La vitalidad y pasión por la gastronomía de su país de Pablo, propietario de El Argentino de Valsaín es contagiosa, además de tener más que claras las ideas y la filosofía de trabajo. «Lo cogí en 2001 y hasta hace cuatro años se siguió llamando Tio Pepe», recuerda, hasta que supo que las cosas estaban ya bien encauzadas en su establecimiento, que sólo funciona como restaurante, no tiene bar. Abren de miércoles a domingo al mediodía y la explicación es por el tiempo que invierten en preparar toda la cocina casera que preparan ellos mismos. «Amasando para los espaguetis y los raviolis caseros. Estamos haciendo la milanesa, las verduras y las empanadillas, que tenemos cincuenta clases. Lo vamos fabricando todo durante miércoles, jueves y viernes», detalla el carismático Pablo. Si alguien va a comer en esos tres días, «le damos de comer pero nuestro fuerte son los fines de semana», siendo imprescindible hacer reserva para disfrutar de las especialidades de ElArgentino del Valsaín. «Tener reserva previa tiene que ver con el sistema de trabajo», argumenta Pablo, «para saber los empleados que tienen que venir y para organizar bien las mesas».
En su restaurante, hace ya tiempo que pone en práctica dos máximas. La primera, tratar a los niños como comensales adultos, «con la misma seriedad y cuidado», porque la zona se presta para las familias. En segundo lugar, «nunca ponemos comida de más». La primera vez puede resultar algo chocante pero la segunda, asegura «se relajan. Me dicen qué es lo que quieren comer y yo les pongo las cantidades». La experiencia de todos estos años ha demostrado que el método de El Argentino de Valsaín, funciona.
COMIDA ARGENTINA. «Lo destacable de nuestra cocina argentina es que no compramos nada hecho». Un mandato que cumplen en la elaboración de todas y cada una de sus propuestas. «En las empanadillas, le ponemos en el relleno lo que decimos que tiene. Lo preparamos y lo ponemos». Empanadillas argentinas, con medio centenar de propuestas que se dice pronto. En la carta, a modo de orientación, se dividen en: llevan pollo, ternera o jamón; picantes; de casquería; de frutos del mar; de vegetales y con queso, y con un toque agridulce. Platos argentinosque gustan porque «la buena comida es buena comida donde la pongas. Eso está claro». Otra sugerencias existosas son los raviolis y los espaguetis, los filetes empanados que preparan con distintos ingredientes en la parte de arriba, como si fuera una pizza y, por supuesto carne a la parrilla.
Una mención también para las provoletas. «Quesos que están crujientes por fuera y derreidos por dentro. Tienen muchísimo éxito», afirma Pablo, con muchas opciones para vegetarianos y celíacos. Con el mismo cariño y esmero, hacen los postres, tres de los doce dulces platos sin gluten. «Siempre recomendamos dejar lugar para el postre, con dulce de leche, chocolate, nate, helados, crepes. Siendo la estrella, una tarta de tres capas de chocolate y dulce de leche, bañada en chocolate».