El 23J da más opción a Mazarías de gobernar sin pactar con Vox

David Aso
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La convocatoria de elecciones generales lleva al PP nacional a ralentizar o evitar pactos con Vox y favorece la idea del futuro alcalde de liderar en solitario, aunque deba negociar apoyos puntuales para cada iniciativa

El 23J da más opción a Mazarías de gobernar sin pactar con Vox

El candidato del PP a la Alcaldía de Segovia, José Mazarías, no dejó de repetir en campaña su apuesta por gobernar en solitario. Obviamente su ideal era haber alcanzado mayoría absoluta y se ha quedado cerca, ya que si Cs o Segovia en Marcha (Podemos-Alianza Verde) hubieran sacado unos 120 votos menos no habrían alcanzado la representatividad mínima necesaria (5%) para entrar en el reparto, y el escaño de uno u otro habría sido el número 13 para el PP, sobre un total de 25 que componen el Pleno municipal.Pero, a pesar de que se ha quedado en 12 concejales, ya en su primera entrevista tras confirmarse su victoria, en declaraciones a La 8 Segovia, insistió en que su objetivo era «dialogar con todos». Es decir, no abrazar a ningún partido en concreto, y por tanto no firmar ningún pacto de mandato que, previsiblemente, conllevaría la entrada de esa otra fuerza en el Gobierno local.
Durante la campaña,Mazarías rememoró en reiteradas ocasiones el pacto que firmó el PP en 1999 por el que, aun habiendo obtenido 12 concejales, aceptó ceder la Alcaldía a José Antonio López Arranz, entonces candidato de UC-CDS, que sólo había logrado tres escaños. La consecuencia fue un mandato singularmente convulso, y Mazarías cree que eso «le ha pasado factura al partido durante 20 años».

Independientemente de las razones que llevaran entonces a ceder la Alcaldía a un partido menor, no parece que ahora se le pusiera al PP como precio ceder el bastón de mando, sino en todo caso alguna Concejalía con las áreas que pactara con quien negociase, conCs o Vox como posibles compañeros de viaje. 

A priori, ese hipotético acuerdo, aun con el condicionante de las concesiones que tuviera que admitir, le garantizaría un mandato más tranquilo por las mayorías absolutas que se aseguraría de antemano en los plenos para ir sacando propuestas adelante. Dispuesta a hablar de ello estaría la candidata de Cs,Noemí Otero (de los pocos líderes naranjas que han salvado una marca en coma profundo a nivel nacional), tras una campaña electoral valorada fuera de micrófonos hasta por los rivales. Así haría valer su peso específico por encima incluso de lo que pudo lucir tres escaños en 2019, e incluso el resto de grupos vería con mejores ojos un hipotético acuerdo PP-Cs que una reedición a escala local del que ha llevado a Castilla yLeón a ser el primer gran territorio con Vox dentro de su Gobierno. Pero Mazarías no quiere compartirlo ni con Cs ni con Vox, de ahí sus ya citadas alusiones constantes al acuerdo de 1999. 

Cierto es que, de primeras, los precedentes le podrían haber invitado a la prudencia a la hora de hacer pública tal intención, ante el riesgo de verse corregido por su partido desde Valladolid o Madrid, por hipotéticos intereses supramunicipales que tuviera que atender, más allá de los propios de Segovia. Ya le ocurrió al PP en 2019, cuando firmó un acuerdo por la Junta con Cs que derivó en otros a nivel de ayuntamientos y diputaciones. En laDiputación de Segovia, sin ir más lejos, el PP logró mayoría absoluta y aun así cedió áreas de gobierno a Cs, precisamente a Noemí Otero.

Sin embargo, ese riesgo de verse abocado a firmar pactos por directrices de partido desde Valladolid o Madrid es menor desde que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el lunes elecciones generales para el 23 de julio. Feijóo reunió a sus líderes regionales el martes y de ahí ya trascendió la apuesta por ralentizar pactos con Vox; sobre todo de cara a los gobiernos que deben formarse en las comunidades que celebraron autonómicas el domingo, ya que los ayuntamientos deben constituirse el 17 de junio pero, en el caso de las administraciones regionales, la opción de segundas votaciones de investidura da margen para que estas se produzcan después del 23 de julio, y a los populares no les interesa dar a Vox un poder que puedan capitalizar antes en votos.

Llegados a este escenario, por de pronto, no hay que olvidar que Mazarías ya tiene asegurada su elección como alcalde el 17 de junio, ya que prevalece la lista más votada siempre que no exista una mayoría absoluta alternativa, y no la hay porque requeriría un rocambolesco pentapartito entre PSOE, IU, Segovia en Marcha, Cs y Vox. 

Asimismo, una vez investido alcalde, aunque un Gobierno de 12 concejales siempre le vaya a exigir buscar el apoyo de un decimotercero para alcanzar mayorías, el PP cuenta con el hecho de que la gran mayoría de los proyectos que se ha comprometido a sacar adelante figuran también, con mayor o menor similitud, en los programas electorales de unos u otros.

RESACA ELECTORAL. Mazarías lamenta por otro lado no haber logrado mayoría absoluta por sí mismo pese a haber concentrado el apoyo del 44,57% de los votos del pasado domingo, cuando en el Ayuntamiento de Salamanca, por ejemplo, el PP sí la ha logrado con un 43,98%. La gran diferencia está en que, en el Pleno de la capital charra, sólo hay tres partidos que hayan obtenido la representación mínima necesaria del 5% para entrar en el reparto, mientras que en Segovia, con seis partidos por encima de la barrera electoral, la mayoría absoluta ha estado más cara. Claro que más puede lamentar esa circunstancia Clara Martín y su equipo, toda vez que el PSOE ha caído de diez a siete ediles, su peor resultado desde que en 1995 se quedó con seis. A los socialistas les ha pesado la coyuntura política nacional, pero también un último mandato extraordinariamente complejo y su propio desgaste tras 20 años de gobierno. No en vano, cierto que los socialistas han perdido apoyos en las nueve capitales de Castilla yLeón y el patrón común, efectivamente, es el de la coyuntura política nacional, pero sólo en Ávila han sufrido un batacazo más grande que en Segovia, con la gran diferencia de que allí no les ha supuesto perder la Alcaldía, dado que no la tenían.

En Segovia, concretamente, el PSOE ha contabilizado 6.636 votos, la cifra más baja de su historia y un 25,6% menos que en las municipales de 2019, porcentaje que en Ávila alcanzó un 27,8%, pero nada que ver con los descensos de este partido en Salamanca (18,2%), Palencia (11,14%), Burgos (10,47%), Soria (9,2%), o sobre todo Valladolid (2%), Zamora (1,17%) y León (0,56%). De hecho, no hay una capital en España donde haya gobernado el PSOE durante el mandato que ahora termina en la que haya sufrido un desplome porcentual mayor.

La candidatura de IU, por su parte, ha resistido mucho mejor a pesar de que también pudo notar su desgaste tanto por coyuntura política nacional como por el hecho de haber sido socio de gobierno del PSOE. Sólo ha perdido 75 votos con respecto a 2019 (de 1.979 a 1.904), conservando así los escaños de Ángel Galindo y Ana Peñalosa; y además pueden apreciar que crecen en porcentaje de votos, aunque la mejoría sea simbólica, al pasar de un 7,39 a un 7,66%.

Especial mérito tiene que Segovia en Marcha haya conservado el escaño de su cabeza de lista, Guillermo San Juan, en vistas del descalabro que también ha sufrido Podemos a nivel nacional.En su caso sólo pierde 31 votos con respecto a 2019 (de 1.393 a 1.362), cuando se presentó como Podemos-Equo, y sube 28 centésimas en porcentaje de voto (del 5,20 al 5,48%).

Y por supuesto, ahí queda la irrupción de Vox, con Esther Nuñez a la cabeza y su número 2, Alfonso de Ceballos-Escalera. La marca de Abascal estará por primera vez en el Ayuntamiento de Segovia, en el mandato con más fuerzas políticas de su historia, seis, y situándose como tercera fuerza. Con un peso importante, aunque relativo si Mazarías, tal y como apunta, se aventura a gobernar en solitario.