"Llegó un día que no podía moverme"

Nacho Sáez
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Arturo Gómez tuvo que ingresar en el Hospital General de Segovia a los pocos días de declararse la pandemia.

Arturo Gómez, este pasado lunes en el barrio de La Albuera. - Foto: N. S.

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Arturo Gómez se compara con un anciano de 90 años cuando fue la ambulancia a recogerle a él a su casa, también en el barrio de La Albuera. «El día 16 de marzo me empecé a notar mal y cogí y me fui a la casa del pueblo para no pegárselo a nadie. Yo hablaba con los médicos y me decían lo que me tenía que tomar, pero a los diez días ya llamé y dije: «Miren, a mí no me ha visto nadie y cada día me encuentro peor'. Me vine otra vez a Segovia, fui a San Lorenzo, de ahí me mandaron a Urgencias al Hospital, pero no me ingresaron. Me metí en una habitación en casa, pero llegó un día que ya no podía moverme y vino la ambulancia», describe.

Esa segunda vez en Urgencias le impactó: «Todavía me emociono al recordarlo. Había gente mayor allí tirada en camillas. Eso se te queda grabado en la mente y no se me va a olvidar nunca». El diagnóstico que él recibió fue una neumonía bilateral que le mantuvo días en una habitación del Hospital con un oxígeno que le quemaba el pecho al principio. Aunque después estuvo un mes y medio confinado en unas habitación de su casa separado de su mujer y sus dos hijas, el destino le puso en el lado de los que salvaron la vida. «Hay cosas que antes les daba más importancia y ahora ya no», dice. Pero no fue fácil dejar atrás aquella vivencia. «Ahora hago vida normal y no tengo ningún problema pero al principio, cuando iba a sitios en los que había mucha gente, me daban como ataques de ansiedad. Y al gimnasio no me he apuntado hasta este año porque pienso que lo cogí allí».