El Ayuntamiento de Segovia prevé contratar este mes la redacción de un proyecto de restauración de seis arcos del Acueducto, los primeros desde el desarenador de San Gabriel, en la calle Cañuelos, y de los apoyos en el terreno de las pilas 69 y 70, en este caso en la calle Almira, ya en el entorno de la plaza de Día Sanz.
Se trata de restaurar estos elementos del principal monumento de la ciudad en el conocido como tramo medieval, resultado de una reconstrucción realizada en la época de los Reyes Católicos, a finales del siglo XV. La redacción del proyecto de restauración, que abarcará todos los alzados, incluido el canal y los apoyos de las citadas pilas, estará precedida por una serie de estudios previos que incluirán toma de muestras, ensayos y tratamientos basados en el principio de mínima intervención y afección al bien cultural y que podrán servir para una propuesta más amplia que dé solución a los problemas que registra el conjunto del Acueducto, entre ellos el deterioro de la piedra de granito. Otro estudio contemplado en el contrato es el del control arqueológico de las actuaciones realizadas.
Los trabajos previos están detallados en el programa de estudios elaborado en septiembre del año pasado por el restaurador Carlos Sanz Velasco y la arquitecta Teresa Martín Rodríguez, un documento encargado por el Ayuntamiento con fondos del Ministerio de Cultura, que también financia la redacción del proyecto de restauración, cuyo presupuesto estimado asciende a 94.824 euros (IVA incluido).
Problemas en el apoyo de una de las pilas del Acueducto en la calle Almira. - Foto: Rosa BlancoSoluciones. La propuesta de intervención incluirá un informe final con los resultados obtenidos por los diferentes equipos de investigación participantes en los estudios y las soluciones para atajar los problemas detectados, como las fugas de agua en el canal (incluidas las alabardillas, una especie de tejadillos para que la lluvia no penetre ni resbale por los muros) o la eliminación de todos los materiales aportados en sucesivas intervenciones o formados a posteriori que puedan ser perjudiciales para la conservación del monumento (para lo cual es necesario definir y reconocer analíticamente cuáles son).
También recogerá los tratamientos eficaces de limpieza/desalación de la piedra y las fábricas de mortero, soluciones para los problemas de desagregación, microfisuración y disyunción del granito, para los problemas constructivos generados por la alteración o pérdida de morteros y los vinculados al subsuelo y la pavimentación.
Precisamente, los estudios en las pilas 0 a 6 del Acueducto comenzarán con la caracterización del subsuelo y la pavimentación, asociada a un estudio arqueológico y requerirá un análisis pormenorizado de los sistemas de pavimentación empleados que puedan afectar directamente a la integridad del Acueducto (rasantes y pendientes, naturaleza y composición química de los diferentes niveles de pavimento, grado de impermeabilidad, etc.), así como un estudio de los materiales y alteraciones de las partes del monumento que permanecen hasta el momento por debajo del pavimento, así como de las posibles inestabilidades del sustrato rocoso que puedan estar afectando o puedan afectar en el futuro a este tramo.
Pila nº 4. Morteros diferentes, añadidos en sucesivas restauraciones, que produce degradación estética. - Foto: Carlos Sanz VelascoEn cuanto al estudio de los materiales empleados en esta parte del monumento, permitirá definir los que se podrán emplear en la intervención de restauración para reponer elementos perdidos, además de descubrir si existe relación con los posibles materiales originales.
En este sentido, el centrado en los morteros utilizados en las restauraciones pasadas permitirá identificar compuestos especialmente perjudiciales para la conservación del Acueducto y ayudar a eliminarlos o conservarlos en caso contrario. En cuanto a los morteros utilizados en el canal, los estudios servirán para valorar soluciones y desechar o no restos de diferentes tratamientos que queden en las juntas.
El tratamiento de desalación que se ensaye, para preservar la piedra, debe tener en cuenta la cantidad de sales presentes y su distribución en el interior del material a tratar.
Entre otras caracterizaciones de elementos, como costras y depósitos, se incluye la de materiales aplicados en una restauración realizada en los años 90 del siglo pasado.
Están previstos cuatro ensayos de tratamientos: uno de desalación, aplicando distintos tipos de emplaste, métodos y tiempos; otro de limpieza en el que a priori se prevé emplear microproyección para evitar dejar residuos químicamente activos; un tercero de materiales para relleno, teniendo en cuenta el tipo de mortero a emplear, su adherencia, permeabilidad y fluidez, color, textura, etc., y el cuarto y último de consolidación intragranular para abordar el problema de desagregación y microfisuras.
Problemas de apoyo. Para solucionar los problemas de apoyo de las pilas 69 y 70 se prevé realizar un estudio de los elementos situados por debajo de la cuota del terreno que pueda servir también para evaluar la incidencia del pavimento sobre el que se asienta el Acueducto, tanto en zonas como ésta que ahora quedan a la vista cómo en las partes ocultas por los cambios de nivel.
Entre otros trabajos, en este caso destaca la detección de inestabilidades del sustrato rocoso que puedan estar afectando o afecten en el futuro. Para ello se recogerá información general, se realizará un reconocimiento geotécnico y se determinarán posibles imprevistos no evaluables inicialmente.
En el entorno del Acueducto está previsto levantar una franja de una anchura no superior a 1,5 metros de los sucesivos niveles de pavimentación y relleno hasta llegar al sustrato de cimentación, terreno que posteriormente se repondrá para no distorsionar la percepción del monumento.
El equipo técnico, multidisciplinar, deben integrarlo titulados en grado de Bellas Artes o en Conservación y restauración de bienes culturales (o equivalente), en Arquitectura y en Arqueología.
El fraile que lo restauró en el siglo XV. Los estudios y ensayos que el Ayuntamiento de Segovia quiere realizar en el Acueducto se limitan a una parte del conocido como tramo medieval, concretamente a las restauraciones que se llevaron a cabo en la Alta Edad Media para asegurar el abastecimiento de agua a la ciudad, principalmente la dirigida por el fraile jerónimo Juan de Escobedo entre 1483 y 1489 por encargo de la reina Isabel I de Castilla, 'la Católica'.
Pero hay constancia documental de otros arreglos desde el reinado de Juan II, padre de Isabel, así como durante el de su hermano Enrique IV. El abastecimiento de agua en las ciudades era una de las principales preocupaciones de la época pero el caso de Segovia es excepcional porque había dejado de consumir agua de los ríos cercanos, el Clamores y el Eresma, para abastecerse del agua de la Sierra, de mucha mejor calidad, que llegaba y llega a través de una cacera desde el río Frío para pasar a la entonces conocida como la Puente (el propio Acueducto). El cronista Diego de Colmenares, en su 'Historia de la Insigne Ciudad de Segovia...', detalla, además, una red de conducciones subterráneas, que llega hasta el Alcázar, para abastecer directamente a las fuentes y caños de la ciudad, a monasterios, tintes y casas particulares, lo que se conocía como «mercedes de agua».
También relata la complejidad de la restauración llevada a cabo por el fraile arquitecto y lo bien que administró el prior del Parral, Pedro de Mesa, los 2.344.381 maravedíes que los reyes destinaron a una «obra de mucha dificultad y gasto», siguiendo a Colmenares, quien relata que los andamios «para subir tantos materiales y piedras tan grandes y pesadas habían de ser muy fuertes y aún peligrosos».
En los siguientes siglos hubo reparaciones en distintos puntos del Acueducto y la última de mayor calado en este tramo 'medieval' es de los años 90 del siglo pasado.
Más barato. Sin embargo, el trabajo previo encargado por la Concejalía de Patrimonio y realizado en septiembre de 2023 como propuesta de intervención en las pilas 0 a 6 del monumento, y en el apoyo de las pilas 69 y 70, indica que en las obras de reconstrucción que dirigió fray Juan de Escobedo «se empleó de manera generalizada el sistema constructivo más económico» de la época; es decir, el más barato, optimizando el uso de materiales de fácil disponibilidad en la Segovia de finales del siglo XV.
Como consecuencia, se aprecian en varios puntos «enormes diferencias existentes entre la obra romana y la de época medieval y subsiguientes». Frente a la limpieza constructiva de la primera, que no necesitó de mortero para la estructura, en la segunda se aprecia «un tipo constructivo totalmente distinto, en el que prima la economía de materiales y se emplean todo tipo de recursos (cuñas, rellenos, etc.)». Eso ha generado problemas y patologías, como pérdida de los morteros que cohesionan los sillares, e incluso algunas pilas que tienden a deslizarse hacia el exterior debido a su «deficiente» sistema de construcción.