Por extraño que parezca, en esta campaña electoral europea apenas se está hablando de Europa. Si ustedes tienen el aguante, y la paciencia, de leerse los programas de los partidos que compiten en estos comicios, comprobarán que Europa parece haber desaparecido de sus propuestas y, lo que es igual de malo, de los problemas que acostumbran a denunciarse en estas circunstancias; como si Europa no existiera, o como si Europa fuera un ente abstracto y lejano, una galaxia sideral situada a años luz de nuestra existencia y de nuestras tribulaciones. Todo está enfocado a cuestiones nacionales, a la bronca que nos machaca desde hace tiempo, a esa agresividad que está convirtiendo la política española en lo que ya todos (o casi) llaman fango. Y, sin embargo, las decisiones que se toman en Bruselas y los acuerdos, o desacuerdos, del Parlamento Europeo marcan y condicionan muchos aspectos de nuestra vida cotidiana. Sabemos que esto es así, que hay que mirar constantemente a Europa, pero…Asistan ustedes a algún mitin, lean u oigan lo que dicen candidatos, altos cargos y oradores de relleno, estudien y repasen sus frases, sus ingeniosas palabras en busca de titular, comprobarán que los asuntos europeos no suelen pulular por ahí. No faltan, eso sí, la amnistía, Begoña Gómez, la Gürtel, Villarejo, Puigdemont, Ayuso, Koldo y así sucesivamente. Y si aparece Europa, es para echarle la culpa de nuestros males, como si nosotros no fuéramos también Europa, como si fuera la madrastra que envenenó a la inocente Blancanieves. Hay quien predica la renacionalización de la política, casi la vuelta a la autarquía franquista, pero no se atreve a decirlo claramente. Por ejemplo, Vox insinúa la salida de Europa en asuntos agrarios (espera pescar votos en el mundo rural), pero sabe que perdería muchos apoyos en el campo si prometiera cargarse la PAC sin ofrecer una alternativa viable, que no la hay. La PAC es muy mejorable, mas su retirada total sería una catástrofe. Estos temas tendrían que figurar a diario en la campaña actual, donde, no obstante, brillan por su ausencia. Y me temo que va a ser así hasta el final. Una pena.