Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


La Patria Vasca, ETA y otras cosas que ya

31/03/2024

El 'Día de la Patria Vasca', que se celebra este domingo, siempre el domingo de resurrección, suele consistir en una serie de reivindicaciones más o menos independentistas, más o menos retóricas, más o menos entusiastas, pero que se van difuminando año tras año en contacto con una realidad aplastante: hoy, menos de un veinte por ciento de los vascos reivindica la independencia y la secesión respecto del resto de España, de acuerdo con todos los euskobarómetros. Ni siquiera en Bildu, la formación más abertzale, se registraría hoy una mayoría aplastante en favor de la secesión, aunque sí se prediquen otras fórmulas que implican alejarse 'de Madrid'.

 

Pensar que esa Euskadi que celebra en estas horas su Aberri Eguna (bueno, lo celebran el PNV y Bildu, naturalmente, junto con Elkarrekin Podemos, en trance de desaparición y del que Sumar apenas heredará la mitad de los seis escaños que ahora tiene) sigue siendo independentista es un patente error. Quizá uno de los errores más graves que se cometen en la Villa y Corte a la hora de analizar lo que pasa en un territorio español tan emblemático, tan complicado políticamente, y al tiempo tan próspero, como es el País Vasco. Y puede que sea una de las razones por las que las formaciones vascas no nacionalistas, el Partido Socialista de Euskadi y el Partido Popular, no avanzan en sus posiciones electorales y seguramente no lleguen a ocupar más de veinte escaños de los 75 de los que se compone el Parlamento Vasco.

 

Bueno, ese error y otro más persistente: los cenáculos y mentideros más conservadores en la capital de España siguen creyendo, o al menos diciendo, que ETA (o sea, Bildu) controla el Gobierno central de Pedro Sánchez. Como si ETA siguiese existiendo. Como si, desafortunadamente, más del veinticinco por ciento de los jóvenes españoles menores de treinta años no ignorasen por completo la pesadilla de cuatro décadas que nos produjo aquella banda asesina que mataba y secuestraba en nombre de esa 'patria vasca' que hoy, ya digo, se difumina en la conciencia social.

 

Sé que esto que digo provocará discrepancias y hasta repulsa en muchas de aquellas familias que tuvieron que huir de mi Euskadi en aquellos años del plomo, y más aún en las de aquellos héroes que pagaron con su vida la acción terrorista, pero la verdad es que ETA se disolvió hace más de una década gracias a la acción policial con Pérez Rubalcaba al frente y gracias también a una negociación decididamente llevada a cabo por Zapatero. Hoy, de ETA no quedan más que desvaídos homenajes a etarras quizá en su mayor parte arrepentidos y viejos que salen de las cárceles.

 

Tercer error: empeñarse en mirar hacia otro lado no negociando el fin de esa disposición transitoria cuarta de la Constitución que deja abierta la posibilidad de que Navarra se incorpore al Consejo General Vasco "o al régimen autonómico que le sustituya". Lo que hace que, para el nacionalismo vasco, la cuestión de la incorporación formal y oficial de Navarra a Euskadi siga estando siempre ahí, como lo demuestra el hecho de que Bildu celebre en Pamplona sus aberris.

 

Claro que otro error que cometen quienes miran las cosas desde la Puerta del Sol, sin acercarse a Euskadi ni para hacer turismo, es seguir considerando a Bildu como un brazo desarmado de ETA. Y así, recorriendo las calles y los pueblos mientras los peneuvistas se acomodaban en sus despachos, acomodándose a la sombra de un Gobierno central bastante protector, esa es la verdad, Bildu ha ido escalando en expectativa de voto hasta igualarse con las que tiene el hasta ahora indiscutible PNV. Lo notaremos ya en el Aberri, a cinco días de que comience oficialmente la campaña electoral vasca: EH Bildu mantendrá un discurso menos radical que los 'jeltzales' peneuvistas, que mejor harían olvidando frases sabinianas que ya nada significan para casi nadie.

 

Así se plantean las elecciones en Euskadi: con reivindicaciones que poco tienen que ver con los clásicos llamamientos de Ibarretxe en favor de una separación con el Estado. Y con unos candidatos nuevos, jóvenes excepto en el caso del PP, que son por completo desconocidos en Madrid y que, tanto en el caso de Imanol Pradales (PNV) como en el de Pello Otxandiano (Bildu) ni se han molestado en pasarse por la capital del Estado para ser presentados en los foros tradicionales. Sí lo ha hecho Eneko Andueza, el candidato socialista, que será quien incline, presumiblemente a favor del PNV, y desde una modesta tercera posición en el podio electoral, la lehendakaritza, o presidencia del Gobierno autónomo. Porque una alianza de gobierno entre los socialistas y Bildu, otro calculado error que en la derecha 'nacional' se considera una probabilidad, sería suicida, claro, para las expectativas del PSOE en el resto de España.

 

O sea, que, en la superficie, si exceptuamos los rostros y los porcentajes de votos, casi nada cambia en el País Vasco. Ni tampoco en las tozudas mentalidades de algunos observadores de la realidad vasca 'desde Madrid', que se obstinan en no ver ese no-cambio que, en el fondo, ha supuesto ya un giro de ciento ochenta grados en muchas cosas que al sur de Pancorbo siguen sin entenderse. Y esa, que nada tiene que ver con las catalanas, que son otro mundo (nuevo error de la 'madrileñidad': equiparar unas y otras), me parece que es una clave importante de lo que sucederá en las urnas vascas el próximo 21 de abril, dentro de apenas tres semanas.