¡La Segoviana asciende a Primera RFEF!

Nacho Sáez
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Gimnástica Segoviana
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Illescas
Finalizado
Gana al Illescas y aprovecha el descalabro del Numancia ante el Cacereño para conquistar el liderato en la última jornada.

Rubén Yubero celebra el gol del 1-0. - Foto: Juan Martín/ G. Segoviana

La Gimnástica Segoviana jugará por primera vez en su historia en la Primera RFEF tras haber conseguido el ascenso en una última jornada de infarto. El equipo de Ramsés hizo los deberes derrotando al Illescas y aprovechó la derrota del Numancia en el campo del Cacereño (5-0) para hacerse con el liderato.

El gol de Rubén Yubero en el minuto 34 que abrió el marcador sacudió los nervios de una Segoviana que, poco antes, había sabido que el Numancia ya iba perdiendo. Los más de 3.000 aficionados que se volvieron a congregar en La Albuera hicieron el resto.

La leyenda negra de la Segoviana comienza a ser historia. Las decepciones de Villaviciosa y Villa de Santa Brígida han sido sustituidas en el imaginario colectivo por las gestas contra la Sociedad Deportiva Logroñés el Atlético Malagueño y ahora contra el Illescas. La Segoviana ya no es el club de los malos augurios. Ya no es la víctima propiciatoria.

A ello han ayudado de manera decisiva varios de los protagonistas de este ascenso. Como Rubén Yubero, el autor de ese gol que escala al olimpo gimnástico junto a aquel 'triplete' de Anel en Logroño. El lateral izquierdo gimnástico encarna la esencia de la Segoviana. El centro lanzado desde la banda derecha por Dani Plomer pasada la media hora sólo podía bajarlo del cielo Manu -el capitán, premiado con el ascenso en el año que había decidido dedicarse únicamente al fútbol- o él. Justifica poética.

Ellos son los primeros pretorianos de Ramsés, el mito interminable que legitima, después de este ascenso, abrir el debate de si es el personaje más importante en la historia de la Segoviana. Su figura ha trascendido el fútbol. Con su discurso y talento ha desterrado el victimismo. El viernes dijo que si la Segoviana ganaba al Illescas ascendería. Una vez más no se equivocó.

Su forma de entender el fútbol, puro deporte en la era del espectáculo y del ruido, quizás explique el pacto de no agresión al que parecieron llegar la Segoviana y el Illescas en la segunda parte mientras el Numancia era vapuleado en Cáceres. Nadie quiso estropear la fiesta en La Albuera. Un ascenso que es una heroicidad para un equipo al que nadie hubiera situado ahí a principio de temporada. Así es la Segoviana, ya sin lágrimas. O si las hay, ahora son sólo de alegría.