El comienzo del año siempre es un buen momento para marcarse buenos propósitos como el de hacer más ejercicio físico, bajar de peso o leer más entre otros. Con la llegada de Sus Majestades, este último propósito puede ser más fácil y si además sirve para inculcar valores y conocer más nuestras tradiciones, mejor que mejor. '¿Hay alguien ahí?' Es la pregunta que lanzan Jorge Aranda y Chantal Núñez, de Vallelado y Cuéllar, escritor e ilustradora de un curioso cuento infantil que a través de este título pretende recordar que todos, niños y adultos, somos normales a pesar de nuestras diferencias.
Este es el tercer cuento que publica Aranda y el segundo que ilustra Núñez quien sabe adentrarse en la mente del autor para acompañar la historia. «El cuento se basa en un muro físico, pero el mensaje es tanto para muros físicos como mentales, que quizás hay más. Es una herramienta para que los padres canalicen y personalicen el cuento a las necesidades y miedos que puedan tener sus hijos. El adulto va a poder ayudar a romper los muros que puedan tener sean des discapacidad o de moral», relata.
Los autores señalan que el muro no habla, pero si esconde muchas cosas, es el principal protagonista de la historia junto con una niña pelirroja con el pelo rizado y unos ojos muy avispados. A los adultos, el muro puede recordar el famoso muro de Berlín. Es un muro que se ha perpetuado a lo largo de la historia de generación en generación, y que para todos, es normal que esté ahí. Por el hecho de estar, implica que al otro lado hay algo malo y por eso separa. El muro es elemento de juego, con pintadas, para jugar al futbol… pero de repente una pequeña grieta se abre en él. Ese rayo de esperanza para paliar la curiosidad que despierta lo desconocido. Alguien habla al otro lado, y en una primera reacción el susto es la respuesta. Pero la curiosidad sigue latente y poco a poco sirve para entablar conversación, y amistad llueva, haga frio o calor hasta el punto de querer saber quién hay al otro lado. Llega la pregunta clave: ¿Tu cómo eres? Normal, es la respuesta. Normal soy yo, responden al otro lado. El dibujo como herramienta ayuda a conocer esa normalidad y romper el tabú negativo del miedo al otro lado del muro.
La historia también hace referencia al cuento anterior con un guiño a los monstruos como elemento negativo y que buscaba superarse a través de 'Todos mis miedos' «·Este cuento explica aspectos que parece que no son necesarios pero que en la sociedad actual siguen siendo necesarios reforzar ciertos valores, porque por desgracia, aunque parezca que sí, no todo está normalizado», relata Chantal Núñez quien considera que a través de los dibujos como el muro y los rasgos de la niña, cualquier niño o adulto puede sentirse identificado.
Tradición popular en El Carracillo Los valores también se adquieren a lo largo de la vida unidos a las tradiciones que se van transmitiendo de generación en generación, sea de forma oral o musical. De esto sabe mucho el director de la Academia de Historia y Arte de San Quirce, Pablo Zamarrón, natural de Arroyo de Cuéllar y que recientemente ha publicado el primer volumen de 'Música popular y tradición oral en El Carracillo'.
Este trabajo y los otros dos que ya están en maquetación son parte de su vida ya que el proceso de trabajo comenzó en 1976 cuando realizó la primera grabación a sus padres y tíos para recopilar de algún modo esas costumbres y tradiciones y evitar que se pierdan.
El primer volumen recoge una serie de temas, pero los tres ejemplares tienen como base la música popular y la tradición oral de la zona de El Carracillo. Es el estudio de 12 pueblos que pertenecen a la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar (Arroyo de Cuéllar, Campo de Cuéllar, Chatún, Chañe, Fresneda de Cuéllar, Gomezserracín, Narros de Cuéllar, Pinarejos, San Martín y Mudrián, Samboal y Sanchonuño) también se incluye Remondo que pertenece a la Comunidad de Villa y Tierra de Íscar.
A lo largo de los distintos capítulos se recoge por ejemplo un repertorio infantil de canciones de cuna, juegos, canciones de comba y escolares y otros que es utilizaban para entretener a los niños. «Sirven para contrastar la gran diferencia que existe en la manera de entretener hace ochenta o cien años respecto a la actual», comenta Zamarrón. El segundo capítulo está dedicado a las rondas «que era un acto social de galanteo de los mozos a las mozas a iniciativa del hombre que era quien tenía la obligación de conquistar a las mujeres y junto con el baile de rueda eran los actos principales para ligar. Se rondaba por las noches la víspera de las fiestas, salvo en Cuaresma que estaba prohibido, y desde la Pascua de las Rosquillas o Sábado de Gloria hasta San Pedro, que empezaban las tareas más fuertes en el campo», explica. Este tipo de cantos se realizaban acompañados de guitarra y almirez, a lo que luego se incorporó la botella de anís. «En El Carracillo se rondaba con un canto especial que se llamaban despedidas», añade. Además, ha recopilado jotas de ronda habituales en la provincia y otros cantares.
No faltan capítulos dedicados al servicio militar y a las guerras en las que muchos antepasados participaron como las guerras Carlistas, la Guerra de África y la Guerra Civil. En el plano más positivo destacan las historias dedicadas a las bodas, noviazgos, bailes de gala, bodas de viudos y otro capitulo centrado en el romancero tradicional. «Esta es la máxima expresión de la narrativa del pueblo. Surge a través de fuentes escritas y a lo largo del tiempo se han recreado anónimamente con romances de todo tipo, de referente histórico, épico, caballeresco, con la mujer como protagonista, otros burlescos, piadosos o religiosos.», detalla. También hay espacio para las canciones narrativas coplas de ciego o pliegos de cordel que según recuerda Zamarrón, se aprendían de memoria. "Pasaban al saber popular y la temática era variada, pero he querido destacar los más llamativos e impactantes como casamientos forzosos, mujeres engañadas con final trágico, el crimen de la corredera, bandoleros, sucesos y otros jocosos y burlescos. Cabe destacar la capacidad de guardar este tipo de relatos, almacenarlos y recitarlos de memoria que tenían", apunta.
En este primer volumen que ha supuesto un coste importante se recogen más de 400 documentos sonoros con una tarjeta USB con las historias que contaron unos 210 informantes que han colaborado, además de unas 150 partituras musicales y las historias escritas y conocidas por Zamarrón a lo largo de su trayectoria y junto a distintas personas.
Los volúmenes dos y tres ya están en maquetación y recogerán entre otros canciones que acompañaban a los trabajos, temas relacionados con los difuntos en el mes de noviembre, la Navidad, el Carnaval, la Cuaresma y la Semana Santa, las romerías y las fiestas patronales, las canciones devotas, las jotas, cuestiones chocantes que surgían en cada pueblo, instrumentos y tañedores, canciones de boda, vocabulario particular de la zona que no se recoge en la RAE y que puede tener acepciones diferentes a las conocidas, tradiciones más aisladas y un capítulo dedicado a la poeta cuellarana Alfonsa de la Torre.
Este libro es un ejemplo de la tradición oral y musical que existe en una zona de la provincia, pero que puede tener diferencias y similitudes en otras e incluso dentro de los mismos pueblos analizados. «No hay una línea separadora, aunque si hay particularidades y matices significativos. Espero que esta publicación provoque recuerdos a más gente de cosas que oyeron a sus abuelos y antepasados».