Oriol Romeu como síntoma

Diego Izco (SPC)
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El papel irrelevante del único medio defensivo del Barça da sentido a la primera 'minicrisis' del curso

Oriol Romeu como síntoma - Foto: miguel angel molina

El Barça comenzó el curso presumiendo de su habilidad en el mercado de fichajes e incluso apareciendo en cabeza de estadísticas sorprendentes: el club que menos  invirtió en nuevas contrataciones de los 32 que disputan la Champions. Apenas 3,4 millones de euros pagados en un solo fichaje, el de Oriol Romeu.  

Que la salida de Sergio Busquets iba a dejar un cráter descomunal en el mediocampo del equipo no era un vaticinio arriesgado. La forma de interpretar el juego de presión, de contención y de distribución de 'Busi' había marcado al equipo y no iba a ser fácil despojarse de determinados movimientos y automatismos. 

Para intentar cubrir ese hueco, el Barça realizó una apuesta sorprendente y arriesgada. Apartó el foco de los grandes mediocentros a los que se le asoció y apostó por un canterano que apenas había disputado dos partidos en la 10/11 con el primer equipo, que había salido del club a los 20 años (rumbo al Chelsea) y que se había trabajado un nombre como «mediocentro de garantías» en el Southampton (ocho temporadas) antes de regresar a LaLiga vía Girona. Una sola temporada en Montilivi, un agujero en la zona del pivote… y Oriol volvía a vestir de azulgrana. 

Arrancó entonces la campaña de marketing. Le apodaron 'La Roca' para contrarrestar todas las crónicas que hablaron de «un perfil bajo» en la zona de ancla de un equipo-top, y Xavi le entregó la titularidad entre la mejor defensa de Europa en la 22/23 y las líneas de creación y ataque. Pero apenas dos meses después del arranque de la temporada, el Barça atraviesa su primera minicrisis del curso. Y el 'cinco' azulgrana está en la lupa. 

Probablemente no tenga un gran porcentaje de culpa, pero Romeu, un futbolista honrado que jamás creó magia sobre el césped, hoy es el síntoma de la situación azulgrana. Las lesiones de Pedri primero y Frenkie De Jong después han quitado brillo y capacidad de maniobra al centro del campo. Gavi va barriendo la zona, pero no es un 'stopper' al uso. Y Gundogan ha hecho sus mejores años como 'distribuidor' cerca del área contraria, dando pausa y último pase. A Oriol, que incluso ha perdido la titularidad indiscutible de comienzo de temporada, no le alcanza para sujetar al equipo

Defensa

El pasado curso, el Barça cuajó una temporada defensiva asombrosa. La adaptación de Koundé, la consagración de Araújo, la tranquilidad de Christensen, las manos salvadoras de Ter Stegen… El equipo basó su título de Liga en mantener porterías a cero: fueron 26 en 38 partidos (con mención especial al Camp Nou, donde sólo Espanyol, Real Sociedad y Real Madrid lograron marcar). El orden y la disciplina fueron fundamentales, pero también la organización del equipo para no permitir contragolpes… donde resulta fundamental la figura del mediocentro defensivo: el jefe de la presión alta y el que encuentra la posición idónea para que el rival no progrese. 

Hoy por hoy, al Barça le hacen mucho peligro con pocos argumentos. Ya ha encajado diez goles en nueve partidos de Liga, los mismos que había recibido el curso pasado en las primeras 31 jornadas.   Y en cuatro de los cinco partidos en los que ha encajado, el rival ha logrado al menos dos goles: Celta, Granada, Mallorca y Villarreal. 

Casualmente, en tres de esos cuatro partidos, el rival empleó la misma táctica: un 5/3/2 que cerraba espacios y aseguraba el contragolpe. Primero fue Benítez en el Camp Nou (que encajó una remontada 'in extremis' cuando el Celta se puso 0-2), después Javier Aguirre en Son Moix y finalmente Paco López en Granada. En esta tesitura, Xavi ha borrado del campo la figura del pivote defensivo y ha apostado por la creación -obligado, porque ha tenido que remontar en cada encuentro-. Oriol Romeu, el fichaje modesto, va saliendo de la ecuación.