El turismo vive de recuerdos. Visitar un país o una ciudad deja en la memoria del turista vivencias que con el paso del tiempo vuelve a evocar a través de imágenes que certifican su estancia y reverdecen las experiencias vividas. De este particular 'revival' viven y se sostienen las tiendas de 'souvenirs' que en capitales como Segovia forman parte del paisaje urbano en el centro histórico de la ciudad.
En sus escaparates, que se extienden más allá del interior de la tienda, existe una amplia gama de productos, todos ellos orientados a servir como testigos de la visita de los turistas a Segovia, y la oferta es tan extensa como atractiva.
En la calle Marqués del Arco, Enrique González regenta Souvenirs 'El Alcázar', una de las tiendas más veteranas de la capital con siete décadas de historia a sus espaldas, y asegura que la evolución de los gustos de los turistas a la hora de elegir recuerdos ha sido evidente, sobre todo en los últimos 20 años, marcada no sólo por la merma en el poder adquisitivo, sino también por los cambios de hábitos del turista.
De este modo, el turista actual opta por elegir recuerdos «con los que poder tener un detalle con familiares o amigos, pero que no ocupen demasiado espacio en sus maletas ni que puedan exceder el peso para no tener que facturarlas».
Así, la estrella en las ventas de las tiendas de recuerdos está siendo el imán que se pega en la nevera, donde los fabricantes hacen gala de diseños lo suficientemente llamativos como para que entren por el ojo a los visitantes. Su precio y su versatilidad les hacen prácticamente imbatibles como elección para un obsequio.
En un sentido similar se sitúan los llaveros, elección también muy socorrida a la hora de decidirse por un recuerdo de la ciudad, y que también integra el denominado «turismo de estantería» que los viajeros tienden a crear en sus hogares. Los motivos van desde los más recurrentes como las imágenes del Acueducto, el Alcázar o la Catedral hasta otros de mayor originalidad como el cochinillo o el escudo de la Gimnástica Segoviana.
En los últimos años, la tendencia del viajero a la hora de adquirir recuerdos se orienta «más a lo útil que a lo decorativo», según explica César Sanz, presidente de la Asociación Segoviana de Souvenirs (ASESO) y regente de la tienda de recuerdos situada frente al Alcázar. De este modo la venta de tazas, termos, carteras o monederos con motivos alusivos a la ciudad acaparan también las preferencias de los turistas, que pueden de esta manera recordar su visita a la hora del desayuno o en el supermercado a la hora de pagar la compra.
También las tiendas de recuerdos cuentan con espacios para la artesanía local, que ofrece al turista la posibilidad de darle valor añadido a su souvenir llevándose a casa una pieza artesana en la que su utilidad y su belleza son compartidas. Cestos, esculturas, bisutería con motivos segovianos o incluso ejemplos del variado esgrafiado local son algunas de las muchas alternativas que se ofrecen para aquellos que buscan tener un recuerdo más allá de lo típico.
Pero siempre hay lugar para clásicos como las miniaturas a escala del Acueducto o el Alcázar, que dejan constancia efectiva de la presencia en Segovia cuando los turistas llegan a sus hogares. En este sentido, el público infantil y juvenil es el mayoritario a la hora de elegir estas reproducciones para llevarlas a sus casas porque «les divierte mucho tener un pequeño Acueducto o Alcázar», según asegura Enrique González.
Otra de las curiosidades en las ventas de recuerdos es la permanencia de las postales, a las que ni el correo electrónico ni las redes sociales consiguen arrinconar. Así, hay muchas personas que compran postales «para enviarlas a sus amigos o enviárselas a si mismos», según asegura González, que asegura que aunque su venta ha tenido vaivenes, actualmente sigue manteniéndose en las preferencias de quienes visitan la ciudad.