Nadie diría que lleva dos días de fiesta. El entrenador de la Gimnástica Segoviana, Ramsés Gil (Cantimpalos, 28 de junio de 1976), está como siempre. Serio cuando toca pero también bromista. Y reflexivo para analizar el ascenso que acaban de lograr a la Primera RFEF con un presupuesto inferior al de la mayoría de sus rivales y sabiéndose sobreponer a los malos momentos, sobre todo tras la eliminación en la Copa del Rey contra el Sestao.
¿Es el mayor éxito de su vida deportiva?
Diría que por la magnitud sí. Lo que pasa es que la inmediatez acaba mandando incluso a nivel mental. Se te olvidan un poco los momentos que viviste en otras situaciones, otros acontecimientos... Siempre estaba acostumbrado a escuchar a los entrenadores decir que como futbolistas habían disfrutado mucho más. La verdad es que por lo menos en mi caso no es así. Yo este ascenso lo he disfrutado muchísimo. Nos ha costado tanto poder llegar a aspirar a ello que verdaderamente es un momento inolvidable. ¿El más el más feliz? Pues probablemente pero bueno, las comparaciones son odiosas.
¿En ningún caso pensaba que podían conseguir el ascenso de manera directa?
Cuando empezó la temporada, el objetivo era -aunque suene cínico- competir día a día. En una categoría tan igualada no puedes aspirar a otra cosa y sobre todo manteniendo las credenciales. Todos los equipos que partían con la vitola de favoritos e incluso se la atribuían se han quedado a la orilla o incluso peor. Nuestra poca experiencia con esta categoría nos dice que es totalmente estéril plantearte un objetivo. Cuando nos planteamos en el vestuario decir que vamos a por la Liga, quedaban 12 partidos o una cosa así. Veíamos que era posible por cómo estaba compitiendo el equipo con equipos de mucho nivel. Ahí sí dijimos dentro del vestuario que había que ir a por la liga. Luego hemos tenido la suerte de que hemos llegado al sprint final súper bien situados. El equipo era consciente de que si llegábamos a los últimos partidos podíamos aspirar a todo.
¿Pero cuál fue el punto de inflexión de la temporada?
Yo creo que punto de inflexión como tal no ha habido. Sí que es cierto que hay momentos puntuales significativos como los partidos seguidos que ganamos en Extremadura después de tener una racha mala de resultados aquí en casa, de quedar eliminados en Copa. Nos salieron dos partidos muy buenos y ganamos a dos rivales potentísimos. Ahí nos dimos cuenta de que si seguíamos en esa línea el equipo podía estar arriba. Y así ha sido toda la temporada, aunque puedes ganar esos dos partidos, perder los siguientes y volver al mismo sitio. Al final se ha mantenido una línea muy buena y sobre todo que no hemos encadenado, quitando ese esos dos tropiezos de noviembre, muchos partidos malos consecutivos a nivel de resultados. Eso ha ratificado el plan.
¿La clave es que en los momentos malos que hay en toda temporada nadie se salga de la línea marcada?
La clave es estar tranquilo. En el fútbol actual es difícil y a veces imposible. El entorno condiciona muchísimo. No podemos pretender ser ajenos al entorno porque es imposible. No te puedes aislar y muchísimo menos con la cantidad de 'inputs' que hay ahora todos los niveles. De redes, de prensa, de afición e incluso en una ciudad pequeña como esta es brutal. Si no estás tranquilo y no te dejas llevar por la normalidad, te acabas equivocando sin ninguna duda. Nosotros, en el vestuario, no nos hemos dejado llevar por la euforia en ningún momento, porque no tenía sentido, y cuando han venido mal dadas, eactamente igual. El equipo ha mantenido la línea, las dudas que han surgido han sido mínimas y todo eso ha ayudado a que la regularidad se haya mantenido en el tiempo.
También ha beneficiado que equipos favoritos a priori como el Cacereño o el Badajoz no hayan estado al nivel que se esperaba.
Está claro. Al final lo que no suman los demás lo puedes sumar tú. Como decía, ellos se atribuyeron una vitola que probablemente por nivel de club, nivel de equipo, presupuesto y plantillas, era merecida, pero yo creo que el hecho de atribuirse un rol antes de jugar los partidos es un error. Yo no lo haría nunca en ningún equipo por más que el entorno o la exigencia de ese club o de esa ciudad sea la que sea. Los partidos hay que ganarlos en la hierba y lo que digan los entrenadores incluso no va a ningún lado. Son los futbolistas los que deciden y en este caso cada uno ha dado lo que ha dado.
La Segoviana empezó el curso con una plantilla corta y dudas sobre su idoneidad.
Hasta el final ha sido corta. Hemos tenido la suerte de que la planificación a nivel de preparación física ha sido muy buena, primero con Nacho y luego con Edu, y que no hemos tenido excesivas lesiones. Sí que las ha sabido y de importancia pero nunca se nos han juntado cuatro o cinco lesiones, que eso sí que nos hubiera condicionado de manera definitiva. Únicamente quiero recordar el partido de Villanueva de la Serena -que encima ganamos- donde fuimos pues en precario. Al margen de eso ha estado el apoyo del juvenil de fútbol base con cuatro jugadores en régimen de primera plantilla, de los cuales han debutado dos y que nos han ayudado a mantener entrenamientos con un ritmo muy alto y una exigencia y una intensidad muy altas. Ha sido la clave del éxito, sin ninguna duda.
También ha importado el cómo. La Segoviana acogió a un jugador que llevaba mucho tiempo sin competir como es Fernán, no montó ningún drama cuando se marcharon Javi Marcos, Ivo, Pablo Arranz y Nacho Gonzalo…
Al final eso forma parte de la normalidad que decía. Somos gente muy normal, no somos ni de dramas ni de euforia y sabemos que lo que ha pasado a lo largo de la temporada son cosas de fútbol y que no hay nada anormal en ello. Se trata de dar normalidad a todo y sobre todo de tener las ideas bien claras. No nos hemos salido de la hoja de ruta y eso también ayuda a los futbolistas a que estén tranquilos.
¿Ayuda a que haya un sentido de pertenencia?
El gran activo de este club ha sido durante mucho tiempo el hecho de tener un núcleo de futbolistas con un sentido de pertenencia muy arraigado aquí. Al margen de ser futbolistas 'top' en la categoría, como Manu, Rubén o Javi, llevan un montón de años y lo que transmiten a los compañeros es impagable. Eso, sumado a la cantidad de gente que se ha sumado al proyecto a nivel de afición, nos ha dado muchísimos puntos.
Ha dicho que el ascenso es una oportunidad histórica que hay que aprovechar. ¿A quién se refiere?
A la ciudad. Por suerte tuve la oportunidad de estar en el Ayuntamiento mucho tiempo y conozco perfectamente cómo funciona el régimen de ayudas y de subvenciones y con eso no es suficiente. Eso lo tengo nítido. Estamos hablando de una categoría donde hay que pringar todos. Instituciones aficionados… Todos nos subimos a la celebración pero, cuando pasen dos o tres semanas y salga la campaña de abonos, nadie que va a querer pagar más. Y probablemente sea una necesidad. Estamos hablando de un club deportivo donde nadie se lucra. Aquí la directiva y el presidente trabajan por amor al arte y simplemente por pasión y por amor a unos colores. Es una cuestión de todos y todos tenemos que arropar. Es un proyecto de ciudad, no un proyecto de un equipo.
El reto que se avecina es muy complicado.
A día de hoy el club no está preparado para asumir un ascenso a Primera RFEF. Lo que pasa es que la gente que está es tan sumamente competente que, en el tiempo que hay hasta preparar un nuevo proyecto al año que viene, seguro que lo hace bien y seguro que consigue los recursos necesarios a todos los niveles para poder salir por lo menos a competir. Porque lo que no puedes hacer es lo que hemos visto en infinidad de equipos con un potencial similar al que podemos tener nosotros, que se han metido en esta Primera RFEF y lo que pasan es un calvario. Te ves en el mes de diciembre con diez puntos y lo que se suponía que era una categoría para disfrutar y para competir con equipos de un nivel superior se convierte en una pesadilla. Eso es lo que hay que evitar por todos los medios.
¿Ha decidido si va a seguir?
No he decidido ni pensarlo, esa es la realidad. Ahora mismo hay que intentar manejar los tiempos y sobre todo saber estar en cada momento donde hay que estar. Ahora mismo es un momento para celebrar. Si acabamos una temporada con un éxito histórico como este y a los dos días ya estoy pensando si voy a seguir, si no voy a seguir, si a ver si me llama este o a ver si me llama el otro, es que estaría perdiendo el norte. Y desde luego no voy a hacer ahora mismo. Lo que hay que hacer es descansar, pensar, hacer balance y estar súper tranquilo. Pero como los futbolistas, la directiva… Si te pones a planear ya el futuro en caliente, nos equivocamos seguro.
¿Ha estado en algún momento cerca de perder el norte?
Por suerte no ha habido momentos más delicados. Como digo, sobre todo el golpe de la Copa nos cayó muy mal, pero creo que la edad ya me ha hecho una persona súper tranquila tanto para unas cosas como para otra. Para asumir que cada situación hay que sobrellevarla como viene y que muchas veces no depende ni de nosotros. Cuando estás tranquilo y la cabeza piensa bien, es más fácil que no te lleguen esas dudas y esos momentos de nerviosismo, que inevitablemente en esta profesión todo el mundo tiene.
Ha vivido momentos trascendentes en los últimos tiempos: el nacimiento de su hijo, la muerte de su madre… ¿Cómo lo han cambiado todos estos acontecimientos?
Esas situaciones te condicionan por completo porque esas sí que son situaciones verdaderamente importantes, y para mí el fútbol en estos momentos ha sido la tabla de salvación. Subir a La Albuera me ha ayudado muchísimo porque todos, desde la normalidad, me decían que si necesitaba algo ya sabía. Desde el cuerpo técnico, que es una pasada, a los futbolistas. Este es un vestuario con un fondo de armario a nivel personal y humano incomparable y a mí me ha venido como Dios.
¿Desconecta del fútbol en algún momento?
Me cuesta mucho quitarme el fútbol de la cabeza. Es cierto que hay que sacar tiempo para la familia pero el fútbol son siete días a la semana.
¿Se imagina un día fuera de la Segoviana?
Me cuesta trabajo. Sí que estuve de jugador en otro sitio y fue una buena experiencia, pero prácticamente llevo tres décadas ligado a la Segoviana y ligado también a personas. A Agus, en la última etapa a Juancar [Renedo] y a muchos amigos y muchos jugadores. Es difícil pero es como la vida. Todo tiene un principio y todo tiene un final. No conozco casos excepcionales de entrenadores que estén décadas entrenando al mismo equipo y seguro que yo no voy a ser una excepción.