El Centro Santo Domingo de la Fundación Villa de Pedraza acogerá del 5 al 20 de octubre la exposición 'Tres cuerpos. El cuerpo sagrado, el cuerpo afectivo y el cuerpo sensual'. Una propuesta cultural comisariada por Ilda Caeiro, que mostrará en esta iglesia "cargada de historia que entrelaza lo espiritual y lo ritual y transforma en un espacio donde el cuerpo es reinterpretado como símbolo de las múltiples capas de la existencia", las obras de las artistas Susana Guerrero, Norma Gil y Sandra Zajac.
En el espacio connotado el cuerpo sagrado, afectivo y sensual y, según explicaron desde la Fundación, se enfrenta con la sacralidad del espacio, resignificando las nociones de lo espiritual en lo contemporáneo. Esta tensión y relación entre la memoria religiosa del lugar y la contemporaneidad de las piezas "refuerza el diálogo sobre cómo las experiencias corporales, ya sean trascendentales, afectivas o sensuales, han sido inscritas y reinterpretadas a lo largo del tiempo", detallaron.
La obra de Susana Guerrero se caracteriza por su enfoque de la mitología y la estética femeninas, utilizando la narrativa y el simbolismo para crear un diálogo entre el pasado y el presente, explorando en profundidad los temas relacionados con la mitología, lo sagrado y lo ritual. Por tanto, los conceptos de sacrificio, purificación y transformación estarán presentes, abordando las prácticas simbólicas y rituales asociadas al cuerpo como un puente entre lo divino y lo humano.
Por su parte, la estética de sus piezas juega con la idea de lo sagrado a través de formas simbólicas o arquetípicas, inspiradas en la iconografía religiosa, los mitos antiguos y los símbolos alquímicos, entre otros. Los materiales que emplea no son ajenos a lo simbólico. Huesos, uñas, tejidos naturales y cerámica le sirven para explicar cómo el cuerpo humano se convierte en un canal de comunicación con lo divino o lo místico, destacaron desde la Fundación.
Norma Gil muestra la intimidad, la sutilidad y el dolor en las experiencias vividas durante períodos frágiles, enfrentándonos a la vulnerabilidad del individuo. Se expresa a través de metáforas con la piel como vehículo para mostrar la forma en que el afecto, el dolor y la pasión dejan huellas en nosotros.
Maestra en el uso de técnicas mixtas, superpone texturas naturales como la seda y el algodón tintados, con colores naturales que extrae de plantas que recolecta en la naturaleza, tal y como recalcaron. "El carácter instalativo de sus piezas permite la interacción con las mismas y nos invita a tocar y sentir, creando una conexión directa con las emociones", subrayaron desde la Fundación.
Por último, a través de su trabajo, Zajac investiga la sensualidad y la sexualidad explícita, explorando la escala de grises que existen entre un término y otro. Así, la artista norteamericana lleva en su esencia la disciplina performática que traslada a sus piezas. Jugando con la estética crea escenas, en ocasiones oscuras y perversas, exhibiéndose como si no supiera que hay alguien mirando.
La artista escenifica sus composiciones como si fuese una cineasta, con un estilo que más bien pareciera un fotograma, invitando a reflexionar a través del cuerpo de la protagonista sobre sus deseos, de la implicación sexual de sus poses y de sus actitudes. De su trabajo destacaron la sensibilidad femenina y las sutiles contradicciones de las dinámicas de la identidad. "Sus obras reflejan la profunda carga emocional con las que aborda temas universales, propios de la condición humana", concluyeron desde la Fundación Villa de Pedraza.