El mensaje populista del nuevo mandatario de la Casa Blanca, que reza America First (América primero), está poniendo en jaque la hegemonía de la economía internacional y nacional que se ve obligada a una nueva fórmula mercantil. Las amenazas de aranceles están sobre la mesa del despacho oval restando competitividad a mercados tan potentes como Canadá o México con gravámenes de hasta el 25%, aunque finalmente estarán congelados durante un mes. Lo mismo a China con un 15% o, incluso, a la UE de la que denuncia un mal trato hacia su país y está dispuesto a ponérselo muy difícil, no solo en trabas fiscales sino en cuestiones como defensa con la OTAN de por medio.
En el caso de España, la preocupación se centra en sectores como el campo, la agroalimentación, la automoción, los servicios o las fábricas de componentes. Así, Andalucía, la Comunidad Valenciana, Castilla y León, Madrid, La Rioja, el País Vasco, Castilla-La Mancha, Navarra o Cataluña son las regiones que se sienten más afectadas con un ataque directo a productos como el vino con unas ventas de unos 370 millones al año, el queso con unos 100 millones, el aceite de oliva con más de 600 millones, los coches con una exportación anual de más de 50.000 vehículos o artículos químicos que compiten muy bien en precios con los estadounidenses.
Aunque el inquilino de la Casa Blanca no se mostró en un principio tan desafiante con España como con Canadá, México o China, la respuesta que dio a un periodista al preguntarle sobre qué represalias tendría en aquellos Estados que no contribuyen a la OTAN con su 3% del PIB contestó señalando a España como miembro de los BRICS, organización que engloba a países como Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica,... que representan una alternativa de claro enfrentamiento hacia las potencias occidentales más fuertes.
El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, consciente de lo que representa un mercado de 335 millones de habitantes como el estadounidense, se ha mostrado cauto ante los posibles obstáculos a artículos agroalimentarios españoles, pero aboga por una «respuesta europea de unidad para combatir los aranceles de EEUU».
En este mismo sentido se pronunció la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que advirtió a Trump que la UE responderá «firmemente».
La Cámara de Comercio explica que las exportaciones españolas a EEUU suponen un 2,3% del PIB nacional, la mitad de lo que representan de media en la UE, un 4,6%.
En total, estas ventas alcanzan los 22.000 millones de euros e involucran a más de 27.000 empresas de distintos sectores. Así, Estados Unidos se posiciona como el sexto destino de lo productos nacionales en el extranjero y el segundo fuera de la Unión Europea por detrás del Reino Unido.
La Cámara recomienda que en caso de cumplirse las amenazas, España debería apostar por otras regiones y países como destino de sus exportaciones y expandirse a los nuevos mercados emergentes.
Incertidumbre
Ante este problema, los expertos coinciden en que los aranceles son una muy mala noticia para la economía mundial y, aunque descartan que sean inflacionarias, sostienen que en un escenario de este tipo, pierden todos, aunque Estados Unidos se llevaría la mejor parte.
Lo cierto es que los aranceles al comercio entre España y Estados Unidos podría tener un impacto limitado, teniendo en cuenta que, realmente, las exportaciones de bienes a EEUU representaron un 1,3% del PIB en 2023 (inferior al 2,9% de la UE) y el 5% del total de exportaciones realizadas al exterior.