Los legisladores suizos aprobaron hoy por unanimidad la creación de una comisión parlamentaria que investigará la debacle de Credit Suisse, situación que le obligó a aceptar su compra por UBS y así evitar la ruina total del que era considerado hasta mediados del pasado marzo uno de los diez bancos más importantes de Europa.
La intención principal de la comisión será examinar los errores que cometieron los ejecutivos del banco, pero también evaluará las acciones de las autoridades nacionales.
La instancia contará con un presupuesto de cinco millones de euros, estará compuesta por siete miembros que representarán a todos los grupos parlamentarios y podrá decidir por sí misma el alcance de sus investigaciones, aunque los legisladores ya adelantaron que lo más probable es que tenga que remontarse hasta la crisis bancaria de 2008.
En ese entonces, Credit Suisse salió airoso de los problemas que afrontó el sector bancario a nivel internacional, arrastrado por la explosión de la burbuja inmobiliaria gestada en Estados Unidos por créditos de alto riesgo y a la que varios grandes bancos norteamericanos y europeos estaban expuestos.
Uno de ellos era el UBS, que en ese entonces sobrevivió gracias a un rescate estatal y que ahora representa el papel de "salvador" de Credit Suisse, aunque ello gracias a una serie de millonarias garantías ofrecidas por el Banco Nacional de Suiza (banco central) y el propio Estado.
El Gobierno suizo ha apoyado la formación de la comisión investigadora y ha ofrecido colaborar plenamente con ésta.
Las autoridades han defendido que frente a las graves consecuencias que habría tenido para la economía del país y su plaza financiera, la quiebra de Credit Suisse se tuvo que reaccionar con rapidez, lo que permitió reanimar la confianza de los mercados.
Las comisiones investigadoras han sido un instrumento poco utilizado por el Parlamento suizo y la que se ha creado hoy es apenas la cuarta de toda su historia.