El aficionado del Barça baja la ventanilla del coche porque reconoce a Joan Laporta en el vehículo contiguo. Le pide un saludo y el presidente saluda sonriente con un «visca el Barça», pero el forofo quiere algo más. «Presidente, ¿vamos a fichar a Nico Williams?» y Laporta baja la euforia. Ya solo dibuja media sonrisa. Y mueve la cabeza. Y comenta en voz bajita un «ya veremos»…
La necesidad del cuadro catalán tiene poco que ver con la situación económica real del club, aún ahogado en deudas y créditos y todavía, a pesar de lo que diga Javier Tebas, con una masa salarial enorme que le impide hacer grandes inversiones. «Es el año que el Barça lo tiene más fácil para fichar», afirmaba hace dos semanas largas el presidente de la Liga. Y cada vez son más los rumores (interesados o fundados) sobre la posible 'manga ancha' que haría la LFP con los azulgrana, viendo que la recuperación económica es lenta pero posible, de cara a crear un Barça fuerte -necesario para competir con un Real Madrid enorme, que a la plantilla del doblete ha añadido a Mbappé- que dé prestigio y nivel a la Liga.
Según comentó el mandatario, «si el Barça logra cerrar algunos temas que tiene sobre la mesa, podrá llegar a la regla 1:1» durante el próximo mercado de fichajes (es decir, que la entidad podría invertir en fichajes el mismo dinero que obtuviese de la venta de futbolistas).
Los deseados
En estos momentos, sin esa complicidad institucional cualquier gran operación económica sonaría a misión imposible, castillos en el aire. Ese Barça ahogado financieramente tiene tres grandes operaciones ligadas a su camiseta este verano, y las tres por un importe muy similar: Nico Williams tiene una cláusula de 58 millones de euros en el Athletic además de un sueldo aproximado de siete 'kilos' por temporada; la de Dani Olmo en el Leipzig ascendía a los 60 millones hasta el pasado fin de semana y ahora habría que negociar directamente con un club que el pasado curso ya sacó millonadas por Gvardiol (90), Szoboszlai (70) y Nkunku (60); y la de Mikel Merino (con contrato en la Real Sociedad hasta junio del próximo año) aumentó por contrato de 60 a 65 millones hace mes y medio.
En primer lugar, la operación más 'jugosa' para la directiva es la del pequeño de los Williams, pero ahí no tiene con qué (o con quién) abaratarla por la idiosincrasia propia del Athletic Club. En segundo, son muchos los clubes interesados en las tres 'joyas de la corona' para Hansi Flick, pero todos están mejor económicamente que los azulgrana. Y en tercero, la 'operación salida' parece estancada en 'can Barça': los dos grandes nombres sobre la mesa eran los de Ronald Araújo y Alejandro Balde, pero no ha habido ofertas interesantes por ninguno.
¿Quién sale?
El uruguayo (con contrato hasta 2026) ha rechazado las primeras ofertas de renovación: hace dos temporadas la aceptó con un sueldo «muy por debajo de su rendimiento» (según su representante) y ahora querría tratamiento de figura, algo complejo después de la peor temporada de su carrera en el Barça y la lesión en el isquiotibial derecho, que le lleva al quirófano y a cuatro meses en el dique seco. Y el lateral izquierdo español, tras su meteórica 22/23 se estancó el pasado curso hasta su lesión: su proyección y su edad (20) provocan que el conjunto culé quiera hacer caja… muy por debajo de los 1.000 millones de euros que marcan su cláusula de rescisión. La operación, según se cuenta en Barcelona, podría cerrarse en torno a 40 millones.
Con otras posibles 'ventas fuertes' sobre la mesa (Flick quiere a Raphinha, De Jong o Ferrán Torres… pero no los considera imprescindibles), el mantra está claro en el club: sin salidas, no habrá llegadas. De ahí que la dirección deportiva haya trazado una línea entre los intocables… y todos los demás. En el primer grupo solo figuran Ter Stegen y el grupo de 'niños': Yamal, Cubarsí, Pedri, Gavi y Fermín. El resto del plantel podría abandonar el club si en la cúpula consideran satisfactorias las ofertas. «Hay que traer jugadores que puedan ganar partidos», afirmaba esta semana Hansi Flick. De momento, todo parece entre difícil e imposible.