La 'Mona Lisa' busca habitación

J. Villahizán (SPC)
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El hacinamiento de la sala donde se encuentra la 'Gioconda' y el estado de la pirámide del Louvre obligan a un cambio de ubicación de la pintura de Da Vinci

La ‘Mona Lisa’ busca habitación

El museo más grande del mundo busca un lavado de cara capitaneado por su obra más emblemática, la Mona Lisa de Leonardo da Vinci. Tal es el nivel de saturación del Louvre, con cerca de nueve millones de visitantes el año pasado -más del doble de los cuatro millones para los que fue diseñado-, y un estado deteriorado de muchas de sus salas y de la icónica pirámide de cristal, que las autoridades han decidido reformar el complejo casi en su totalidad. 

Una de esas medidas excepcionales es una actuación integral sobre el entorno de la pieza del famoso artista del Renacimiento. Tal es así, que una de las primeras decisiones adoptadas al respecto es la reubicación de la Gioconda para ofrecer a los visitantes una experiencia más tranquila de esta obra maestra.

Para ello, los responsables de la pinacotaca tienen planeado crear un acceso independiente para poder observar el cuadro del italiano en todo su esplendor y gestionar un sistema de entradas específico al del museo general. De esta forma, esta subsede administraría, independientemente, los aproximadamente 30.000 usuarios diarios que acuden a ver la pintura. La intención de las autoridades del centro cultural es que los visitantes adquieran un billete especial para acceder a la nueva residencia de la Gioconda, aunque este extremo aún no está cerrado ni se sabe cuánto podría ser su coste extra.

Actualmente, la Mona Lisa se exhibe en la Sala de Estado junto a otras piezas, como Las bodas de Caná de Paolo Veronese, que a menudo pasan desapercibidas debido a la abrumadora multitud.

El proyecto de restauración integral del inmueble, cuya finalización está prevista para 2031, abordará no solo el problema de la gran aglomeración de gente, sino también los nuevos desafíos como la seguridad, el cambio climático y la revolución digital. La última gran rehabilitación de la pirámide tuvo lugar hace ya 40 años. Asimismo, la intención de los responsables de este espacio museístico es que el Louvre reciba a medio y largo plazo hasta 12 millones de visitantes al año.

Pero el renacimiento del Louvre, como definió hace unos días el presidente de Francia, Emmanuel Macron, a la reforma de la principal pinacoteca gala, no supone únicamente la creación de una nueva casa para la Mona Lisa, sino que también incluirá una expansión en el flanco este del museo, con instalaciones subterráneas similares a las que se encuentran debajo de la pirámide de cristal. Además, la idea es construir una nueva entrada en el patio Cour Carrée, cerca de la Columnata de Perrault, para ofrecer una imagen renovada y moderna de esta gran pinacoteca.

Una obra enigmática

Aunque el Louvre alberga más de medio millón de piezas, la Mona Lisa es la más vista no solo del museo y de Francia, sino de todo el mundo. La razón quizá radique en su peculiar pose y técnica, que trasciende más allá de la época en la que fue pintada, a principios del siglo XVI por el polímata florentino.

Entre los misterios que plantea el óleo se encuentra el de la propia figura de la retratada. Tras muchos debates académicos, la comunidad pictórica llegó a la conclusión de que la modelo era Lisa Gherardini, la esposa del comerciante italiano Francesco del Giocondo que encargó el cuadro a Da Vinci.

Pero, además del enigma de su verdadero nombre, y de la identidad de la representada, otra de las cuestiones que ha despertado la fascinación de este retrato es su secreta sonrisa, sobre la que hay varias explicaciones. Una de las teorías hace referencia a la técnica artística utilizada por el autor -la del sfumato- que crea una suave transición entre los tonos de la piel y los labios, favoreciendo esa sonrisa ambigua y etérea. Otra hace referencia a la asimetría facial, según la cual, el lado izquierdo del rostro parece expresar felicidad, mientras que el derecho muestra neutralidad e incluso tristeza. Y una tercera hipótesis considera que Leonardo creó deliberadamente esta ilusión óptica para que cada lado fuese diferente.

Sea como fuere, la Mona Lisa seguirá a buen seguro siendo una de las máximas atracciones del museo del Louvre, independientemente de dónde se ubique y de cómo se la mire.