Patronal y sindicatos siguen estando tan alejados como siempre por la reforma laboral de 2012. Los empresarios la valoran como un punto de inflexión hacia la recuperación económica y la regeneración de empleo tras la crisis que arrancó entre 2007 y 2008, mientras los agentes sociales consideran que no ha hecho más que agudizar la precariedad. Sin embargo, ante el polémico pacto del PSOE y Unidas Podemos con Bildu de la semana pasada, que incluye la derogación de la reforma laboral, unos y otros coinciden en criticar que en plena pandemia no tocaba.
En la agenda sociolaboral entienden que destaca otra ‘reforma’, la que representan en su conjunto los miles de expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) que ha provocado la nueva crisis (con más de 10.000 trabajadores afectados en Segovia), sus posibles prórrogas en los sectores donde siga justificada la causa de fuerza mayor, las restricciones al despido o las medidas de reactivación económica. Y en cuanto a la reforma laboral, empresarios y sindicatos apuestan por abordarla cuando remita la emergencia sanitaria, aunque los cambios que pretendan sean radicalmente opuestos: los primeros demandan avanzar en la línea marcada en 2012 aplicando más «flexibilidad» y los sindicatos, retroceder para «recuperar derechos» y dar más garantías de estabilidad. Esta última es también la posición del Gobierno, pero no tanto de la Unión Europea, clave para la recuperación por las ayudas millonarias que se pretenden de ella.
El texto del controvertido acuerdo hecho público por Bildu el 20 de mayo, firmado para asegurar el apoyo abertzale a la prórroga del Estado de Alarma, incluía como contraprestación derogar «de manera íntegra» la reforma laboral del PP antes de que expirasen «las medidas extraordinarias» frente a la pandemia, plazo que desapareció del documento horas después. Unidas Podemos lo ratificó, pero los socialistas lo rectificaron introduciendo como «nota aclaratoria» la anulación de ese apartado y su sustitución por el del acuerdo de gobierno PSOE-UP relativo a la intención de derogar la reforma laboral. Un copia-pega literal e incluso sin actualizar, ya que uno de los puntos que se detallaban entonces como urgentes, el de la anulación del despido por absentismo, ya se hizo efectivo en febrero.
Pero ese movimiento de última hora no llegó a tiempo de evitar las críticas de la ministra Calviño («con esta realidad sobre la mesa sería absurdo y contraproducente, los contribuyentes nos pagan para solucionar problemas y no por crearlos»), ni las que llegaron de los agentes sociales y económicos. El debate nacional quedaba servido y, a nivel provincial, las reacciones se repiten: «Derogación sí, pero ahora hay otras prioridades», según CCOO y UGT de Segovia; e «indignación» en la Federación Empresarial Segoviana (FES), en la línea de la patronal nacional, que decidió dejar la Mesa del Diálogo Social, dado que PSOE y UP la ignoraron al pactar con Bildu.
Sindicatos y patronal. «Llevamos muchos años pidiendo la derogación íntegra de la reforma laboral de 2012 y la del PSOE de 2010, pero principalmente la de 2012, con lo cual entonces con esta medida en el fondo estamos de acuerdo», recalca el secretario provincial de UGT, Manuel Sanz. De hecho, «reclamábamos que la derogación hubiera sido inmediata en el inicio de esta legislatura, pero si no se ha hecho antes, no es el momento en medio de la pandemia, ni estamos de acuerdo con las formas en que se ha anunciado, por un pacto con un tercer grupo político y a espaldas de las centrales sindicales e incluso de la patronal». La oportunidad, en todo caso, considera que puede estar «en torno a otoño», o así cree que debería ser, contando con que para entonces «se haya estabilizado el país y se pueda retomar la agenda de reformas sociales pendientes».
El secretario provincial de CCOO, Álex Blázquez, va en la misma línea: «La derogación ya iba en el acuerdo de gobierno y no vamos a renunciar a ella, pero es cierto que a nosotros nos ha sorprendido el momento porque entendíamos que lo normal es hacer esto en el marco del Diálogo Social con calma y sin prisas», reconoce. «Ahora además hay muchas cuestiones nuevas por regular.Muchas ya las habíamos advertido, como el teletrabajo o la brecha digital, pero con la pandemia se han acelerado y multiplicado».
El momento, sin embargo, no es éste. «Ahora mismo lo único prioritario debe ser la salud y ya después seguramente se tendrán que tomar muchas medidas. Habrá muchas reuniones en el seno del Diálogo Social y no sólo por la reforma laboral, sino por la reconstrucción del país con un nuevo modelo económico y social», prosigue Blázquez, quien, eso sí, no por ello deja de recalcar su «sorpresa» por lo que considera «una reacción desproporcionada de la patronal». «La reforma laboral de 2012 fue un decretazo de Rajoy que sólo ha traído precariedad, y entonces no la escuché decir que no valiera por no haberse negociado dentro del Diálogo Social».
El presidente de la Federación Empresarial Segoviana, Andrés Ortega, por su parte, replica que aquella reforma «llegó en un momento muy distinto y vino para aportar soluciones urgentes, flexibilidad que facilitara la recuperación económica, y en estos años se ha visto cómo ha permitido crear miles de puestos de trabajo». El pacto con Bildu, mientras, «representa un desprecio al Diálogo Social y una irresponsabilidad absoluta en la situación actual, cuando deberíamos mantener el foco sobre los sectores más afectados y en buscar soluciones de estabilidad para salvar miles de empresas y puestos de trabajo».
«Ya sabíamos que la derogación estaba en el programa de este Gobierno, pero es indignante y no tiene explicación que propusieran la derogación como consecuencia de aprobar una prórroga del Estado de Alarma y apoyados por un partido como Bildu. Y además que lo hagan sin hablarlo siquiera en la Mesa del Diálogo Social, cuando nos estábamos reuniendo continuamente e incluso acabábamos de pactar la semana anterior el tema de los ERTE», insiste Ortega. «La propia Comisión Europea recomienda profundizar en las medidas de flexibilidad» y ahora, en cualquier caso, si hay que hablar de reformas, urgen las de la ‘agenda covid’.