El presidente de las Cortes y de la Fundación de Castilla y León, Carlos Pollán, y el presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Tomás Marco, presentaron hoy en Valladolid Nostra et Mundi, un proyecto cultural de ámbito internacional que busca difundir el patrimonio cultural de la Comunidad que actualmente se encuentra disperso fuera de España. El portal, una herramienta "viva" y en expansión, que se irá completando con nuevas entradas a lo largo al menos de los próximos tres años, reúne actualmente 252 referencias de obras artísticas de la autonomía que se encuentran en catorce países diferentes.
"Este proyecto pretende localizar, catalogar y difundir el patrimonio histórico artístico de la autonomía disperso por todo el mundo, piezas de enorme valor, que un día salieron de Castilla y León, pero Castilla y León nunca salió de ellas. Nuestro propósito no solo es turístico, que también, sino sobre todo contribuir a la recuperación del amor propio nacional. Nostra et Mundi debe servir para contarle al mundo de qué somos capaces los españoles cuando nos proponemos algo grande", aseguró Pollán en declaraciones recogidas por Ical, antes de abrir las puertas a la posibilidad de expandir la "pionera" propuesta a "todo el territorio nacional".
Por su parte, Tomás Marco aprovechó su intervención para aponer en valor la plataforma multimedia "muy potente e importante" desarrollada por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que ya sustenta proyectos de otras instituciones prestigiosas como Villa Borghese o los Museos Capitolinos en Roma, hasta superar los cuatro millones de visitantes en total.
La comisaria del proyecto, María José Martínez, profesora titular de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid, fue la encargada de desgranar una herramienta que ha involucrado a instituciones académicas como las universidades de Valladolid y de Burgos, cuyos investigadores se han ocupado de elaborar cada una de las fichas de los bienes referenciados en el portal.
El catálogo ya está disponible para todo el público, de manera gratuita, en el portal digital nostraetmundi.com, que permite a investigadores y curiosos buscar entre las piezas referenciadas por lugar de procedencia, ubicación actual, autor, materia o incluso por los coleccionistas o marchantes que intervinieron para determinar el futuro de las obras. Además, a través de un mapa interactivo se pueden visualizar y descifrar los 'viajes' de cada una de las piezas a lo largo del tiempo.
"Esto es algo que está vivo y que seguirá creciendo en el futuro", apuntó Martínez, que aseguró que la presentación de hoy es "un pequeño hito, una estación de partida, para un proyecto que permitirá a otros investigadores seguir tirando de los hilos propuestos en una unión virtual que alienta la memoria y la sensibilidad". Nostra et Mundi permitirá, a su juicio, "satisfacer la curiosidad y el deseo de conocimiento de los ciudadanos, y acercar al gran público lo que muchas veces se queda en los libros y artículos científicos". "Todas esas piezas tuvieron un lugar de origen en Castilla y León, y aquí sigue permaneciendo su hueco; lo que tenemos que hacer es cuidar su memoria", sentenció.
Según relató, la mayoría de las piezas referenciadas se encuentran actualmente expuestas, aunque también existen algunas que forman parte del almacén o que en estos momentos se encuentran en el depósito de instituciones de tanto prestigio como el Metropolitan de Nueva York, el Louvre de París o el Rijksmuseum de Ámsterdam, por citar solo algunos.
Un recorrido apasionante
El exdirector del Museo Arqueológico Nacional y del Museo del Prado, José María Luzón, bibliotecario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, aseguró que las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX son conocidas como "el siglo de la depredación", puesto que es en ese momento cuando "todo el patrimonio español se vendió de una manera irresponsable", a través de la intermediación de personajes como el tratante estadounidense Arthur Bain, que junto a su mujer Mildred Stapley eran muy reputados hispanistas que, como relató María José Martínez, pasaron de investigar la riqueza patrimonial de España a hacer negocio con ella, siempre en la clandestinidad.
"El término expolio era algo que queríamos trascender con este proyecto", relató la comisaria, que apuntó la intención del proyecto de, en la medida de lo posible, "poner los puntos sobre las íes" con el periplo de cada obra. "no todas fueron víctimas de las mismas penurias", afirmó antes de aclarar que en los años de transición intersecular, debido a procesos como la desamortización, los bienes atesorados durante siglos en monasterios de toda España quedaron en una situación muy delicada ante la carencia de protección patrimonial existente.
"Es entonces cuando se estaban gestando las grandes colecciones y museos norteamericanos. Como contó en su día Gaya Nuño, se estaban construyendo grandes museos allí y había que llenarlos con algo, y ese algo mayoritariamente procedía de Europa, y en gran medida de España; y dentro de España, Castilla y León fue uno de los territorios más expoliados, de los que sufrieron más vivamente aquello por diferentes motivos, entre otros la precaria protección y la riqueza y diversidad de su patrimonio. En numerosas localidades, algunas de ellas muy pequeñas y apenas pobladas, había tesoros extraordinarios que se fueron perdiendo. Muchas veces se vendían por necesidad, para reparar la iglesia por ejemplo, o se intercambiaban por otras obras, porque ya estaban deterioradas para el culto y eran 'inservibles' para esa función", apuntó.