El sanchismo hace oídos sordos a las decisiones judiciales que enredan cada vez más la situación de Begoña Díaz. La última noticia es que la Audiencia de Madrid ha dado el visto bueno a que el juez Pindado siga investigando a la mujer del presidente, y por si no fuera suficiente motivo de preocupación para el matrimonio, la Fiscalía Europea también sigue de cerda las noticias sobre la mujer de Pedro Sánchez.
El presidente se refugia en el tan manido concepto de que la mejor defensa es un buen ataque, pero lo que transmite es que empieza a perder facultades. Bien porque no sabe lidiar con las malas noticias, bien porque va a ser cierto que su capacidad para ganar batallas dentro y fuera de su partido se debía a los consejos que le soplaba al oído Miguel Barroso, fallecido hace unos meses, y que era un formidable estratega político.
En la sesión de control al gobierno de este miércoles, a las preguntas de Feijóo, propias de un líder de la oposición -sobre todo con la esposa del presidente como centro de las numerosas polémicas- Pedro Sánchez respondió con el fango, fango y más fango. No sale de ahí, prueba de que no tiene argumentos con los que defender las actuaciones de su mujer. Que se agrandan a medida que transcurren los días, porque no hay manera de explicar sus maniobras para favorecer a los patrocinadores de sus máster. Los jueces se pronunciarán en su momento, pero aunque no encuentren delito, para gran parte de la opinión pública Gómez ha tenido un comportamiento absolutamente inapropiado. No se puede admitir que la mujer de un presidente del gobierno envíe cartas de recomendación a miembros del Ejecutivo.
Pedro Sánchez seguirá en Moncloa el tiempo que quiera y pueda, tiempo que marcarán los partidos que le prestan apoyo a cambio de asuntos tan graves como indultos o una ley de amnistía. Pero su figura sale muy dañada de estas peripecias últimas, porque afectan a su círculo político y familiar. Aunque evidentemente serán los jueces quienes dictaminen si hay personas que deben ser imputadas.
Mal debe ver las cosas el presidente cuando es incapaz de defender a los suyos y recurre al fango, fango, fango. Hace sospechar en primer lugar que está falto de ideas; pero además, ante el enredo creciente, es fácil llegar a la conclusión de que su falta de argumentos con los que hacer frente a las acusaciones a su mujer se debe a que los que se mueven en el fango son personas muy próximas a Pedro Sánchez.
En breve, los jueces determinarán si Begoña Gómez ha cometido delito y si lo sabía el presidente. Pero eso no detendrá las investigaciones periodísticas. Es la gran preocupación de Pedro Sánchez. Los jueces harán su trabajo con profesionalidad y, en cuanto a los medios de comunicación, puede silenciar a los afines al sanchismo … pero no sabe qué informaciones manejan los que no aceptan presiones del poder.