La carne de ave europea representa el 41% del consumo total de proteínas en Europa, consolidándose como una de las principales fuentes de proteína en la dieta, y se espera que el consumo global de carne de aves crezca un 2% per cápita para 2032. En España, la carne de pollo es la carne fresca más consumida, con 557.900 toneladas en 2023, lo que supone un aumento del 15% respecto al año anterior.
Además, también es reconocida mundialmente por su alta calidad y eficiencia en el uso de recursos. Los productores del sector son conscientes de la importancia de la sostenibilidad en toda la cadena de producción, siguiendo los objetivos de la estrategia 'De la granja a la mesa' de la Comisión Europea. El sector avícola europeo busca mejorar continuamente sus prácticas, consolidándose como un modelo global en sostenibilidad alimentaria con estrictas normativas de la UE que garantizan la conservación de recursos y el bienestar animal.
En este contexto, Avianza, la Asociación Interprofesional Española de Carne Avícola, ha celebrado un foro de debate para profesionales del sector, la distribución y marcas de restauración, así como para periodistas especializados. En este encuentro virtual, Josep Solé y Jordi Montfort, presidente y secretario general de Avianza, respectivamente, junto con Carlos Garcés, investigador y presidente de European Federation of WPSA (World's Poultry Science Association) han ahondado en la situación del sector avícola para 2024, las expectativas para 2025 y en los resultados de la campaña Carne de Ave Europea Sostenible, financiada junto a la Unión Europea.
Los portavoces de Avianza han querido profundizar sobre las amenazas y la aparición de bulos y desinformación en torno a los sistemas de producción y certificaciones, una realidad fomentada por agrupaciones animalistas y lobbys de presión internacionales. Concretamente, en lo referido a la iniciativa autodenominada European Chicken Commitment (Compromiso Europeo del Pollo, ECC por sus siglas en inglés), una campaña de presión para la adhesión a su propio sello de bienestar animal -en España coordinada por el Observatorio del Bienestar Animal- que exige a los productores eliminar sistemas de crianza para focalizarse únicamente en el segmento más caro de productos, optar por densidades de cría más bajas, emplear estirpes de crecimiento lento y llevar a cabo la crianza en instalaciones con acceso al exterior. Estas medidas supondrían la puntilla a miles de granjeros en España, así como un incremento de costes que repercutiría en la capacidad de los consumidores para elegir carne avícola más asequible, sostienen desde Avianza.
Su impacto en términos logísticos y económicos es igualmente inabordable (Informe ADAS), algo que no se cuenta desde las organizaciones animalistas con transparencia para mostrar las consecuencias de sus exigencias. Se estima que la implementación del ECC aumentaría los costos de producción en un 21,9% por kilo de ave en canal (de 2,74 euros a 3,34), cantidad que podría llegar a los 22 euros por kilo en el caso de las pechugas, aseguran desde la interprofesional.
Además, trasladar los sistemas actuales de producción a las condiciones del ECC requeriría un 66,3% más de espacio de cría, lo que equivaldría a la construcción de cerca de 9.692 nuevas naves avícolas, con un coste estimado de 8.240 millones de euros. Este escenario no solo supone un enorme esfuerzo financiero para los productores, sino que también podría llevar a una reducción significativa de la producción en Europa, abriendo la puerta a una mayor dependencia de las importaciones de países terceros, donde las normativas son mucho menos estrictas.
«A todos estos hándicaps se une la campaña de desprestigio y bulos que llevan a cabo dichas organizaciones, aportando supuestos estudios, claramente sesgados, con el único fin de generar controversia y confusión en los consumidores y, en última instancia, presionar para que las empresas de distribución, marcas de restauración y grupos avícolas se adhieran a la iniciativa privada del ECC para seguir financiándose», ha asegurado Jordi Montfort, secretario de Avianza, añadiendo que «lo realmente grave es que pongan en tela de juicio los avances del sector en materia de sostenibilidad y bienestar animal tanto europeo como español por un interés meramente económico e ideológico, y que lo intenten vender al consumidor como un acto animalista. El consumidor se merece contar con toda la información».
Por su parte, el investigador Carlos Garcés ha reafirmado, mediante estudios y datos contrastados, que «producir carne de ave es producir la carne más sostenible del mundo, es la carne que tiene mayor eficiencia como producto porque el sector avícola es el sector que ha apostado por las mejoras tecnológicas».
Preocupación contenida por la gripe aviar.
El secretario general de Avianza, Jordi Montfort, ha asegurado que las granjas del sector sí están «preocupadas» por la gripe aviar, pero a la vez ha transmitido tranquilidad al afirmar que cuentan con un «altísimo grado de bioseguridad» en su actividad. El responsable de la inteprofesional ha añadido que, «sin duda, la gripe aviar preocupa a todos en el sector», porque puede derivar en una «merma de producción» y «complicaría el sacrificio» pero, sobre todo, porque puede «cerrar mercados» de exportación a la producción española.
A pesar del avance de esta enfermedad en todo el mundo, ha explicado que «España es de los países de Europa que tiene muy pocos casos» y ha dejado claro que, aunque «el riesgo cero no existe», el sector avícola de carne español tiene «producciones altamente controladas y seguras» y que «no existe riesgo para el consumidor».