Una comarca entre la rabia y el miedo

S. Ortega y M.Guinot (EFE)
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Una oleada de robos en la comarca toledana de Torrijos enciende las alarmas entre sus vecinos, que 'cruzan los dedos' para no ser la siguiente víctima de unos ladrones que arrasan con todo

Una comarca entre la rabia y el miedo

Comarca de Torrijos, en Toledo. Una región con 47 municipios y alrededor de 100.000 habitantes donde, hasta hace unos meses, se respiraba paz y tranquilidad entre sus enormes campos de cultivo. Sin embargo, una oleada de robos cometida contra casas, coches, comercios e, incluso, cementerios ha perturbado la armonía con la que vivían sus vecinos, que entre la rabia y el miedo cruzan los dedos para no ser la próxima víctima de unos delincuentes a los que aún la Policía no ha dado caza.

Tanto es así que los residentes se han organizado en grupos de WhatsApp para avisarse de cualquier movimiento sospechoso, como han hecho en Los Cerralbos, o para recoger firmas, como en el municipio de Domingo Pérez, para reclamar medidas inmediatas contra estos actos.

Desde los dos habitantes censados en Illán de Vacas hasta los 14.099 de Torrijos, la seguridad de esta comarca está en manos de la Guardia Civil, que según recalcan los alcaldes no cuenta con un puesto principal -que al menos tuviera 50 agentes-, sino con otras instalaciones inferiores, muy diseminadas y con horarios que no cubren el día a día.

Hasta en los entierros

Un pueblo que ha sufrido esta lacra es Los Cerralbos. En esta localidad, los malos han robado hasta el cable de su tendido eléctrico e, incluso, han aprovechado un entierro para entrar en las casas de los vecinos mientras estos acompañaban el féretro hasta el cementerio.

Su alcalde, Andrés Gómez, llegó al municipio por casualidad, le gustó y se instaló allí después de los atentados del 11-M. Quería hacer algo por Los Cerralbos y lleva ya siete años como regidor.

Sufre, incluso dentro de su familia, la delincuencia que ronda la comarca. Los hurtos de cable le han ocasionado a las arcas municipales 15.000 euros de perjuicio. Pero lo más grave es que también han sustraído las cámaras de seguridad instaladas en varios puntos. Para reponerlas, tendrá que gastarse otros 11.000 euros. «Antes las puertas de las casas estaban abiertas, ahora se ponen rejas», lamenta el alcalde de un pueblo que aún conserva escuela, un buen ayuntamiento, tres bares y murales que adornan sus fachadas.

En alguna de estas cantinas también han entrado o lo han intentado. El pasado 26 de diciembre, un grupo de ladrones logró acceder a una de ellos por el baño y se llevaron la recaudación de las máquinas tragaperras, relata una trabajadora que afirma sentir «miedo» cuando se queda sola por las noches.

Hasta el goteo de la ducha desquicia al propietario de otro de los bares, donde los cacos intentaron entrar mientras él y su pareja les observaban desde el balcón. «Eran unos mierdas, no eran capaces ni de romper la puerta», explican.

Porque en los pueblos hay diversidad de opiniones. Mientras unos atribuyen este aumento de los delitos a bandas organizadas de fuera de la zona, otros señalan a los okupas que se han asentado en algunos de estos municipios.

Otra víctima de esta oleada criminal ha sido la localidad de Domingo Pérez, de 395 habitantes y reflejo de la tranquilidad.Bien, pues lo primero que encuentra el visitante son los restos de un contenedor quemado. Las opiniones sobre la causa del incendio dicen mucho de cómo se está viviendo en el municipio la inseguridad, porque mientras unos lo creen intencionado, el propio alcalde lo atribuye a un suceso accidental.

Lo que no fue casual es el alunizaje contra el taller, que se suma a los continuos robos en las casas, bares... Ante esta situación, el consistorio se ha planteado no solo las cámaras de vigilancia, sino también contratar un par de vigilantes nocturnos, pero esto podría hacer tambalear las Cuentas del municipio.

Por otro lado, Torrijos es la capital de la comarca. En 20 años su población ha crecido un 31 por ciento, lo que, en palabras de su alcalde, Andrés Martín, ha provocado un incremento de la delincuencia, que a su juicio se está desplazando desde Madrid a esta zona.

«Somos pueblos que no estábamos acostumbrados a ese nivel de criminalidad, pero hoy día es una realidad, y si nos tapamos los ojos y no lo queremos ver, tenemos un doble problema: el de la delincuencia y el de que somos unos incompetentes como administración pública», lamenta.

Según el regidor, se trata de bandas que trabajan a temporadas. «Hay unas semanas que son los coches, otras que son tirones de los cordones de oro de las señoras que salen de misa. Vienen, trabajan unos días y en una semana se hacen toda la comarca. Lo tienen programado, hacen diferentes municipios y se van», explica.

Fruto de su preocupación, Martín encabezó una delegación de regidores del PP de la región para reclamar soluciones a la Delegación del Gobierno que, según ellos, todavía no ha dado respuesta.

Sin embargo, no todos comparten el mismo diagnóstico. Para el subdelegado del Ejecutivo en Toledo, Carlos Ángel Nevia, hay una suerte de alarma social producida por la sucesión de «robos en un corto período de tiempo», que crea una «sensación de inseguridad» a pesar de que la tasa de delincuencia en la región «está por debajo de la media de España».

Aunque reconoce que «hay que poner más efectivos» de la Guardia Civil, el político apunta que Toledo es una de las provincias españolas con la plantilla de efectivos más completa, cercana al 95 por ciento. También incide en que «muchas veces no se presentan denuncias» de los robos y los alcaldes «no siguen las medidas que el propio Cuerpo recomienda».

¿Qué dice la guardia civil?

No hay un puesto principal en la zona, como dicen los alcaldes, pero los agentes que la patrullan hacen «lo posible y lo imposible» por atajar ese repunte de la violencia. De hecho, ya se han llevado a cabo varias operaciones contra algún grupo organizado.

Pero puestos con horarios restringidos o solo disponibles dos días a la semana no facilitan las denuncias, según comentan los vecinos. No obstante, ocurre igual que en otros lugares, como recalcan asociaciones de la Guardia Civil. Así, Daniel Timón, portavoz de la AUGC en Toledo, recuerda que agentes de Seguridad Ciudadana son «detraídos» de esta unidad para integrarse en las de VioGén o los equipo Roca, de tal manera que las patrullas quedan mermadas.

Timón no está en contra de esas nuevas unidades, pero opina que deben ser cubiertas con nuevos agentes y no con los que ya integran el puesto. «Por tanto, la pregunta es, ¿cuántos patrulleros realmente están patrullando?», añade antes de responderse que podría haber un 15 por ciento menos de escuadrones por estar destinadas a la investigación.

Desde Independientes de la Guardia Civil (IGC), su representante, Noé Pulido, también cree que la plantilla está más o menos cubierta -aunque cree que debe incrementarse- y que han aumentado los robos, pero subraya que los agentes están investigando y tienen «indicios» sobre la autoría.