Cuando tiene lugar la conversación Jimena Velasco se encuentra en México y tiene previsto viajar pocas horas después a Venezuela. A sus 19 años recorre el mundo como si llevara toda la vida haciéndolo, obligada a crecer más rápido de lo normal por su condición de estrella mundial del pádel. «¿Presión? Somos conscientes del nivel al que estamos y el que podemos alcanzar», señala. Siempre habla en plural. Sus éxitos y sus decepciones son también los de su compañera Noa Cánovas, una chica barcelonesa de su misma edad con la que forma pareja y con la que afronta la nueva aventura en Premier Padel.
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) autorizó la semana pasada la compra de World Padel Tour por parte de Qatar Sport Investments. La empresa que dirige el presidente del PSG, Nasser Al-Khelaifi, absorbió a finales de diciembre el circuito mundial de pádel y lo ha rebautizado Premier Padel. «Hemos pasado a jugar muchos más torneos 'outdoor' (al aire libre) y las condiciones son mucho más difíciles. En México ha hecho mucho calor y mucho viento pero bueno, al final las condiciones son para todas, así que habrá que acostumbrarse a entrenar mucho 'outdoor' e irnos haciendo poco a poco», señala Jimena sobre los primeros cambios que se han encontrado en el circuito.
Tras Venezuela disfrutarán de algo menos de tres semanas sin torneos antes de afrontar un torneo en Bruselas. «Es duro porque estás mucho tiempo fuera lejos de tu familia. Ahora, por ejemplo, son muchas horas de diferencia y casi no hablamos en todo el día. Pero con las chicas de la academia (en la que entrena en Madrid) hemos creado un buen grupo y nos llevamos entre todas muy bien y se hace más ameno», señala a la hora de hacer balance del momento que atraviesa. Un repaso en el que no faltan los aspectos en los que tiene que mejorar junto a su pareja, sus estudios, su filosofía en el deporte o el reciente triunfo que consiguieron en Leganés en uno de los torneos del también circuito profesional Ultimate Padel Tour. «Junto a las semifinales del año pasado en México ha sido mi momento más feliz hasta ahora. Estaban mis padres, estaban mis abuelos, mucha gente de mi familia mis amigas, y mucha gente que se había acercado de Segovia. Muy contenta también de poder ganar delante de ellos», remarca, aunque no despega los pies del suelo: «Estamos muy contentas de haber conseguido el título, pero también somos conscientes de que para seguir ganando partidos hay que seguir trabajando muchísimo. Estamos muy concienciadas de ello y con muchas ganas de seguir trabajando y seguir jugando a este nivel».
El reciente divorcio de la que era la pareja número uno del mundo, Ale Galán y Juan Lebrón, ha evidenciado la creciente exigencia en el pádel. «Yo creo que ahora mismo lo más importante es el aspecto psicológico y físico porque la técnica la tenemos todos. Nosotras ya entramos directas en los cuadros finales y ahí no hay ningún partido fácil. A poco que empieces relajada y sin la intensidad necesaria pierdes», argumenta la jugadora segoviana, que no obstante encuentra conceptos del juego en los que todavía tienen margen de mejora: «Creo que como pareja tenemos que tapar mejor los espacios. Al final lo vamos haciendo mejor porque vamos jugando más tiempo juntas y nos compenetramos mejor, pero tenemos que tapar mejor los espacios las dos».
Jimena es más de la competición que de los entrenamientos («Yo disfruto mucho con el gusanillo de competir, de querer ganar y de los puntos importantes»), pero sabe de disciplina. Estudia Psicología a distancia y no se deja cegar por el crecimiento del pádel, que se ha extendido por todo el mundo. «Se ha empezado a jugar en muchos países y creo que en los próximos años va a seguir expandiéndose», concluye la talentosa jugadora segoviana.