El marroquí residente en Ortigosa del Monte, Soufian Ikram, estaba sentado frente a su mujer, segoviana, el viernes por la noche en la ciudad de Agadir cuando sucedió todo. «Sentí que todo se movía y pensé que era por la copa que me había tomado», revela. «Vi que mi mujer se movía y pensé que me había sentado mal la copa que nos estábamos tomando en plan romántico, luego me dijeron que era un terremoto y corrimos hacia la calle».

El seísmo de magnitud 6,8 en la escala de Richter sacudió el país el viernes 8 de septiembre alrededor de las 23.10 horas (una hora más tarde en la Península), dejando 2.946 fallecidos y 5.674 heridos al cierre de esta edición, según ha confirmado el Ministerio del Interior marroquí, al tiempo que ha apuntado que la provincia más afectada es la de Al Hauz, donde se situó el epicentro y donde se han registrado 1.684 víctimas mortales. Por detrás figuran las provincias de Taroudant, con 980 muertos; Chichaua, con 202 fallecidos; Uarzazate, con 41 víctimas; y Marrakech, con 18. Por otra parte, se han confirmado once muertos en Azilal, cinco en Agadir, tres en Casablanca y uno en Yusufia y Esauira.

Ikram estaba pasando unos días en Marruecos, su país natal, junto a su mujer, sus tres hijos y un amigo de uno de ellos. En el momento del terremoto se encontraban de viaje en Agadir, pero tras lo sucedido viajaron rápidamente hasta Marrakech, donde vive su familia. «Toda la ciudad pasó la noche en las calles y cuando llamé a mi familia para preguntar cómo estaban tras el terremoto, me dijeron que allí había sido mucho peor», señala, «pero que todos estaban bien». «Por eso volvimos para ayudar». 

El terremoto de cerca

Una ayuda que fue muy necesaria tras las consecuencias del terremoto, considerado como el desastre natural más mortífero registrado en Marruecos en las últimas décadas. «Esto es algo nuevo para el pueblo de Marrakech porque nunca se ha vivido algo así. La gente estaba asustada pero gracias a Dios el pueblo es muy solidario», apunta, y añade que no le sorprende la generosidad de sus compatriotas. «El pueblo de Marruecos ha sufrido muchas tragedias, pero saldrán adelante».

Actualmente, Soufian Ikram revela que los vecinos aún siguen saliendo a dormir a las calles por las noches debido al miedo a las réplicas en los días posteriores, ya que la tierra volvía a temblar el miércoles en dos ocasiones con una magnitud de 3,5 y el jueves cerca de las 7.00, hora local. Esta última réplica, de magnitud 4,6 en la escala Richter, ha sido la más potente desde el terremoto del viernes. «Aún hay movimientos y la gente está asustada», explica. 

Ante esto, la Federación de Comunidades Musulmanas de Castilla y León está llevando a cabo una recaudación de fondos. «Desde el primer día pensamos en qué podíamos hacer porque es nuestro país de origen y son nuestras familias, nuestros amigos... Por eso pedimos donaciones económicas para mandarlas y que allí compren lo que necesiten», revela el presidente de la Federación, Mohammed El Mizeb. «El domingo empezamos la recaudación, que por ahora se destinará a comprar tiendas de campaña, sacos de dormir y comida», añade. 

El terremoto de cerca

Vuelta a la normalidad. A pesar de todo, Marruecos va volviendo lentamente a la normalidad.  «Esperemos que el turismo no pare porque tanto Marrakech como Marruecos viven de ello, explica Ikram.

La Oficina Nacional de Turismo de Marruecos (ONMT) ha emitido un comunicado oficial en el que anuncia la apertura de las infraestructuras turísticas, que apenas se han visto afectadas por el seísmo. «El sector turístico marroquí y están y seguirán estando plenamente movilizados en estos terribles momentos», apuntan, y añaden que «los hoteles, todos ellos construidos según normas de construcción antisísmica, no se han visto afectados. Los profesionales a cargo han gestionado la situación de manera profesional, respondiendo lo mejor posible a las necesidades de sus clientes». 

En cuanto a los aeropuertos, aseguran que ya «funcionan con normalidad» y confirman que los viajeros que han querido regresar a sus países lo han podido realizar sus problema ya que «la gran mayoría de los vuelos con origen o destino en Marruecos se han mantenido», o se han podido «aplazar o cambiar los billetes».
Por lo que respecta al resto de espacios turísticos, como restaurantes, tiendas, lugares culturales o museos, también confirman que «están abiertos». En resumen, «la actividad turística no cesa en todas las regiones», según asegura el gobierno marroquí.