El Observatorio Económico de Castilla y León correspondiente al cuarto trimestre del año 2024, asegura que "la economía vuelve a la incertidumbre con una disminución del crecimiento económico" en un contexto marcado por la guerra arancelaria mundial. En este contexto, el presidente de la institución colegial y director de ECOVAEstudios, Juan Carlos De Margarida, defendió que la Comunidad "debe potenciar y ayudar a incrementar el tamaño de las pymes y establecer incentivos fiscales a través de la legislación para atraer más inversión empresarial".
De Margarida indició en las variables económicas a tener en cuenta en 2025, la cuales pasan, principalmente, por los tipos de interés, la inflación y los aranceles. De Margarida remarcó que, "el comercio mundial se enfrenta a un cambio de paradigma". "Europa no se va a quedar fuera del juego arancelario, ya que además de los aranceles del 25 por ciento al acero y al aluminio ya impuestos por EEUU se prevén incrementos de los aranceles en automóviles, productos agrícolas y otros productos".
Ante esta realidad Europa responderá con otros incrementos de aranceles, provocando una "guerra comercial a nivel mundial de consecuencias imprevisibles, que afectará directamente a Castilla y León". Todo ello desemboca "en un futuro muy incierto que ya es un presente, donde la UE debe planificar y ejecutar una nueva estrategia comercial, industrial y tecnológica", zanjó el director de ECOVAEstudios, informa Ical.
Se necesitan altas dosis de sentido común, valentía y amplitud de miras de la UE, España y de las autonomías para poder sortear los vaivenes económicos que se van a producir en este año 2025 e incluso en el 2026. Para ello, es conveniente una colaboración público-privada sin matizaciones, una disposición a mirar más allá de nuestro territorio, en donde la innovación, la competitividad, la formación, la digitalización, las competencias transversales y las habilidades serán determinantes para el crecimiento económico y el bienestar social de los castellanos y leoneses", enfatizó Juan Carlos De Margarida.
En cuanto a los tipos, y después de que el BCE los dejara en 2,5 por ciento, la realidad que subyace es que "el coste de los préstamos de las empresas y consumidores está disminuyendo potenciando el consumo y la inversión con un efecto directo en el crecimiento económico". Sin embargo, a partir de ahora "el BCE tiene que estar "muy fino" a la hora de tomar decisiones para dar confianza y no crear incertidumbre. Con el único objetivo de lograr el equilibrio para que no se produzca una ralentización de la economía".
En este sentido, "el BCE no debe relajar su política monetaria debiendo volver a planificarla, logrando con ello que exista una estabilidad de precios a pesar de la coexistencia de dos guerras, el repunte de precios o el aumento del gasto público, especialmente ahora con el incremento en Defensa".
Por lo que respecta a la inflación, "si suben los precios por los aranceles, la consecuencia es la disminución del poder adquisitivo de las familias y, por ende, la disminución del consumo, además de los posibles efectos negativos en las empresas: disminución de las exportaciones, de los beneficios, de la inversión y de la contratación laboral junto con un posible incremento de los despidos".
De Magarida aseguró que el PIB de la Comunidad "ha ido creciendo debido al efecto del aumento de la inflación y por un aumento del gasto público provocando una disminución de la inversión privada, en donde la inversión extranjera se encuentra a mínimos". En suma, todo ello en un contexto de creciente inseguridad jurídica, que afecta directamente no solo a las inversiones sino también a la confianza de los consumidores".
El Observatorio señala que Castilla y León "ha perdido cerca de 4.250 empresas en los últimos seis años, principalmente debido a la subida de costes y al aumento de materias primas, el incremento de salarios y el mecanismo de equidad intergeneracional". No obstante, a pesar de estas realidades preocupantes, "existen variables que refuerzan la economía de Castilla y León, como es el efecto dominó de los fondos europeos, el incremento del gasto público, un mejor comportamiento del consumo de los castellano y leoneses, y las exportaciones de productos y servicios".