Como si fuese un canterano recién aterrizado y no una de las estrellas más rutilantes de la historia del fútbol moderno, el Bernabéu aplaudió los fallos de Kylian Mbappé ante el Getafe el pasado fin de semana. Encontrar un porqué era más o menos sencillo: en palabras de un comentarista radiofónico, «al menos lo está intentando». El madridismo tiene ganas de Mbappé, pero sobre todo tiene ganas de esperarle. Este verano se oficializó la llegada más cacareada de los últimos tiempos después de seis-siete veranos de portadas que acabaron en la hoguera, y ese aficionado medio desea con todas sus fuerzas que haya llegado el verdadero Kylian y no la escopeta de feria trucada de este primer tercio corto de temporada.
En esta 15ª jornada, Mbappé logró su octavo gol liguero (décimo de la temporada) con un disparo lejano ajustado al poste, pero se le fueron otras tres oportunidades relativamente claras, de las que no ha perdonado nunca. De hecho, el curso pasado (PSG) a estas alturas, promediaba un gol por partido en la Ligue 1 (había marcado 15) y eso que se perdió dos encuentros por lesión.
El discurso oficial, en el club y en la cabeza del seguidor-tipo, es que la falta de adaptación al medio le está pesando más de lo que él mismo esperaba. Tácticamente, nadie ha escapado una perfecta incompatibilidad entre Vinícius y él, los dos mejores futbolistas del planeta (con diferencia sobre el tercero) en el mismo puesto. Los distintos bocetos en la pizarra de Carlo Ancelotti no han dado resultado: tiene dos jugadores de 'diez' pero la suma todavía está lejos de dar 'veinte'. Y el propio Mbappé transmite esa frustración en el lenguaje corporal después de cada ocasión perdida y alivio, mucho alivio, después de cada gol.
El que más tira
Los ocho tantos ligueros han llegado después de 59 remates, 29 de ellos a portería, el que más de la competición en ambos apartados. «Al menos lo está intentando». El máximo goleador de la Liga, el azulgrana Lewandowski, antes del duelo ante el Mallorca, ha coleccionado sus 15 dianas con 48 intentos, 27 de ellos entre los tres palos: su porcentaje de gol por tiro a puerta se eleva al 55,5 por ciento frente al relativamente pobre 27,6 del francés. También mejoran a Mbappé sus competidores directos en la lucha por el 'Pichichi': el culé Raphinha llega a nueve dianas con 20 tiros a puerta (45), el osasunista Budimir presenta el mejor porcentaje (69,2) con nueve de 13 y Vinícius suma los mismos tantos que su compañero (ocho) con solo 12 tiros a puerta (66,6) según 'FBRef'.
De todos ellos, solo el croata (cuatro) ha marcado más goles de penalti que el galo (tres). Y precisamente desde los 11 metros se está recogiendo uno de esos momentos que transmiten dudas. Tras fallar su lanzamiento en Liverpool, el atacante de París 'renunció' a tirar el que supuso el 1-0 ante el Getafe, cediéndoselo a Bellingham. El colegiado pitó en la segunda mitad otra pena máxima por manos de Berrocal (finalmente anulada por el VAR) en la que trascendió una conversación entre Mbappé y Rodrygo: «Lo quieres tirar». Durante la revisión, el brasileño le devolvió la pelota. «Tira tú. Tira tú». Finalmente, no tuvo que tirarlo, pero el tipo que fue capaz de marcar tres penaltis con la máxima presión del mundo (la final de un Campeonato del Mundo) no tiene precisamente llena la mochila de la confianza.
Si el «al menos lo intenta» cristaliza finalmente en la versión esperada de Kylian Mbappé, habrá merecido al pena la espera. San Mamés, plaza en la que el último francés que portó el '9' (Benzema) se hizo leyenda, parece un buen lugar para corroborar si los aplausos del Santiago Bernabéu son el inicio de la remontada o todo sigue siendo 'un intento'.