos de cemento, hormigón u otro tipo, en el caso de realizar una zanja para acometer una reparación de una tubería, al volver a echar el material se nota la diferencia, mientras que en este caso se levanta el adoquín, se pica el cemento, se cambia la tubería, se vuelve a cubrir y a colocar el adoquín y apenas se nota la actuación.

Se cree que las primeras calles que se arreglaron con adoquín fueron Carchena y San Francisco. En aquel caso y se mantiene hasta la actualidad el adoquín era de color gris y no gustó el resultado en exceso por lo que las siguientes ya se plantearon con el famoso adoquín de tres piezas que durante la fabricación se los golpean para darles una pátina de viejo. Con el paso de los años la fabricación de este material se ha extendido de la empresa Leonesa a otra fabrica en Madrid y también Conorsa en Nava de la Asunción. De hecho esta última lo ofrece en su página web como 'Adoquín, modelo Cuéllar coliseum'.

En Cuellar este material se emplea en el espacio declarado como conjunto histórico que son unas 60 hectáreas. Saber el número de adoquines instalados es imposible, pero se calcula que se extenderá por unos 7.000 metros cuadrados y aún queda mucho casco histórico por sustituir. No solo se emplea en el pavimento del conjunto histórico, sino que este y otros similares de un color más rojo se han empleado también en la mejora de aceras en distintas calles. En el caso de vías en las que por su estrechez no es viable realizar una acera que permita el transito adecuado de personas, se realiza el pavimento al mismo nivel y se separa la acera del resto de la vía, con encintados de granito en la actualidad. Inicialmente fueron encintados de piedra blanca de Campaspero (Valladolid) cuyas canteras se encuentran a apenas 14 kilómetros de Cuéllar, pero al tratarse de piedra caliza y porosa, se fracturaba con facilidad ante las heladas, las bajas temperaturas y las nieves por lo que con el paso del tiempo se ha ido sustituyendo por los encintados de granito.

Estos dos materiales, adoquín y granito, se volverán a emplear en las próximas obras que realice el Ayuntamiento de Cuéllar. De hecho, la versatilidad del adoquín permite ejecutar reformas en varias fases como es el caso de la plaza del Campo que afronta su tercera fase para avanzar desde la puerta de la biblioteca municipal Cronista Herrera hasta la calle Morería y que también se realizó en adoquín. Esta obra se ha sacado a licitación junto con el tramo de la calle Barcelona y de la calle Vacas. En total son unos 1.300 metros cuadrados por un importe que ronda los 277.000 euros. También queda pendiente de ejecutar la mejora de la calle Rosario que ya ha sido adjudicada pero no ha dado tiempo a realizar la obra antes de las fiestas. En todos los casos se sustituirá el pavimento y se renovarán todos los servicios.