Era un niño cuando comenzó a participar en la interpretación del Villancico de San Frutos y el posterior concierto en el templete de la Plaza Mayor y ahí continúa. Francisco Cabanillas Peromingo (Segovia, 20 de abril de 1981) es uno de los personajes imprescindibles en la celebración de la fiesta del patrón de Segovia. Director del Villancico en cuatro ocasiones y del concierto en muchas más, define el 25 de octubre como «algo maravilloso». «Es un día mágico y algo único que no ocurre en ninguna parte de España. A las doce de la noche se obra el milagro y, por la mañana, segovianos de diferentes edades, diferentes niveles educativos y competencia musical nos unimos para honrar al santo ermita en el trascoro de la Catedral. También me ha marcado en mi vida musical», subraya en esta entrevista, en la que también habla de la cultura de lo políticamente correcto, de inteligencia artificial, de carreras musicales frustradas...
La Venerable Cofradía del Paso de la Hoja le ha nombrado Amigo de San Frutos 2023.
Ha sido un sueño hecho realidad, jamás pensé que esto podría materializarse. Desde que tengo consciencia he celebrado el 25 de octubre en Segovia. Solo he faltado una vez por cuestiones de trabajo, pero desde los 12 años he estado tocando en la Plaza Mayor con la banda, con 13 empecé a tocar el Villancico. Me acuerdo de los ensayos en el Seminario con Alfonso Frechel y Félix París. No concibo un 25 de octubre sin estar en la Catedral y la Plaza Mayor, así que el hecho de que me nombren Amigo de San Frutos es un honor.
¿Cómo definiría su sentimiento por la Fiesta de San Frutos?
Es algo realmente maravilloso. Tanto la noche anterior con las sopas de ajo, el paso de la hoja y todas las actuaciones musicales como el propio día 25. Es un día mágico y algo único que no ocurre en ninguna parte de España. A las doce de la noche se obra el milagro y, por la mañana, segovianos de diferentes edades, diferentes niveles educativos y competencia musical nos unimos para honrar al santo ermita en el trascoro de la Catedral. También me ha marcado en mi vida musical. Yo hice la carrera de saxofón, que es un instrumento abocado a la música ligera y al jazz pero no a la música clásica. Para mí, tocar en el Villancico era un auténtico orgullo y una satisfacción.
Ha dirigido en cuatro ocasiones el Villancico de San Frutos, ha dirigido muchas más veces el concierto posterior en la Plaza Mayor... Fran Cabanillas es ya un símbolo de esta fiesta.
Le quiero dar las gracias a Alfonso Frechel porque confió en mí y me dio la oportunidad de haber dirigido el Villancico. A la banda de la Unión Musical también se lo debo porque fue donde empecé con ocho años con Héctor Guerrero. Tocar en el templete de la Plaza Mayor y todo la repercusión social que tiene fue desde el primer momento una gratificación a todo el esfuerzo que hacía en el Conservatorio. Hay otro elemento esencial en que yo esté aquí y es el Cuadro Lírico Julián Gayarre. Hace 12 años confió en mí cuando yo no tenía experiencia para dirigir la zarzuela 'La Revoltosa' y ha hecho que tenga una formación y una experiencia para poder afrontar la dirección del Villancico de la mejor forma posible. También agradezco a las instituciones que han apoyado estas actuaciones, y a la Cofradía del Paso de la Hoja, mi nombramiento. Nunca se lo podré agradecer lo suficiente que me hayan otorgado este reconocimiento.
¿Cuidamos los segovianos nuestra fiesta como deberíamos?
Quizás podría tener una mayor repercusión. A veces todo se circunscribe al acto central, la interpretación del Villancico, pero cada vez hay más actividades paralelas. Durante los años en los que los seminaristas interpretaban el Villancico a las nueve de la mañana, seguro que la repercusión era mínima. Ahora tiene muchísima más, pero sí es que verdad que podríamos cuidar la fiesta un poco más porque es algo realmente entrañable y es algo único lo que tenemos en Segovia con esta fiesta.
Cristina Ortiz se va a convertir en la primera mujer en dirigir el Villancico de San Frutos.
Lo va a hacer maravilloso y es una alegría que vaya a ser la primera mujer. Seguro que va a ser una experiencia formidable. Es una motivación única poder disfrutar del Villancico desde dentro. Desde los ensayos hasta lo que ocurre el día 25 a partir de las 12 de la mañana en el trascoro de la Catedral.
¿Por qué es importante apostar por la música sinfónica y la música clásica durante todo el año y no solo durante este día?
En Segovia somos unos privilegiados porque tenemos un Conservatorio y un taller de música en los cuales se fomenta la formación de la música clásica. Mis inicios fueron en el taller de música de Segovia, cuando todavía el Conservatorio estaba comenzando a formarse, y cada vez tenemos más músicos con una formación excelsa en música clásica. Contamos además con la Orquesta Ciudad de Segovia, en la que Geni Uñón y y Álvaro Mendía están haciendo una labor realmente encomiable; la Fundación Don Juan de Borbón, donde Noelia Gómez está haciendo proliferar y promocionar la música clásica... Es verdad que se podría cuidar muchísimo más la música clásica.. Yo recomiendo la música clásica. Es mi vida y soy lo que soy lo que soy ahora mismo gracias a la dedicación y pasión por la música clásica. Igual que mi familia. La música clásica requiere muchísimo esfuerzo, como cualquier tipología, ya que los estudios de Conservatorio tienen que ser compatibilizados con las enseñanzas básicas de colegio o instituto y eso supone un esfuerzo realmente bastante ímprobo para las familias. Pero la recompensa es maravillosa. La música clásica, al fin y al cabo, es de donde viene la historia, de donde después se han ido desarrollando otras tipologías de música como las que tenemos ahora: el folk, la música pop o cualquier tipo de música.
¿Qué necesidades tiene la Unión Musical Segoviana?
Estamos creciendo poco a poco. Tenemos cada vez más alumnos de Conservatorio que se están animando a incorporarse a la banda. Lo necesitamos porque tenemos alumnos a los que, cuando comienzan sus estudios universitarios y tienen que marchar a Madrid, les resulta un poco más complicado el mantener su actividad con la banda. Eso genera que haya muchísimo más movimiento y dinamismo dentro de lo que son los componentes, aunque también permanecemos personas que llevamos mucho tiempo. Desde el punto de vista social, la banda cada vez tiene mayor repercusión, y artísticamente estamos consiguiendo poco a poco dar pequeños pasos realmente muy interesantes. Por ejemplo, el concierto que dimos en Navidad en la iglesia del Seminario fue realmente memorable, de una calidad excelsa. Conectamos con la con la Compañía de María Eugenia y Bernardo Castán, la iglesia del Seminario se llenó y conseguimos interpretar 'Peregrinos de Tannhauser. Musicalmente vamos consiguiendo crecer aunque somos conscientes de las limitaciones que tenemos.
¿Qué opina del anuncio del alcalde de que ahora las subvenciones a asociaciones van a ser por concurrencia competitiva?
No sabemos nada. Todavía no hemos hecho una una valoración de esta situación y desconocemos cuáles van a ser las actuaciones que dentro de la asociación se van a emprender para concurrir a estas subvenciones. Tenemos que dar las gracias al Ayuntamiento, que nos concede la utilización del Centro Cultural San José para poder llevar a cabo nuestra actividad, y agradecemos que cuente con nosotros en San Frutos, en San Pedro, en Navidad... También estamos muy agradecidos a los barrios, a la Cofradía de la Fuencisla y la Junta de Cofradías de Segovia, que nos hace partícipes de la Semana Santa. Es fruto también fruto del esfuerzo que hacemos para ensayar, honrar a los segovianos y facilitarles una experiencia musical lo más atractiva posible.
¿La Unión Musical Segoviana se marca nuevas metas?
Sin duda. Nosotros vamos creciendo poco a poco desde un punto de vista artístico. Vamos creciendo en dificultad, en calidad retomando obras que tenemos, que interpretamos en el pasado y que vamos perfilando, porque cada vez hay músicos en la banda que van teniendo un nivel muchísimo mayor. Yo agradezco la confianza que han depositado en mí para que yo pueda dirigir la banda como director titular. A los miembros de la banda les digo que se esfuercen y que sigan luchando por sus logros porque al fin y al cabo yo estaba ahí cuando comencé mi carrera y era un pequeñajo y comenzaba con el saxofón. Lo más importante de todo al fin y al cabo es crear un grupo humano que disfrute de la música y que vaya logrando nuevos retos. Ahora tenemos en mente efectuar una antología de zarzuela junto con el Cuadro Lírico Julián Gayarre, el cual falta de confirmar su celebración en el teatro Juan Bravo. Para nosotros sería un hito.
Cerca del 90 por ciento de los estudiantes que empiezan las enseñanzas regladas de música abandonan en algún punto.
Es uno de los grandes problemas, que tenemos con las enseñanzas musicales. Llega un momento, sobre todo en los últimos cursos de Enseñanza Secundaria Obligatoria y Bachillerato donde las enseñanzas musicales requieren mucho tiempo y el Bachillerato es donde te estás jugando la calificación que después te va a permitir cursar la carrera que tú estimes Yo lo tenía muy claro y compatibilizaba los estudios del instituto junto con los estudios del Conservatorio. Alguna noche de insmonio me supuso pero al final lo conseguí. Aquí en Segovia no disponemos de un centro integrado como en Madrid o El Escorial y eso hace que sea necesario un mayor esfuerzo para compatibilizarlo. La música es maravillosa cuando se ve delante encima del escenario, pero detrás hay muchísimo esfuerzo y muchísimos momentos de desconsuelo porque pones todo lo que está en tu mano pero a veces el resultado no es el que tú esperabas. También hay que ser realistas. Las salidas profesionales en la música son las que son, pero cuantas más veces se cae uno, más veces se levanta.
¿Cómo lleva un artista estar sometido a la cultura de lo políticamente correcto?
El momento más complicado para nosotros es elegir el repertorio. Eso es lo más difícil porque son muchísimos parámetros los que hay que tener en cuenta. Que sea oportuno para el escenario donde se va a interpretar. Por ejemplo, en el ámbito de la festividad de San Frutos tiene que haber un repertorio en el que prime lo popular pero también que sea interesante para el resto de los ciudadanos. En una iglesia no puedes interpretar un pasodoble. Hay clichés y aspectos sociales que están totalmente consolidados en la vida y y que que no se pueden perturbar, sin duda. Con todos esos ingredientes articulamos un repertorio que debe garantizar los gustos de todos.
¿Y da miedo la irrupción de la inteligencia artificial?
Sin duda, claro. Al fin y al cabo parece que estamos todos abocados a una situación novedosa. Por suerte la inteligencia artificial todavía no ha aprendido a tocar un clarinete o a tocar un instrumento de percusión y, por esa parte, parece que nos mantenemos vivos. Pero es verdad que también nos tenemos que adaptar a los parámetros que la inteligencia artificial nos concede. Se están haciendo nuevas propuestas musicales y nosotros no estamos cerrados a poder incorporarlo dentro de nuestro repertorio. Al final y al cabo ha venido para quedarse y ofrece muchísimos beneficios de diferente tipología ya sea artística o social. Nosotros, como artistas, tenemos que formar parte de esa inteligencia artificial. Ya hay muchísimas manifestaciones musicales actualmente que beben de estas propuestas.