«Siento el orgullo de ser heredero de 140 años de la historia de compañeros que no se resignaron a aceptar el futuro de miseria que les venía de cuna». Parafraseando a Alfredo Pérez Rubalcaba, uno de los 'popes' socialistas más queridos de las últimas décadas, arrancó ayer Carlos Martínez su nueva etapa al frente del Partido Socialista de Castilla y León, al que se comprometió a «rearmar», tanto orgánica como programáticamente, para asaltar la presidencia de la Junta tras cuatro décadas de gobiernos del PP. Y lo hizo dejando un mensaje, a mitad de camino entre la advertencia y el consejo, a Pedro Sánchez, sentado en la primera fila del XV Congreso Autonómico del PSOE: «El auge de la extremaderecha está en los territorios que se sienten olvidados y abandonados, y que están clamando por obtener una respuesta del PSOE». Tras reconocerse como «sanchista converso» –apoyó a Susana Díaz en 2017–, Martínez instó a su líder nacional a mirar más allá de las «grandes ciudades» porque, avisó, el «germen del populismo y la ola reaccionaria» está en esos «territorios que se sienten abandonados y olvidados». Frente a ello, lanzó la «rebelión de los humildes» y llamó a la «conjura» de todos los socialistas para poder dar «una respuesta justa a una problemática muy real», para lo que aseguró que desde su nueva responsabilidad política va a «luchar» por dar «respuesta a los problemas de esta tierra»: «Tenemos derecho a quedarnos y vivir en Castilla y León».
El decimoquinto cónclave socialista arrancó con Pedro Sánchez entrando al Teatro Ortega de Palencia al ritmo de Rosendo Mercado y su «prometo estarte agradecido». «No sé quién elige las canciones cuando entras Pedro», tiró irónicamente Luis Tudanca al inicio de su mensaje de despedida en el XV Congreso Autonómico del PSOE que se celebra este fin de semana en Palencia casi medio año después de que se abriera un cisma por el liderazgo de la federación autonómica. Sonrisas de todos los tipos y el tradicional campeonato de abrazos y golpes en la espalda fueron la tónica general entre las casi 400 personas –entre delegados e invitados– asistentes.
Conscientes de las turbulencias de esta transición, Ferraz quiso remarcar su apoyo a Carlos Martínez con un desembarco encabezado por el propio Pedro Sánchez, escoltado por la ministra y portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, los dos ministros castellanos y leoneses, Oscar Puente y Ana Redondo, y la portavoz nacional y burgalesa, Esther Peña. También estuvo el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, al que Luis Tudanca culpó en su momento del movimiento que terminó con su salida de la secretaría autonómica. Realidad que no esquivó Carlos Martínez en su intervención, que reconoció que el partido llega a este cónclave autonómico «después de unos meses intensos». Frente a ello quiso escenificar una transición tranquila cuando, personalmente, pidió a Tudanca que subiera al escenario para fotografiarse junto a Pedro Sánchez al inicio del acto.
Ya cuando tomó la palabra, aseguró que este proceso no se trata solo de renovar ni de «remover», sino de «rearmar» el proyecto político y los equipos. En un tono más pausado que su predecesor, el regidor soriano comenzó en Palencia a tejer su proyecto e ideario político con la reivindicación de «fijar el centro de la acción política en las personas». «Frente a lustros de desidia y pereza en Castilla y León, vamos a poner en el centro a las personas y el planeta».
Carlos Martínez volvió a tirar del ideario socialista más clásico con varias llamadas a potenciar la lucha europeísta, ecologista y por la igualdad:«Entiendo la democracia como el instrumento más importante para garantizar nuestros derechos». De puertas para adentró, el nuevo líder del PSOE autonómico no tardó en poner los primeros deberes a los suyos, a los que instó a construir un «proyecto reconocible, socialista y solvente» con «voz propia» en España y en Europa para la transformación de la Comunidad. «No creo en los liderazgos personalistas ni en los salvapatrias», resumió antes de conjurar a los cuadros socialistas a no resignarse tras cuatro décadas de gobiernos del PP en Castilla y León. «La irrelevancia sería un camino suicida para nosotros y de vía muerta para el conjunto de la sociedad de nuestra Comunidad».
Un «cambio» en Castilla y León para el que se mostró «dispuesto a trabajar, a darlo todo, a trabajar hombro con hombro con cada uno de vosotros y vosotras», con el único objetivo de la búsqueda de «razones suficientes» para que los ciudadanos se atrevan a «cambiar» y a «confiar» en los socialistas. «No se pueden heredar privilegios, ni gobiernos, ni resignarnos al falso mantra de que esta tierra es de derechas», verbalizó Martínez, que se confesó «una persona de palabra y de hechos» y garantizó «humildad, honestidad y trabajo para que gane el PSOE y para cambiar Castilla y León».