Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Performances

17/10/2024

El de la inmigración ilegal es, probablemente, el problema más intenso y común de los paises civilizados y la demanda de soluciones, la principal en muchas encuestas. En Europa es mucho más intenso que aquí, con lugares como Francia o Bélgica donde la tensión se llega a palpar en cada acera. En España no hace falta irse a Ceuta o  Melilla sino que es suficiente con ir a Murcia para encontrarse con situaciones mucho peores que la nuestra. Dicho lo cual, y dada la envergadura del envite, lo último que deberíamos aceptar es que nuestros políticos de todo signo, pagados con dinero público, opten por la contienda en lugar de por el acuerdo.

No se gana nada yendo las puertas de los Centros de Acogida a hacer performances como hicieron los de VOX en Brazuelo. De poco sirve ideologizar un problema estrictamente legal y humanitario. Sería el momento de los gobiernos fuertes, las ideas claras y la inteligencia emocional. La historia está llena de expatriados que triunfaron fuera de sus países y consiguieron un mundo mejor. Muchos sectores económicos están cargados de empleados de enclaves distintos del nuestro sin cuyo concurso sería imposible que, por ejemplo, el sector servicios funcionara como corresponde.

Pero los peligros son muy grandes, los países deben proteger sus logros, cuesta mucho mantener el nivel de vida de nuestros países como para que el océano se convierta en un coladero indiscriminado. En Castilla y León éste no es un problema, al contrario, conocemos muchas bellas historias de personas que han venido de fuera y se han labrado una vida entre nosotros y el respeto de su comunidad.

Pero falta astucia y buen tino, necesitamos que la dirigencia deje a un lado posiciones polarizadas y, ofreciéndonos su mejor versión, presenten a la gente soluciones depuradas basadas en la justicia, de una parte, y la generosidad, de otra. La emigración ilegal es un gran problema. Pero por ahora es aún mayor el problema inducido por quienes, aprovechándose, hacen de este problema su argumento de victoria. Sería una victoria paticorta.