Habrá que imaginarse esta recta final del campeonato como una ascensión determinante al Mont Ventoux o a la Marmolada o al Angliru en la que los tres candidatos al triunfo aceleran, se descuelgan, hacen la goma, se vacían, amagan, se vigilan… Una mezcla entre la última subida de la etapa reina y la más táctica de las pruebas de velocidad en pista, en la que solo importa llegar bien situado a los últimos 200 metros. Como decía (y hacía mejor que nadie) Miguel Induráin: «Si tienes piernas, tira p'arriba». El Barça es el mejor colocado por un cuerpo, el Atlético el que más sobriedad transmite entre sustos… y el Real Madrid, el primer descolgado en las primeras rampas de la última ascensión.
Mala racha
No es la primera vez que el cuadro de Ancelotti marca el primer gol y se aleja para contemplar su obra en lugar de seguir percutiendo. Arrancó el partido en Heliópolis con la convicción del favorito y, en la contemplación, el Betis aprovechó para conectarse al partido con sus muchos buenos peloteros y quedarse los tres puntos. Cuando eso sucede, todos los de arriba parecen desconectados e imprecisos. Probablemente la ausencia de Jude Bellingham, el tipo que conecta la sala de máquinas con el trío ofensivo, fue determinante. El «fuck off» de Pamplona ha costado caro: el Madrid solo ha ganado uno de sus últimos cinco partidos de Liga.
Sencillo
Cuando a esta competición no le quedaban ya jornadas fáciles, de repente el Barça se encontró con una. Mantuvo el liderato con un 4-0 sobre una Real que salió a verlas venir y decidió jugar 'al mal menor' en cuanto se quedó con uno menos a los 17 minutos. Dos nuevos goleadores (Gerard Martín y Casadó) uno más de Lewandowski poniendo distancia sobre Mbappé por el Pichichi, otra exhibición de Pedri y Lamine… Disfrutar de la calma en una etapa de alta montaña como la que estamos viviendo no es poca cosa: cada metro cuenta, cada energía que se pueda ahorrar, aún más.