Mari Carmen Agudo, una mujer que sufre parkinson, ha relatado a través de una carta a El Día de Segovia el triste episodio que vivió el pasado 19 de diciembre en un autobús urbano de Segovia. Según su relato, el conductor la echó a gritos del espacio reservado para personas en sillas de ruedas y carros de niños, a pesar de que ella llevaba un andador.

Los hechos, cuenta, se produjeron el citado 19 de diciembre sobre las dos menos cuarto de la tarde. Acompañada por su marido y ante la imposibilidad de lograr un taxi, cogió el autobús para acudir a una cita médica en el Hospital General de Segovia. Agudo se situó "para no molestar" en ese espacio reservado para personas en sillas de ruedas y carros de niños. En una de las paradas subió al vehículo un cochecito de bebé y el conductor se dirigió "a voz en grito" de la siguiente manera a esta mujer, según su versión: "Señora, quítese de ahí, ese sitio no es para andador".

Añade que fue expulsada de ese lugar en plena marcha: "Con el consiguiente peligro para mí. Gracias a que mi esposo me agarró. Si no, no estaría escribiendo ahora. Estaría de vuelta al Hospital. Aparte de que, al ir a bajar del autobús, con los nervios propios del momento, rogué al conductor que por favor bajara la plataforma porque temí tener un caída importante, pero hizo caso omiso lo que casi nos hizo caer a mi marido y a mí".

Esta mujer asegura que se sintió "una porquería de persona sin dignidad" y subraya que lleva andador no por capricho: "Pierdo la estabilidad y me caigo". Termina la carta con una reflexión. "Ante todo quiero resaltar que tener una discapacidad no es ser diferente, es tener una dolencia inesperada con trato digno, sobre todo con respeto y educación. Hoy me ha tocado a mí, mañana te puedo tocar a ti".